Antonio Gala, el gran escritor, acaba de cumplir 92 años y, con tal motivo, me han venido a la memoria mis recuerdos con tan insigne dramaturgo y articulista, cuando en los años setenta y en concreto en el setenta y cinco, al morir Franco, tuve que defenderle como abogado de sábado Gráfico que era, por un artículo en el que, refiriéndose a la muerte del dictador, escribió "muerto el perro se acabó la rabia". Aquello, por el Fiscal de entonces, se consideró injurioso y fue llamado a declarar judicialmente. Yo lo asistí y la cosa quedó en nada, como era de esperar, no sin antes trámites engorrosos y molestos.

En fin, un episodio de la España post franquista sin ya Franco vivo, pero todavía de memoria intocable. ¿Lo es todavía hoy para algunos?

Asimismo, el día 29 de septiembre, se entregó por el presidente de la Junta de Castilla y León, el premio Tauromaquia a El Bolsín Taurino Mirobrigense de Ciudad Rodrigo, y en mis palabras de agradecimiento como patriarca de la Institución, evocando los orígenes de la misma en los años cincuenta y sesenta, hablé de aquellos aspirantes a toreros, los conocidos 'maletillas' o 'capas', que andaban por aquellos caminos de Dios con el hatillo al hombro falto de recursos y hambrientos en todos los órdenes y, sobre todo, de oportunidades para torear como fuera.

Ahora vienen bien preparados por las Escuelas Taurinas a las que pertenecen y con todos los medios necesarios. Yo añadí en mis palabras que no es El Bolsín el que ha cambiado, sino España.

Nuestra sociedad tiene efectivamente otros problemas, pero ya no son aquellos a los que me he referido y que evidencian que tantas cosas han cambiado. Se supone que para mejor y que nuestra intransigencia es por otros motivos y que las necesidades son otras muy distintas.

No obstante, como dijo Bertrand Russell en el prólogo de su autobiografía, 'Deseo ardientemente aliviar el mal, pero no puedo, y yo también sufro'. Y, es más, nuestro Antonio Machado también lo versificó en su 'Españolito'.

Ya hay un español que quiere

vivir y a vivir empieza,

entre una España que muere

y otra España que bosteza.

Españolito que vienes

al mundo te guarde Dios.

Una de las dos Españas

ha de helarte el corazón.

Y es que, a pesar de tantos avances tecnológicos, las penalidades siguen existiendo y sigue habiendo dos Españas, aunque se hayan superado muchas barreras entre nuestras gentes.

Ahora se pagan impuestos que antiguamente no existían y que plantean tremendas controversias entre nuestros dirigentes políticos. Y, naturalmente, se habla de nuevo de ricos y pobres, resucitando, otra vez, las diversas clases sociales. Pero ya no es igual. Fernando Savater lo ha reflejado con claridad hace unos días diciendo que llamar "fascismo a lo que sale de las urnas legalmente utilizadas parece un poco exagerado, ¿no? El fascismo consiste en romper las urnas no en respetarlas. Fascistas son los que salen a la calle a manifestarse cuando salen elegidos quienes no les gustan… resulta que en el Gobierno de España hemos tenido y tenemos ministros de ideología comunista, es decir, tan totalitaria como la otra y el país sigue adelante peor que mejor… además allí (refiriéndose a Italia) no tienen aún medidas fachas en activo, como la exclusión del español en la enseñanza ni entusiastas del terrorismo sentados en el Parlamento chantajeando al Gobierno. ¿Europa en vilo por el fascismo? Ya será menos".

O sea, quien nos lo iba a decir, que convivan la extrema derecha con la extrema izquierda en nuestro Congreso y, naturalmente, en nuestro país, sin que haya violencia ni tiros en la nuca. ¿No es esta otra España?