Hemos padecido una sequía extrema a lo largo de este año, que ha situado algunas de las cosechas de los cultivos más importantes que se dan en nuestro país en los peores resultados. Ha sido así con los cereales, con algunas frutas, se prevé mala cosecha de aceituna, etc. Muchos pueblos han tenido que ser abastecidos de agua con cisternas y el nivel de los embalses se ha situado en mínimos históricos.

Cambio climático

De repente llegó la DANA (ahora los desastres tienen nombre propio también), que desencadenó hace escasamente 10 días inundaciones y destrozos en la Comunidad de Madrid, Andalucía y Castilla-La Mancha, provocando la muerte de varias personas.

Hemos visto como muy cerca de nuestro territorio, en Marruecos se ha producido un terrible terremoto que ya arroja más de 5000 victimas entre fallecidos y heridos. Hay cientos de niños huérfanos y personas que se han quedado sin hogar y con familiares desaparecidos.

En Libia, el ciclón Daniel apunta más de 7000 muertos y 9000 desaparecidos y la ciudad de Derna completamente destruida, así como otras ciudades y pueblos seriamente afectados.

Estas son las consecuencias más evidentes y dramáticas del cambio climático. Tenemos datos que acreditan lo que está sucediendo: el incremento de la temperatura del planeta es la prueba más fehaciente de que esto es así.

Todas las Cumbres del Clima que se han venido celebrando hasta la fecha, han intentado llegar a acuerdos en los que los países de todo el mundo se comprometen a reducir las emisiones a la atmósfera, para conseguir frenar la elevación de la temperatura de la tierra.

Se producen debates, se muestran los datos, se saludan los mandatarios de los grandes países y siempre se terminan con la huida de los más grandes de estos Acuerdos: China, India, Rusia nunca se comprometen a nada.

Consumimos más cada día

Hablamos mucho del cambio climático pero la realidad es que no hacemos nada para frenarlo. Si en países desarrollados como España, podemos ver que ni siquiera la recogida de residuos selectiva avanza debidamente, después de muchos años ya en ello, ¿Cómo lo van a hacer en los países subdesarrollados o en vías de desarrollo? Cada vez consumimos más plástico, solo hay que comprobar que pasa cuando vamos a hacer la compra de alimentos, y en todos los envases que han multiplicado el uso del plástico, consumimos más ropa porque es más barata que nunca y la moda viene nueva cada semana…. La velocidad a la que hacemos todo esto es cada vez mayor porque sucede todo más rápido en la sociedad en la que vivimos.

Incluso cuando estos desastres acontecen también pasa más rápido el interés por los mismos. Las noticias se suceden y a la sociedad no le da tiempo a centrarse en lo que ha ocurrido en una catástrofe natural y sobreviene otra, como ha sucedido en Marruecos y seguidamente en Libia.

Silvia Clemente con la presidenta de la Asociación de Mujeres Marroquíes en Castilla y León

Silvia Clemente con la presidenta de la Asociación de Mujeres Marroquíes en Castilla y León

Ayudar al prójimo

En estas situaciones movilizar la solidaridad de la sociedad es fundamental. Marruecos va a necesitar mucha ayuda y la va a precisar durante meses para poder recuperarse de lo sucedido. Es necesario coordinar la colaboración ciudadana para que llegue todo lo que podemos ofrecerles en estos momentos tan complicados para este pueblo. Quiero traer aquí algunos mensajes que se han trasmitido a través de las redes sociales, afeando el desarrollo de la solidaridad basándolo en el hecho de que el rey de Marruecos tiene una gran fortuna, y que esto debería de ser un freno para ayudar al pueblo marroquí. Sinceramente creo que esto es una falacia. Es la primera vez que veo como se invoca la fortuna de alguien para que sea la encargada de dar respuesta a las necesidades de una población, y que además se use como argumento para impedir la ayuda de los demás, de todos aquellos que pueden prestarla y contribuir con su aportación a mejorar la precaria situación que se produce tras una tragedia natural.

Comunidad relevante en España

No puedo entender como se puede desincentivar o desmotivar la ayuda al prójimo que en estas situaciones es fundamental, basándose en que tiene que hacerlo otro, sea este un rey, una empresa o cualquier otra entidad.

El pueblo marroquí es ante todo un pueblo vecino, es la comunidad de inmigrantes más importante que tiene España, con casi 800.000 personas que viven entre nosotros y trabajan aquí.

Tenemos una obligación moral de ayudarles. Los españoles somos un pueblo solidario y una tierra de acogida. A lo largo de nuestra larga historia hemos recibido en nuestro territorio a gentes de todos los lugares y nos hemos distinguido siempre por nuestra hospitalidad. Creo que ahora es el momento de ayudar al pueblo marroquí y no caben excusas.

Nos necesitan para recuperar sus casas, para que los colegios vuelvan a funcionar y los niños sigan aprendiendo, para curar sus heridas. Nuestra posición geográfica de proximidad es determinante para llegar con nuestra ayuda y si ellos se recuperan y están bien, nosotros estaremos también mejor.