La cocina se des construye, la política se auto destruye se atan con los cordones otras cosas en vez de utilizarlos para lo adecuado, lo correcto, lo idóneo y, así van, con los zapatos sueltos dando traspiés, inseguros en su caminar.

Si algo tengo ¡muy claro! como liberal es qué concepto tengo de la democracia, las herramientas supremas y necesarias para su solvencia y funcionamiento: respeto por la ley (no está prohibido lo que no está escrito) el voto libre y responsable, el derecho a ser elegido sin menoscabo e impedimento, el respeto a los resultados, el Parlamento y como eje central y, sobre todo dinamizador, el discurso, la palabra;  y es que la palabra siempre fue un elemento que fijaba poder y creaba obligaciones. Decía la recientemente fallecida Doña Amelia Castresana Profesora de Derecho Romano en la Usal en su libro Actos de palabra y Derecho.  “El acto de hablar es equivalente al hacer, siempre que se respeten las formas sagradas de la palabra”

El formalismo es pues, importante. Sustituyamos formas sagradas por respeto a la Ley.

Algunos confunden parlamentar con dialogar y aunque el fin es el mismo” llegar a puntos acordes” el primero se produce de forma expositiva guardando fielmente los tiempos y en el sitio adecuado el Parlamento.

El diálogo, por el contrario, es más cercano, más fluido y directo; se suele partir desde una base más o menos equidistante, un posicionamiento mínimo en común y es un acto en el que todos participan para conseguir un fin concreto que también es ansiado por ambos.

En el parlamentarismo el fin concreto llega cuando un parlamentario puede ejecutar su labor, su derecho a hablar, a exponer su discurso en el hemiciclo. A ser, en definitiva, lo que es, un representante legítimo sin que nadie, absolutamente nadie, pueda alterar, entorpecer o limitar.

Lo que la izquierda llama cordón sanitario (maldita sea la gracia que lo denominen así en alusión a tan memorable trabajo, el de los sanitarios de verdad, los que salvan vidas) es otro de esos planteamientos que tienen a bien denominar como democráticos al mismo tiempo que reniegan con sus actos de la misma democracia.

Democracia! Manida palabra para algunos, como marca uno de los mandamientos el uso en vano del nombre de Dios es un pecado; como lo es también, un agravio, el uso en vano de la palabra democracia.

La incongruencia personificada.

Y es que no es la primera, ni seguro, dado el historial liberticida de la izquierda, será la última. Porque, seamos claros, ejemplos hay y, bastantes…

La Ley de defensa de la república del año 1931 (no fue la única ley que limitaba derechos creada en aquella época) otro ejemplo la ley de vagos y maleantes aprobada por una mayoría de izquierdas sobre el texto de Jiménez de Asua jurista socialista, también era ésta, un instrumento excepcional que limitaba o coartaba derechos.

La Ley de defensa de la república del año 1931, como elemento excepcional limitaba derechos constitucionales, así lo exponía Fernández Segado: “las garantías de los derechos constitucionales quedaban reducidas a la nada como consecuencia de la extensión de vigencia de dicha norma extraordinaria” Al final fue aprobada por toda la izquierda como parte del gobierno de Azaña.

Este tipo de normas excepcionales, como lo son, a mi entender, los mal llamados “cordones sanitarios” son peligrosas por que limitan el ejercicio democrático de representación y opinión, son un instrumento de excepción al margen de los tribunales de justicia y por tanto deberían ser prohibidos.

A mi modo de ver, da igual que la constitución se refiera a esos instrumentos excepcionales como tribunales, al fin y acabo que un grupo de partidos políticos aliados o en compañía de otros y con un fin como es violentar principios y derechos básicos -importantes en cualquier democracia- se posicionan de facto como un tribunal de excepción, por el fin perseguido, la justificación, el modo y sobre todo por las consecuencias.

O acaso no buscan el mismo objetivo tergiversar, pervertir, limitar el ejercicio de derechos y obligaciones de figuras políticas elegidas legítimamente acallar al que disiente al que tiene un argumento mejor recibido por la sociedad; analizado el tema sí todos aquellos partidos que promueven los mal llamados cordones sanitarios actúan como tribunales de excepción al margen del imperio de la Ley.  Son éstos y, no otros, el peligro para la democracia.

Y para reforzar mi posición el Tribunal Constitucional ha anulado el “cordón sanitario” que la mesa del parlamento vasco impuso a la única diputada de Vox en esa comunidad.

Y bien, ahora es VOX al que se le trata de arrinconar con el descalificativo de facha, pero es que no hace mucho, ese descalificativo lo dirigían los mismo contra Ciudadanos, y contra el Partido Popular; pero mientras, esos mismos que señalan, que acorralan, que tratan de amedrentar llegan a acuerdos con aquellos que no teniendo las manos manchadas de sangra de las víctimas de ETA han sido elegidos por votos emitidos con manos sanguinolentas.

Son esos mismos que no condenan la violencia de ETA y no obligan a ETA a aclarar los más de 300 delitos que aún hay pendientes más bien a la contra festejan a esos terroristas en paseos donde son  recibidos con honores y el Gobierno……

Sí, son esos a los que, con la hipocresía más insultante para la inteligencia de los españoles, el PSOE se ha arrimado, esos que recogen las nueces que otros hicieron caer y a los que ayuda cascando las nueces que otros hicieron caer del nogal, tiene que recoger su fruto también.