13 de febrero día de duelos y de quebrantos, el chorizo y los huevos revueltos en una urna como elementos totémicos de la machada que ayer se dio el Presidente de la Junta de Castilla y Leon.

Me es indiferente quien ha puesto más o puesto menos para llegar a ello pero la cazuela es Castilla y Leon y sus habitantes, y de cómo salga este revuelto, podemos tener un quebranto o dos, el de los castellanos y leoneses el de Mañueco o el de los dos.

No sé si algunos que juegan a elecciones se darán cuenta que estamos aún a la espera de que el bicho se arranque de nuevo con más fuerza y es de una profunda irresponsabilidad jugar a la ruleta rusa con él cuando aún tiene el dedo sobre el gatillo.

Poco a poco se le fue quitando balas con las que fulminaba la forma de vivir de los que “pululan” en estas tierras. Poco a poco empezamos a ver algo de luz a respirar un poco más allá de una mascarilla, poco a poco el trabajo de los profesionales sanitarios de gran estima para mí  y la actitud de la gente lo puso en vereda, más lejos, pero la decisión legitima sí, pero interesada también,  de la disolución y convocatoria electoral que ha realizado Mañueco no es el mejor de los remedios, ni siquiera para su Covid particular el que se ha instalado en el PP y que puede agravarse mucho más.

Con la experiencia que tenía la Consejería de Sanidad en el tratamiento del tema, su estrategia más o menos acertada; ya dije que en algunos aspectos cargados de cierta tecnocracia poco a poco daba sus frutos.

Hoy con la remodelación del gobierno que ha efectuado Mañueco se ha impuesto un periodo de inseguridad. Ya veremos cómo queda el asunto.

Pero, esta convocatoria a destiempo no es la mejor medicina, y la vana excusa de que había señales de una moción inminente no se lo cree nadie salvo él mismo y esto es así porque ya pasó por una moción de censura -no hace mucho- la que le presentó el PSOE en marzo del 2021 y que le sirvió para posicionarse un poco más cerca de la hoguera baja que Ayuso había prendido en Génova. ¡Cómo se arrimaban todos!

¡Por cierto! moción de censura que superó con el apoyo de los que hoy ha traicionado.

Pero en febrero hace frío aún y ese es un mes de estar a buen abrigo.

Por lo que me toca ya lo dije en otros artículos.

¡No, no fue un buen acuerdo de gobierno!

Si alguien quiere el poder tiene que costarle el hígado, que ya se le regenerará.

Mañueco en aquel tiempo necesitaba del poder mucho más que hoy y hoy los socios de gobierno de esta moribunda legislatura se quedan sin nada que ofrecer salvo buenos recuerdos a sus nietos.

Y créanme, no soy el más indicado para criticar ese acuerdo con el flamante Centro de Salud recientemente inaugurado en Calzada de Valdunciel que si es por el Partido Popular por Mañueco y por el Alcalde Román Hernández  aún estaríamos esperando. Pero en ese acuerdo debería estar también otros como el del Zurgén, el de Doñinos y algun otro alrededor de Salamanca y que son más que necesarios por el alto número de cartillas que se residencian.

Es que en política y, sobre todo,  cuando se tiene posibilidad de gobernar hay que hacerla  pensando en un “de todo un poco” al fin y al cabo gobernar es eso: pensar en gobernar para todos porque si algo es cierto gobernar no es contentar a todos ni a unos pocos a costa de otros.

Y creo que esa visión ha faltado.

“Los higadillos” el PP se marcha de este envite con sus asaduras intactas que daba para mucho más.

Una pena.