El obispo Reig Pla, emérito de la diócesis de Alcalá de Henares, ha pronunciado hace unos días una polémica homilía en la Basílica de la Anunciación de Nuestra Señora del Carmen de Alba de Tormes, en la que cuentan atribuyó la discapacidad de las personas a “una herencia del pecado y del desorden de la naturaleza”. Monseñor, para eso no están los púlpitos. Esa no es la palabra de Dios . Las suyas, son impropias de su ministerio.

Y como contenido de una homilía, absolutamente erráticas y dañinas. Lo sería si fuera proferido por cualquiera, pero expresado por un obispo, causa pena y estupor. Cuando usted se había metido ya en tan proceloso jardín trató de apañarlo y lo remendó añadiendo que las personas con discapacidad “han sido llamadas por Dios”. ¡A buenas horas mangas verdes!

Monseñor, usted no parece muy alineado con el recién desaparecido Papa Francisco. El Santo Padre también estuvo en incapacidad física y usó silla de ruedas en los últimos años de su pontificado. Su vinculación con las personas que poseen algún tipo de discapacidad, física, intelectual o del desarrollo fue ejemplar. Incluso el obispo de Salamanca, juicioso y cabal ha declarado: “No se puede hablar así de nadie”.

El Papa Francisco abanderó una fe inclusiva y consideró que la discapacidad debe tener protagonismo en una Iglesia más accesible y “de todos”. "Entre los más frágiles, entre nosotros, están las personas con discapacidad. Algunos de ellos sufren rechazo, basado en la ignorancia o en los prejuicios, que los convierte en marginados”, declaró el Santo Padre Bergoglio. Para el obispo Reig Pla, los discapacitados son una “herencia del pecado”. ¡Qué fuerte!

El pensamiento del Papa Francisco también apoyó la declaración “Dignitas infinita” del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. ¿Monseñor Reig Pla, está usted en concordancia con la doctrina vaticana? Ilustrísima, el concepto discapacidad ha sido acertadamente matizado y sustituido por “personas con capacidades diferentes”. El propio Pontífice Francisco, en otro de sus mensajes, llamó a las instituciones y la Iglesia a promover "programas de inclusión" para tener en cuenta "los talentos" de las personas con discapacidad. Sus capacidades son sencillamente distintas.

En un encuentro de Francisco, celebrado el 3 de diciembre de 2022 con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, el Santo Padre pidió la “conversión” de la comunidad católica para pasar de usar la inclusión como un “eslogan” y garantizar que las personas con discapacidad sean acogidas, integradas, reconocidas y apoyadas como miembros de pleno derecho de la comunidad.

Asprodes Salamanca, con más de 60 años de impecable trayectoria dedicada a mejorar la calidad de vida de personas con discapacidad intelectual y del desarrollo, ha criticado con toda razón las palabras vertidas en su homilía. Asprodes ha enmendado su homilía y afirma que la discapacidad no es un “castigo moral”.

Cuentan las crónicas de prensa que ha usado casulla y púlpito para meterse más veces en camisa de once varas. Google es más cotilla que el Espasa. Al parecer, en una homilía retransmitida por TVE2 en 2012 relacionó la homosexualidad con la “corrupción moral” y aseguró que algunas personas “acaban encontrando el infierno” en sus vidas.

Monseñor, deje de espantar fieles. Juan XXIII anunció la convocatoria del Concilio Vaticano II para el “aggiornamento” de la Iglesia en 1959. Más parece usted un prelado preconciliar tridentino. ¿Sabe que el Papa León XIV ha pedido ya al Colegio Cardenalicio plena adhesión a los principios de ese Concilio? Ilustrísima, tiene derecho a no encontrarse cómodo en el rumbo de una Iglesia renovadora. Lo tiene fácil, pase al retiro como en la milicia, cuelgue la casulla y baje del púlpito. Ore por los pecadores como yo. No haga daño a la Iglesia.