Siempre sabio y ocurrente, nuestro refranero tiene un dicho muy conocido "no se puede estar en misa y repicando", se entiende que las campanas. Pues bien, en la recentísima cumbre de la OTAN, celebrada en La Haya, nuestro Pedro Sánchez, haciendo encaje de bolillos, se ha desmarcado de los restantes 31 miembros en la aportación de gastos de defensa, situándose en el 2,1% del PIB, mientras el resto se situaba en el 5% propuesto por el presidente Trump que es, digámoslo claro, quien manda en la organización como primer contribuyente.
Sin embargo, Sánchez sí ha firmado el compromiso colectivo del 5%, si bien en una carta enviada días antes al Sr. Rutte, Secretario de la Alianza, dejaba claro que la aportación española no pasaría del citado 2,1%.
O sea, para entendernos, se firma el compromiso del 5% pero se anticipa que solo se aportará el 2,1%. Esto es, estamos en la misa colectiva y solemne, pero nuestro repicar desde el campanario es diferente y notoriamente inferior. ¿Es esto posible? El citado Rutte ya ha dicho con claridad que "estamos de acuerdo en que estamos en desacuerdo". Tanto es así que Trump, campeón de las bravatas, ya ha soltado que a la admirada España "le haremos pagar el doble". No sabemos cómo ni cuándo, pero la amenaza está ahí.
¿Qué podemos decir los españoles de a pie ante este galimatías que recuerda al que protagonizó Zapatero con el presidente Bush con la retirada unilateral de los soldados españoles de Afganistán?, pues realmente poco, ya que ni el Congreso que nos representa ha resuelto y debatido el complejo y espinoso dilema.
Creo, no obstante, que, como siempre, habrá que esperar acontecimientos que sin duda serán polémicos y me temo que poco gratos pues, sin duda, las contradicciones son evidentes ya que se pactan a la vez dos cosas distintas y la ministra de Defensa, Margarita Robles, jurista acreditada no en balde es magistrada del Tribunal Supremo, recordará aquello que se dice desde el derecho romano que nos guía, "pacta sunt servanda”, los pactos deben ser cumplidos, y el suscrito en La Haya es inapelable. Otra cosa será pedir árnica y que te la concedan como un aplazamiento, etc.…
Sin embargo, hay algo que España puede argumentar y es que a construcciones de defensa se dedican cuantiosas cantidades que figuran como inversión de industria, como son la construcción de los cazas Eurofighter, las fragatas, los helicópteros, el avión de carga A 45, etc.…, y que no se incluyen en los presupuestos de Defensa para evitar la oposición de los grupos de izquierda clásica como Podemos y así se “cuelan” como inversiones de industria. Otro ejemplo de la precaria situación del Gobierno de Sánchez.
Pero, en definitiva, no debemos asustarnos y menos aún desesperarnos, pues ya al Napoleón de entonces, ahora lo es Trump, le paramos los pies, por ejemplo, en los salmantinos Arapiles y en la no menos salmantina Ciudad Rodrigo, con batallas históricas. Ahora las batallas serán incruentas, aunque también traumáticas. Y recordaremos a Hemingway, también norteamericano, en su inolvidable "Por quién doblan las campanas", esperemos que no doblen por nosotros.