Rubén Jiménez Alonso, pastor en Carpio

Rubén Jiménez Alonso, pastor en Carpio Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

El campo

Rubén (42), pastor por vocación desde los 17 años en un pueblo de Valladolid: "Vivo de esto y muy cómodamente"

El profesional ganadero cuenta con una explotación en la provincia pucelana con 3.500 ovejas, 30 cabras y 100 vacas.

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Rubén Jiménez Alonso (42 años) es un hombre que ama su profesión. Es pastor desde los 17 años siguiendo los pasos de su padre y abuelo y cuenta con una explotación en la localidad vallisoletana de Carpio con 3.500 ovejas, 30 cabras y 100 vacas.

Él se encarga de todo con la ayuda de dos trabajadores más. Hace el papeleo, saca a sus animales a pastar y defiende la carne de calidad y las explotaciones de extensivo, esas que tan mal lo están pasando por la subida de precios que los lleva, incluso, a cerrar.

A Rubén, de momento, las cosas le van bien. “Vivo de esto y muy cómodamente”, asegura en declaraciones a este periódico y su idea pasa por jubilarse como pastor y encontrar relevo en su hijo.

Charlamos con él para conocer más al detalle su historia en esta entrevista.

Sus primeros pasos

“Me considero una persona normal. Un trabajador que saca adelante su trabajo cada día y que me dedico, en cuerpo y alma, a mi familia para que no les falte de nada. Estoy casado y tengo dos hijos de 15 y cuatro años y una hija de once”, asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Rubén Jiménez Alonso.

Nuestro entrevistado tiene 42 años. Nació en Palencia, por circunstancias de la vida, aunque lleva, prácticamente, toda la vida viviendo en Carpio (Valladolid). Es amante de la cocina, de los viajes, de los animales y de la gastronomía y tiene la ESO.

“Nací en Palencia porque tanto mi padre como mis abuelos eran pastores trashumantes. A mi padre le pilló en el norte, en Palencia y nací allí de chiripa después de que conociera a mi madre”, añade nuestro protagonista.

Después de todas esas vueltas, entre los 17 y los 22 años, acompañó a su padre ya por los distintos destinos y conociendo el oficio de pastor. Ya con 22 años, Rubén se quedó en Carpio.

“Cuando era pequeño no tenía claro lo que quería ser de mayor. Los estudios me fueron bien, pero a mí me gustaba el oficio de pastor. Nadie se esperaba que me quedara aquí a seguir con el oficio, pero aquí seguimos”, añade Rubén.

Un pastor en Carpio

Llevo desde los 17 años como pastor. Con 22 me independicé con mi mujer con la que acabé casándome hace poco tiempo. Llevo la explotación desde los 22 años en el mismo Carpio”, explica el pastor.

Rubén Jiménez con sus ovejas en Carpio

Rubén Jiménez con sus ovejas en Carpio Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Nos confiesa que “hace de todo” en su explotación y dentro de la Ganadería Gimar de Carpio. Desde los papeleos, que son muchos, hasta atender los partos de sus animales y soltar a las ovejas. Todo con la ayuda de dos trabajadores más.

“Vivo de esto y muy cómodamente. Cuento con un total de 3.500 ovejas, 30 cabras y 100 vacas. En mi caso, sí que se puede vivir de la ganadería. La subida del precio de la carne en los últimos tiempos hace que ganemos más”, explica nuestro entrevistado.

Sobre si la profesión de pastor está en peligro, el profesional asegura que “en las explotaciones de extensivo sí”, como la suya. “Yo saco a las ovejas a pastar, comen poco pienso. Pero esto se acaba. Todo va orientado a las granjas intensivas en la actualidad”, añade.

De momento, él aguanta y, por lo que nos cuenta, por muchos años más. O eso pretende.

Las ovejas de Rubén saliendo a pastar

Las ovejas de Rubén saliendo a pastar Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Falta de relevo por parte de los jóvenes

La gente joven ya no quiere ser pastor. Quiere dedicarse a otros oficios que les den más tiempo libre porque esto es muy esclavo. Es por vocación, como la que tengo yo. Si no, no puedes ni arrimarte al oficio de pastoreo”, confiesa.

Sobre esto, Rubén respeta enormemente las decisiones de estos jóvenes, aunque añade que si, en un futuro, queremos “comer carne de calidad, siempre va a haber alguien que se tenga que dedicar al mundo de la ganadería”.

Si la pequeña explotación desaparece y las grandes industrias toman el mando todo va a ser de peor calidad. Hay que defender la labor de profesiones como la de pastor para que esto no pase”, explica.

Ante la crisis del sector ganadero que se vive en toda España en general y en Castilla y León en particular con el cierre de explotaciones, nuestro entrevistado apunta que la suya “no está en peligro, por suerte.

“Aguantaré hasta que me jubile y después mi hijo quiere continuar con la labor. Más que un oficio, esto es una forma de vida. Voy a intentar seguir como estoy y si se puede mejorar, perfecto. Todo para fomentar el consumo de la mejor carne y la ganadería en extensivo”, finaliza.