Como casi seis millones de personas el pasado lunes vi el debate entre Sánchez y Feijóo. Por cierto, el menos visto de todos los debates entre candidatos a la presidencia del Gobierno desde 1993. Vaya por delante que creo que la inmensa mayoría de la gente tiene decidido su voto antes de la campaña electoral.

Después de cuatro años de legislatura los ciudadanos han ido forjando su pensamiento y su parecer sobre los partidos políticos, y en muchas ocasiones también sobre las personas que los lideran y que aparecen al frente de las instituciones cuando gobiernan.

Hay determinadas acciones y acontecimientos que hacen mella en cada uno de nosotros a la hora de decidir a quién votar. Ahora bien, podemos distinguir diferentes tipos de votantes que yo clasificaría de la siguiente forma: El voto cautivo que es el de todas aquellas personas que tienen adhesión vitalicia a un partido político, bien sea por tradición familiar, por apego, por querencia, y han decidido que no van a cambiar en toda la vida hagan lo que hagan las personas que dirigen ese partido, incluso cuando gobiernan las instituciones.

Hay otro tipo de votantes que deciden su voto en función de la valoración y del juicio que hacen de la gestión que realiza un partido político cuando gobierna las instituciones.

Hay un tercer grupo que es la minoría de los votantes que deciden su voto durante la campaña electoral e incluso el día de las elecciones.

Debate de anécdotas y pasado

El debate que vimos el otro día es uno de los tantos mensajes de la campaña electoral. Por lo tanto, soy de las que piensan que no es tan relevante. Y dicho esto, la verdad, es que el debate no me pareció nada interesante. Estuvo cargado de referencias anecdóticas en los distintos bloques que se trataron. Fue como intentar conseguir el mejor zasca en cada uno de los asuntos que se trataron.

Cuando se habló de la situación económica, para cualquier profano en la materia podía parecer que ambos tenían razón, tanto cuando Sánchez aseguró la mejoría de la inflación como cuando Feijóo señalaba los malos indicadores económicos que presenta España. En realidad, solo puedes saber quién no está diciendo la verdad si tienes conocimiento previo de los datos económicos en los que se ha movido nuestro país. España ha estado situada entre los países con peores indicadores económicos durante la pandemia y después de ella por la nefasta gestión que se hizo durante casi los dos años que la situación se alargó. Algunos parece que tienen muy mala memoria y eso que son hechos recientes. Me reafirmo en que esta mala gestión fue el resultado de nuestra organización territorial basada en las Comunidades Autónomas. Nadie coordinó nada.

Cuando se habló de política social e igualdad, creo que ya no hace falta explicarle a nadie lo que ha supuesto la aprobación de la Ley del “si es sí”. El mayor ataque a la mujer que en democracia se ha cometido por la soberbia de una señora: Irene Montero y la complacencia de un presidente del Gobierno.

Si bien es cierto que tampoco entendí porque Feijóo no expuso con contundencia que condenaba la violencia machista, cuando las estadísticas avalan plenamente que son las mujeres las que sufren los ataques de los hombres y son agredidas e incluso asesinadas. Queda mucho por hacer para resolver este problema. Hay demasiados discursos y poca acción desde mi punto de vista.

Democracia madura

En el bloque de pactos y gobernabilidad, creo que la propuesta de Feijóo comprometiéndose, (incluso con la firma del documento que lo avalaba en directo), a abstenerse en el caso de que Sánchez fuera el más votado, me pareció magistral. Esta es la evolución de la democracia que nuestro país necesita: Que el partido mayoritario asuma la responsabilidad de dejar gobernar al otro mayoritario que obtenga más votos. Esta es la forma de sacar a los nacionalistas del gobierno e impedir que chantajeen permanentemente al Gobierno de turno para enriquecer sus territorios a costa de empobrecer otros. Esto es lo que vienen practicando los nacionalistas catalanes y vascos en nuestro país desde 1978. Sánchez a esta propuesta solo supo contestar a Feijóo que le preguntara al señor Vara. Para empezar seguro que muchos españoles no sabían a que se refería, y para seguir porque el tema tenía la suficiente enjundia como para que Sánchez hubiera dado una respuesta seria. Entiendo que debería de haber aceptado la propuesta de Feijóo. ¿Por qué no abstenerse desde el PSOE si fuera Feijóo el más votado? Si tanto le preocupa a Sánchez la entrada de VOX en el gobierno esta es la forma de impedirlo.

Fue una prueba más de soberbia y de exceso de EGO. Simplemente por no querer aceptar nada que viniera de Feijóo, fuera lo que fuera.

Revitalizar el medio rural

Cuando se trató el bloque internacional y políticas de Estado tampoco hubo grandes propuestas. Eché de menos que en este bloque no se hablara de cómo combatir la despoblación y apoyar el desarrollo del medio rural. Se trata del 85% del territorio, en el que existen problemas serios y graves derivados de la falta de gente joven y del envejecimiento. No se acordaron. Parece que nadie en sus equipos de asesores está preocupado por esto.

En definitiva, un debate repleto de anécdotas y del “y tu más”, en el que faltó altura de miras, compromisos que permitan a los españoles visualizar qué partido le da la respuesta que espera para aquello que le preocupa, las cuestiones que afectan a su día a día y que necesitan una respuesta pública: La educación de sus hijos, la atención sanitaria, los servicios para la atención de un familiar con discapacidad o enfermedad mental, mi pueblo que se está muriendo y ni siquiera recibo los servicios que necesito….

De todo esto no se habló en el debate, pero tampoco se está hablando en la campaña electoral.

Insisto, los ciudadanos mayoritariamente ya tenían su voto decidido antes y los que lo decidan en estos días lo tendrán que hacer consultando con las estrellas que en este tiempo de verano se ven estupendamente y preguntando al sol que también está muy presente.