Heidegger y Neruda tuvieron vínculos, respectivamente, con el nazismo y con el estalinismo. Ambos fueron partícipes y cómplices de dos regímenes tan sanguinarios y genocidas como los reseñados. No cabe olvidar esas vomitivas conexiones, pero no sería de justicia que esa trayectoria anulase el reconocimiento a lo que de valioso exista en la respectiva obra filosófica y literaria. El listado de ejemplos sería inacabable, y sería propicio no enarbolar sectarias varas de medir. Qué menos.

Como saben, los tuits escritos hace años por Karla Sofía Gascón la han apartado de sus posibilidades de alzarse con el Oscar. Los mismos que con alborozo la habían convertido en icono por ser transexual, con parejo fervor la arrojan a los abismos al advertir "islamofobia y racismo" en aquellos mensajes del pasado. De mucho sirve que la actriz haya pedido perdón: de mucho sirve, digo, no porque se lo vayan a conceder, sino porque tales disculpas reafirmarán la premisa de que todo está justificado contra ella. Las mentalidades inquisitoriales que la persiguen jamás la van a perdonar, y se verán avaladas en su propósito de borrarla del mapa para siempre.

El ministro Urtasun ha sentenciado que la candidatura de la actriz se ve "empañada" y que los tuits de Sofía Gascón "no representan a la sociedad española". Asombroso descubrimiento del estadista, porque la actriz no es, ni nunca ha pretendido ser, portavoz de los españoles. Pero claro, explicarle estas cosas a Urtasun es labor infructuosa. Recordemos que Urtasun era eurodiputado al producirse el atentado de Hamas del 7 de octubre de 2023. Y cuando el Parlamento europeo se propuso condenar aquella salvajada terrorista de Hamas, Urtasun fue uno de los eurodiputados que se negó a tal condena (conste que aún no había llegado la reacción de Netanyahu, y en consecuencia no se estaba calibrando la proporcionalidad o no de la respuesta israelí). Hay que tener la cabeza muy desbordada de fanatismo para negarse a tal condena; y ya eso debiera darnos pistas sobre qué tipo de persona es Urtasun. 

Siendo ya ministro, mostró su decidido apoyo a la actriz Itziar Ituño, quien de forma pública había reiterado su apoyo a los presos etarras: "(...) creo que nadie debe ser penalizado por sus ideas", concluyó Urtasun. Así pues, afloran los dobles raseros respecto a Sofía Gascón. Dobles raseros que avergüenzan, pero no pueden sorprender, porque de hecho Bildu es socio habitual del Gobierno de Sánchez (la "mayoría progresista", lo han llamado, pisoteando el concepto "progreso" hasta niveles de absoluto sonrojo). 

Por ilustrar de manera breve: la portavoz de Bildu en el Congreso, Aizpurúa, fue condenada por apología del terrorismo; y Otxandiano (candidato de Bildu a lehendakari en las últimas elecciones vascas) era incapaz de reconocer que ETA había sido una banda terrorista, y su apestoso criterio tan solo alcanzaba a decir que fue "un grupo armado" (15-4-2024). Si a los Urtasun de este mundo les preguntásemos por Bildu, nos dirían que no hay inconveniente alguno en pactar con ellos, porque ETA ya dejó de matar y... pelillos a la mar. ¿Con Sofía Gascón no sirve esa perspectiva?

Se le hace un flaco favor a los galardones artísticos si cabe presumir que los premios dependen de posicionamientos políticos, más que del ejercicio profesional. Y se le hace un flaco favor a la reseñada actriz, dando a entender que nunca importó su valía artística (si te apartan de unas condecoraciones por algo ajeno al arte, invitan a pensar que también la nominaron por razones distintas a su faceta artística). Por cierto, y en función de lo argumentado: ¿a Urtasun no se le cancela?