Óscar Puente lo había anunciado antes del verano y lo ha ratificado en sus comparecencias para evaluar ante los medios el éxito de las fiestas de este año, a las que se ha referido como "las mejores y las más caras". Y desde luego, en lo de las fiestas más caras no ha mentido, pues nunca se gastaron 1.300.000€ en estos festejos. En todo lo demás su evaluación es discutible, pues dice que son las mejores que él ha vivido, olvidándose de yates y Mercedes de alta gama…

Afirma que así se lo han hecho saber por la calle gentes de todas las clases, edad y condición, algo que merece la misma credibilidad de la afirmación de la ministra de Justicia que asegura que cuando viaja en el metro o en el autobús, los usuarios van hablando de la no renovación del CGPJ, y no de la cesta de la compra, el aumento de los impuestos, el precio de los combustibles o la factura de la luz.

Y es que estos supuestos líderes (?) socialistas están cortados por el mismo patrón: Pedro Sánchez presume de haber hecho la mejor gestión de la pandemia, cuando España es el único país europeo que no ha recuperado el nivel económico previo a la pandemia, mientras el alcalde de Vigo presume de que la iluminación navideña de su ciudad es la mejor del mundo mundial y reta nada menos que al alcalde de Nueva York, olvidando aquello del ahorro energético, y nuestro ínclito alcalde afirmando que las fiestas de Valladolid han sido las mejores de España. (por cierto todavía hay capitales de provincia que no las han celebrado).

Y la realidad es que en lo único que dice la verdad es cuando presume de que han sido las más caras, pero si las analizamos de forma objetiva, han sido más de lo mismo, con tres días más de fuegos artificiales. Sin duda ese era su deseo, pero un poco de modestia no le vendría más. Yo también presumía de la calidad de las Ferias y Fiestas cuando presidía el Ayuntamiento, pero siempre añadía "si exceptuamos algunas fiestas que tienen una singularidad propia, como la feria de Sevilla, los Sanfermines de Pamplona o las Fallas de Valencia".

El alcalde ha hecho un balance muy positivo de la afluencia ciudadana a los conciertos de la Plaza Mayor que estima en 240.000 personas, llegando incluso a estimar entre 11.000 y 12.000 el número de los que querían haber asistido y no pudieron hacerlo. ¿Quién y cómo los contó? En todo caso, más o menos, los de siempre. Y por cierto no ha sido el de Derulo el primer concierto en el que los que querían sitio preferente y no eran Vips durmieron al pie del escenario. Presume de que Derulo es el cantante más importante que ha venido a Valladolid de la mano del Ayuntamiento pues para él Michael Jackson y Bruce Springsteen eran dos concursantes de La Voz, como la hija del alcalde, que por cierto lo hizo muy bien. Pero como no los trajo él… Lo que realmente parece indecente, con la situación económica que se vive en España, en Valladolid y en el propio Ayuntamiento. No voy a hacer demagogia diciendo lo que se podría haber hecho con los 340.000€ que nos ha costado el capricho del alcalde… pero cualquiera puede imaginarlo.

Otra novedad es la situación de los "puntos violetas", (¿no os parece sospechoso el color elegido?) para atender a supuestas mujeres agredidas, y la ampliación en unos cuantos metros cuadrados de la carpa de la feria de gastronomía de las Casas Regionales. Ni una sola referencia a la Feria de Día, antaño santo y seña de las ferias vallisoletanas y este año en franca decadencia.

Y finaliza su comparecencia resumiendo en cuatro razones a qué se ha debido el éxito de sus ferias:

En primer lugar, el comportamiento de la ciudadanía, algo es cierto, pero que no es novedad de este año sino que es lo habitual, salvo casos aislados.

La segunda razón ha sido la climatología, cierto, pero no se debe a la suerte sino a que más de 20 años un alcalde propuso al Pleno cambiar las fechas de las fiestas que pasaron de ser "de San Mateo" a ser de "la Virgen de San Lorenzo", patrona de la ciudad. Una verdad a medias con tal de no reconocer méritos ajenos.

La tercera razón, "el comportamiento cívico de la ciudadanía" es reiterativo del citado en primer lugar. Ciertamente Valladolid es una ciudad segura, pero las estadísticas demuestran que antes lo era bastante más.

Y el cuarto elemento es el acierto de la programación, claro que reconociendo que han sido las más caras de la historia, y esto último sí que es cierto, lo tenía fácil, disparando con pólvora del rey. Pero más o menos como siempre.

Y remata la faena reconociendo el trabajo de la policía municipal, protección civil, servicio de limpieza, parques y jardines, bomberos y hasta un dron. Vamos como todos los años, pero con dron. Felicita a la concejala de cultura, (en mi opinión lo mejor de su equipo), aunque en el Ayuntamiento todo el mundo sabe que en el tema de los conciertos las decisiones las toma personalmente y a su gusto el alcalde, y su concejala, como todo hijo de vecino se entera en las ruedas de prensa, y felicita, felicitación que comparto, a Carlos Heredero, uno de los mejores trabajadores del equipo de cultura.

Por supuesto, ninguna referencia a la feria taurina, a la que no se atreve a ir a pesar de ser aficionado, y ello es normal después de cargarse el Trofeo Taurino San Pedro Regalado, (el segundo en antigüedad de toda España), cerrar el Museo Taurino, retirar el Título de Ciudad Taurina a Valladolid y suprimir la subvención a la mini feria de San Pedro Regalado. Ah! Y hasta retirar el camión que regaba el albero desde tiempo inmemorial.

Vamos que, además de las más caras, ha sido más de lo mismo, y en relación con el mundo taurino, nada de nada. Menos mal que antes del próximo septiembre se celebrarán las elecciones municipales y los ciudadanos podrán elegir si quieren seguir igual o prefieren cambiar. Esperemos que los partidos políticos, empezando por el mío, espabilen a la hora de elegir candidatos y confeccionar las listas y los programas, pero de esto hablaremos la semana que viene.

Mientras tanto el alcalde encantado con las peñas que este año le han rendido un homenaje convocando a la gente para batir el récord de ciudadanos pelando plátanos, en lo que a la vista de las fotos él es un artista, y así, mientras pela el plátano está pensando cuando dejará de prevaricar y obligará a los ciclistas a respetar las normas de tráfico.