Balón al suelo y, muy por encima, reconstruyamos los hechos. Sin profundizar mucho, que luego salen ofendiditos de cualquier lado. Hay veces que quien se da por aludido, lo único que consigue es señalarse a sí mismo en un pordiosero alarde de protagonismo. Se quedan con los resquicios, quieren remarcar que una vez estuvieron ahí, que participaron en algo de lo que fueron expulsados, porque no valían o porque no fueron suficientes. Para ser un mentiroso ejemplar lo primero que hay que tener es memoria; luego ya, cara de póquer, constancia y, por supuesto, inexistente vergüenza. Ni propia ni ajena.

La estrategia, hasta ayer, estaba clara. Con Irene Montero al frente de Podemos para las generales, Sánchez ya tiene entretenidos a sus votantes opinando como expertos. Les ha tirado un trozo de carne y, cual hienas, lo están desmenuzando. El resultado es fácil: estocada y volver a congregar el voto. Mónica ya no sabe por dónde le va a venir la puñalada, así que se suma al movimiento y hace un poco más de sangre entre camaradas. Con la izquierda en su bolsillo, seguimos.

Ahora nos vuelve a sacar a Ábalos a la palestra, porque total, ya estaba señalado. Tiene que sacrificar a algún peón propio para entretener a la derecha. Y entre chicas de compañía y fiestas durante el COVID, van pasando los telediarios. Lo que no se esperaba Sánchez era que saliese la vinculación entre su mujer y José Luis con el caso de Air Europa. No se lo esperaba porque no ha lanzado a ningún títere, como hizo con la vicepresidenta, para que se inmole ante los medios. Puede ser también que haya aprendido de la última y ha preferido que no le salpique de nuevo.

Entre una cosa y la otra, la mujer de Sánchez está tramitando la nacionalidad dominicana por la vía de urgencia. Esa mujer que codirigía máster en los que ni siquiera podría ser alumna al no tener un título oficial. Que, por cierto, el cursillo que tiene es de una universidad privada. Apunta a otra, Montero. Además de estar imputada por, de momento, cuatro delitos. Esa señora que no contesta, que se queda callada durante la comisión de investigación… Del hermano del presidente, imputado por tres delitos, y de sus ministros, ya ni hablamos.

¿De verdad nadie va a pedir a nuestro presidente unas palabras? No sé, una explicación, una declaración tonta entre reunión y reunión privada. Tiene que ser difícil ser “la mujer de”. Pero más difícil se lo está poniendo Begoña a Pedro, para que luego digan.