Cuando la guerra de los Balcanes, Europa esperó hasta que el hedor de la carnicería humana de Milosevic llegó a Bruselas. Ese divide y vencerás que acabó con una Yugoslavia enterrada en fosas comunes de las que nadie habla ya. Fosas de antes de ayer.

Europa entonces demostró que se fumaba su moral con el papel de los periódicos en los que leía las atrocidades de 'Slobo'. Más de 250.000 civiles asesinados en Bosnia. Suele ocurrir que quien comienza las guerras entiende por negociación dejar de matar si se aceptan sus condiciones. 

En el momento en que hemos creído que eso era pactar la paz, perdimos para siempre la guerra. Porque cuando las ganamos en aquella época en blanco y negro, fue siempre ya demasiado tarde. Europa destruida. Niños convertidos a la fuerza en adultos. Jóvenes condenados a la miseria y borrachos de odio y tristeza. Viejos que saben que no vivirán lo suficiente para volver a la vida de antes. 

Putin resucita el telón de acero mientras Ucrania resiste la invasión rusa. Porque son los mismos que cuando la invasión de Hungría. Los mismos que entraron con los tanques nazis en media Europa. Es la misma historia pero con otros sentados en la mesa en la que se decide si van a arruinarte la vida. 

Cuando cayó el Muro de Berlín lo vimos por la televisión. Por entonces, los de mi edad no entendíamos nada más que lo que veíamos, que con eso muchas veces es más que suficiente. Te evita la tortura de aguantar la cobardía que se esconde tras la excusa del debate eterno, cuando la eternidad es un segundo de ese debate mientras una madre corre con un niño en brazos huyendo de las bombas. 

Se escapaba tanta gente de la República Democrática Alemana hacia la República Federal Alemana, que los comunistas decidieron levantar un muro en 1961. La libertad huía día a día buscando dónde cumplirse. Lo que quedaba de romántico de aquellos que dieron su vida por acabar con Hitler y liberaron Auschwitz, comenzó a ponerse en entredicho cuando el mundo comprobó la otra cara del totalitarismo.

Con lo de Ucrania, resulta llamativo cómo la propaganda de entonces es la misma que la de ahora. Antes a través de los propios soldados, de los libros, el cine y el NODO; y ahora con Sputnik, RT y los demás. La duda metódica siempre favorece a quien no la practica.

Los que entienden algo de esto dicen que la Guerra podría durar más de lo previsto. Como si debiéramos conformarnos con un solo día.

Si Ucrania resiste el suficiente tiempo como para que el pueblo ruso se vuelva contra Putin, quizá veamos otra Primavera de Praga pero con victoria del otro lado.

Mientras, sembrar pobreza es otra manera de hacer la guerra un poco. China, que le pisa los talones a EEUU como potencia económica mundial, observa cómodamente el conflicto mientras analiza las caídas de los PIB del bloque occidental. Hay más libertad en Portugal que en China, aunque los fados vendan menos que el todo a cien. Que el dinero va a ser verdad que no lo es todo, ya ven.

Porque la globalización también era esto. Cambiar los muros de ladrillo por los grilletes de la dependencia económica. Y así, Europa camina hacia una nueva recesión en medio de la peor de sus crisis de identidad. Y los estómagos con hambre se llenan antes por miedo con el populismo que con esfuerzo. Y así se somete la voluntad de las naciones libres. Hasta que, de la nada, aparece un líder que le recuerda a los ciudadanos que en otro tiempo fueron libres. Y ese día, comienza de nuevo una guerra.