'Sálvame' (telecinco.es)

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Televisión

Antonio Montero afirma que ya no se pega a los "pobres gais" por la calle

El colaborador incendió el programa con ésta y otras lindezas sobre la aceptación de la homosexualidad en nuestro país

23 junio, 2020 12:41

Ayer, en Sálvame, el tema de la comentadísima salida del armario de Pablo Alborán volvió a salir a la palestra. A raíz de este debate, el colaborador Antonio Monterio incendiaba el programa asegurando que la homosexualidad ya está completamente aceptada en nuestro país, entre otras lindezas como que "me sorprende que haya tanto homosexual, no pensaba que fuera algo tan habitual".

Como si de un ecosistema paralelo a la realidad se tratara, Montero llegaba a asegurar que “en la televisión hay un porcentaje de homosexuales que no se corresponde con la sociedad, creo yo", lo que provocaba la estupefacción de Lydia Lozano. 

Pero la cosa no quedaba ahí. Enfrente se encontró a Miguel Frigenti, que no se achantó a la hora de responderle. El colaborador decidió contar los momentos tan duros que había vivido en su infancia, asegurando que "los peores años de mi vida los pasé en un colegio de curas" y que "me han llegado a pegar en mi pueblo por ir de la mano con mi novio", a lo que Antonio Montero respondía que él había vivido los mejores de su vida en un colegio de curas, quitándole importancia al drama que estaba contando.  

"Para mí está superado. Hay gente que sigue insultando a los gordos, a las gordas, a las feas... se sigue discriminando a la gente por mil cosas, y los pobres homosexuales no son unos pobres desgraciados que les van pegando por la calle", explicaba, ante la desaprobación del resto de compañeros. 

"Es una vergüenza que digas que tienes muchos amigos homosexuales a los que no les han agredido. El 70% de las personas en este país oculta su condición sexual en su trabajo", le continuaba contestando Frigenti, a lo que Montero respondía que "eso será su problema", algo que volvía a cabrear a sus compañeros.

El colaborador no daba su brazo a torcer y desde su privilegiada posición le pedía a la gente "que no oculte nada y que todo el mundo haga lo que le de la gana", mientras el resto de colaboradores le recordaban una y otra vez que el problema de tener que esconder la orientación sexual es de la sociedad, no de las personas.