La campaña política en TikTok empieza tarde para el bipartidismo. Hace cinco días, Feijóo abrió una cuenta en esta red social, seguido a los tres días de Pedro Sánchez. Ambos líderes vuelven a entrar a destiempo en las redes y a no interpretar la idiosincrasia de las mismas.
Todos sus contrincantes les sacan ventaja (incluso de años, en algunos casos). Desde Abascal hasta Yolanda Díaz, pasando por Rufián y Alvise. Los dos últimos son mis favoritos: directos, claros, grandes titulares, hablan a su audiencia, interactúan con la misma y se adaptan a los diferentes formatos. Ambos con buena oratoria y trasladando perfectamente el mensaje en el menor tiempo posible.
No es nueva la preocupación de nuestro Gobierno por el voto de los jóvenes, especialmente desde que las encuestas dan el doble de votos a partidos conservadores entre los españoles de 18 a 24 años.
Hace apenas un par de días se abrió la cuenta de TikTok de la Moncloa. Objetivamente, es una forma de acercar a los jóvenes las instituciones públicas. Ya lo hizo Trump en agosto con la cuenta de la Casa Blanca. Lo que no se termina de entender, en ambos casos, es el uso de fondos públicos para blanquear la imagen del presidente (el que sea) y de Óscar Puente en el caso español.
Si escribes “estrategia de comunicación política TikTok” en ChatGPT, encontrarás un paso a paso básico de primero de propaganda. Describe exactamente el primer (y, de momento, único) vídeo de La Moncloa. Un comienzo pobre para la cantidad de asesores que han tenido que dar el visto bueno. Quizá deberían pedir consejo a Puente para hacerse virales, en eso sí es un gran profesional.
La campaña que se está haciendo a través de las televisiones nos viene a decir que los jóvenes son de derechas porque lo rebelde ahora es eso, que es una moda. El perfil de estos jóvenes, “según expertos” de La Sexta, es el de un segmento de la población con menos educación y cultura; y con un desarrollado interés en seguridad, identidad y familia.
Siempre he pensado que ser de derechas era verdaderamente rebelde antes, cuando todos tus compañeros de universidad eran de izquierdas. Llevar una bandera de España en la mochila siendo estudiante de la Complutense era un deporte de riesgo. Como si eso delatara tu ideología. ¿Quién es el inculto ahora?