Carmina Ordóñez y Rocío Carrasco en un montaje de BLUPER.

Carmina Ordóñez y Rocío Carrasco en un montaje de BLUPER.

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De Carmina Ordóñez a Rocío Carrasco: cómo ha cambiado la televisión en su lucha contra la violencia machista

BLUPER hace un repaso a los casos más sonados de violencia de género a raíz del fulminante despido de Alessandro Lequio de Mediaset España.

Más información: Alessandro Lequio y Antonio David Flores o cómo Telecinco endurece su postura contra la violencia machista

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En un pasado pretérito y casi pluscuamperfecto en televisión valía todo. Era el inicio de las privadas y cualquier novedad era recibida con altísimos índices de audiencia.

Ahí queda en el imaginario La máquina de la verdad (1993-1994), programa de Telecinco presentado por Julián Lago por donde pasaron algunos de los personajes más conocidos para diseccionar con precisión quirúrgica su intimidad a cambio de un suculento cheque.

El 13 de octubre de 1993 le tocó el turno a Antonia Dell’Atte, musa de Armani despechada que cargaba tintas contra su ex marido, Alessandro Lequio, que había empezado una historia de amor con Ana García Obregón. En un determinado momento, la ex modelo italiana denunció haber “sufrido maltrato psicológico”.

Aquello fue una mina para la prensa del corazón, tanto en revistas como en programas televisivos, que se convirtieron en su mayoría en protectores de Lequio. Eso lo ha tenido siempre claro Antonia, les denomina cómplices.

A principios de los noventa, el público de nuestro país estaba acostumbrado a una televisión puritana que ofrecía la única cadena estatal del momento, TVE. Por ello, cualquier escándalo por fuerte que fuera se recibía con devoción, alevosía y aplausos. Todo estaba permitido.

Antonia Dell'Atte en 'La máquina de la verdad' con Julián Lago.

Antonia Dell'Atte en 'La máquina de la verdad' con Julián Lago.

Lo de Dell’Atte fue como una especie de patente de corso para que algunas famosas ventilaran cualquier tipo de violencia doméstica.

Para colmo solo faltó la aparición del bisnieto de Alfonso XIII en Tómbola en 1999 donde admitió entre risas y quitando hierro al asunto que “yo he tirado bofetones a las mujeres”, “Me ha pasado, pero ha sido un bofetón light, no es un bofetón…”.

Las únicas que le pararon los pies fueron Karmele Marchante, que le contestó si no sentía vergüenza, y Pilar Eyre, que sí habló de malos tratos.

El machismo se trataba como algo normal, a broma, para hacer gracia entre los machos.

Carmina Ordóñez

El segundo gran nombre protagonista de violencia doméstica fue Carmina Ordóñez, quien en marzo de 1999 causó baja en el celebérrimo Tómbola al aducir que tenía un ojo morado tras caerse en la bañera. En aquel momento se corrió el rumor de que su tercer esposo, Ernesto Neyra, la maltrataba.

Tres años después reveló la verdad en Crónicas Marcianas, también en Telecinco: "Yo he vivido tres años y medio casada con él, de malos tratos físicos y psíquicos. Y me siento en el deber de hacer esa llamada a todas las mujeres que han sufrido malos tratos, que los denuncien". Lo del moratón lo había causado, al parecer, un puñetazo del exbailarín. 

Carmina Ordóñez en una imagen de archivo.

Carmina Ordóñez en una imagen de archivo.

En marzo de 2002, el Juzgado de Instrucción número 6 de Madrid desestimó la querella de maltrato porque no daba el perfil de mujer maltratada por su estatus social, sus ganancias pecuniarias en entrevistas hablando del tema y porque, en definitiva, no daba el perfil de mujer maltratada.

Las voces empezaron a alzarse: ¿Cómo tiene que ser ese perfil? El debate televisivo se contaminó con cientos de voces, pero no se llegaba a una conclusión clara. No existían pautas sociales y legales para un consenso.

En este sentido, la sociedad española estaba desnuda. En lo único que sí se estaba de acuerdo es que primero había que denunciar en el juzgado.

En la década de los noventa y principios de los 2000, no se hablaba de violencia machista ni de violencia de género, sino que se definía como crimen pasional. El sistema falócrata estaba a la orden del día y el orden de factores no alteraba el producto: la mujer siempre era la víctima.

La justicia absolvió en dos ocasiones a Ernesto Neyra por presunto maltratador, pero en lo laboral pagó su preció. María Teresa Campos no le quiso como tertuliano en nómina en su programa de Telecinco Día a Día (1996-2004), pero apareció en otros platós recalcando su inocencia.

La misma que proclamaba cuando su segunda esposa, Lely Céspedes también le acusó de haberle puesto la mano encima. En esta ocasión, la justicia le absolvió.

La madre de Carmen Borrego y Terelu Campos no permitió tener a un maltratador en Telecinco, por lo que las dudas asaltan con respecto al caso Dell’Atte.

A lo largo de su trayectoria televisiva de tres décadas, Lequio siempre ha ejercido como el gallito de corral. Tapaba las bocas que tenía que tapar. Sus ademanes de chulo principesco a través del tiempo son lo que ha ido vendiendo.

Alrededor de él se tejió parte de la cultura del falo y, si no, recuerden aquella portada de Interviú de mayo de 1999 con el titular en mayúsculas “Lo nunca visto de Alessandro Lequio”.

Los hombres admiraban el poderío del macho italiano y muchas de las mujeres envidiaban a Sonia Moldes, que aparecía junto a él en la cubierta de un yate. No deja de ser curioso que en 1999 confluyeran varias historias de violencia y que, por fin, empezaran a tomarse medidas para castigar al maltratador.

El caso de Ana Orantes

El origen del cambio se encuentra en la aparición el 4 de diciembre de 1997 de una mujer anónima llamada Ana Orantes en el magacín De tarde en tarde en Canal Sur presentado por Irma Soriano.

Allí contó las atrocidades a las que fue sometida por su esposo, José Parejo, quien tras oír lo que narraba no dudó en rociar a su esposa con gasolina trece días después. Aquel crimen conmocionó a todo el país.  

De hecho, el Congreso y el Senado cambiaron el código penal para tipificar como una forma más de maltrato la violencia psicológica. Y en 2004, el gobierno de José Luis Zapatero impulsó una ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género aprobada por unanimidad que pretendía combatir la violencia machista a través de medidas en ámbitos educativos, sociales y judiciales.

Ese fue un gran principio para que se tomaran en serio los gritos de las mujeres y se endurecieran las penas para los maltratadores. Gracias a Ana Orantes se impulsó la Ley contra la Violencia de Género en 2005 y posteriormente se ampliaron y mejoraron sus coberturas.

En septiembre de 2007 se creó el teléfono 016 gratuito, anónimo y en funcionamiento las 24h para informar y asesorar a las mujeres víctimas de violencia de género.

Aunque el movimiento #MeToo surgió en 2006 gracias a la activista Tarana Burke, no fue hasta 2017 que se creó un tsunami de denuncias a raíz de un reportaje de The New York Times que denunciaba el acoso sexual del productor Harvey Weinstein. Hollywood fue el epicentro. Los medios ya no daban tregua al maltratador, pero en muchos países las leyes eran insuficientes.

Raquel Bollo y Chiquetete

En 2003, Raquel Bollo denunció a su marido, el cantante Antonio Cortés 'Chiquetete' de haberla agredido en la fiesta de fin de año de 2002.

Salió prácticamente airoso. Pero en 2011, Raquel se desmelenó al sumarse a la denuncia televisiva de malos tratos reiterados por parte de su ex marido.

Raquel Bollo en 'Sálvame'.

Raquel Bollo en 'Sálvame'.

Su relato estaba teñido de sufrimiento: “Perdí un hijo por una paliza de Chiquetete". "Me dijo: 'Si te mueves, te mato”. En 2011 el artista la demandó por injurias y le pedía dos años de cárcel, 700.000 euros de indemnización y la prohibición de trabajar en medios de comunicación. El caso se desestimó y se recurrió.  

En 2016 se retomó el juicio, pero Raquel contraatacó alegando que Chiquetete no le había pagado parte de la pensión de sus dos hijos, Manuel y Alma, por lo que el primo de Isabel Pantoja fue condenado a pagar 60.000 euros más intereses.

Rocío Carrasco

El cuarto gran nombre famoso a tener en cuenta es el de Rocío Carrasco, quien en marzo de 2021 provocó un movimiento social y político sin precedentes en nuestro país. Con el estreno en Telecinco de la docuserie Rocío, contar la verdad para seguir viva empezaron a colocarse las piezas del puzle en su sitio.

En ese estremecedor relato desenmascara a Antonio David, su exmarido y padre de sus dos hijos, Rocío y David.

Lo que salió por la boca de Rocío pone los pelos de punta: "Cuando me dejaba a los niños en casa, Antonio David me insultaba. Me decía: te los voy a quitar. Te van a odiar, hija de puta”. “Él me agarra del pelo y me da con la cabeza contra la mesa”.

"Lo veía entonces y lo veía normal. Lo veo ahora y pienso 'qué poco sabía entonces que iba a ser mi verdugo”, "lo daba todo por bueno, lo justificaba, lo dejaba pasar", "De nada te sirve tener la verdad si nadie te escucha”.

Antonio David jamás ha sido condenado ni juzgado e incluso hay un sobreseimiento libre por la denuncia de Roció en los juzgados en diciembre de 2016 por un delito de lesiones psicológicas.

También le denunció por malos tratos continuados en el tiempo. Pero el ex guardia civil y tertuliano seguía hablando en los programas mientras Rocío callaba en su casa. Pero el 22 de marzo de ese mismo año, Sálvame anunció en directo el despido de Antonio David de Mediaset España.

Alessandro Lequio fue una de las voces más críticas contra Rocío Carrasco tras la emisión del documental 'Rocío, contar la verdad para seguir viva'.

Alessandro Lequio fue una de las voces más críticas contra Rocío Carrasco tras la emisión del documental 'Rocío, contar la verdad para seguir viva'.

No se entiende por qué el despido de Lequio ha llegado ahora después de que Dell'Atte le denunciara públicamente en programas como Abierto hasta el amanecer (Antena 3) y Gente de TVE.

Jusramente, en uno de los días que se emitía El programa de Ana Rosa, en abril de 2021, Lequio se permitió atacar a Rocío al alegar que “una mujer que no ha sabido sobreponerse a los golpes del destino” y que “no puede ser que, en esta historia, todos sean malos menos Fidel” y que su historia es la del “fracaso de la maternidad”.

El aristócrata obtuvo respuesta directa de Roci-Hito (así la bautizó la gran Maruja Torres): “Creo que Lequio no ha entendido nada de lo que he contado. Debe ser que él es bastante parecido al ser [Antonio David] y, claro, perro, no come perro”.

Antonia Dell'Atte 

Antonia Dell’Atte ya ha encontrado la paz del guerrero. Cansada de las vejaciones, en marzo de 1991 presentó en la comisaría de Chamberí una denuncia por “abandono familiar y malos tratos físicos y psíquicos”. Pero luego la retiró. ¿Arrepentida, abducida, dolida?

Durante años, Antonia Dell’Atte se ha referido a varios episodios de malos tratos en diferentes entrevistas. Su ex marido amenazó con demandarla, pero la sangre no llegó al río.

Cuando el noble la demandó en 2003 por calumnias, se decretó el sobreseimiento y el archivo de la causa ya que según el juzgado número 35 de Madrid se “dictaminó que se daba lo que se llama exceptio veritatis, es decir, que Antonia no mentía al llamar a Alessandro Lequio maltratador". Cristina Almeida era la abogada de la televisiva.

Durante todo este sufrimiento, Antonia ha señalado a la prensa del corazón como cómplice, al igual que a Ana Obregón, quien espera que se pronuncie en breve. Han sido innumerables las ocasiones en que la italiana ha cargado las tintas contra la madrileña, hasta que llegó un momento en el que no pudo más.

Antonia Dell'Atte y Alessandro Lequio en una imagen de archivo.

Antonia Dell'Atte y Alessandro Lequio en una imagen de archivo.

En abril de 2021, Obregón sentenció en su Instagram: “Alessandro jamás me ha maltratado. Jamás le han juzgado ni sentenciado como maltratador", decía. "Vamos a tomarnos el maltrato en serio porque es lo más grave que ocurre en esta sociedad. Jamás ha llevado guardaespaldas para protegerme de él porque él es mi mayor apoyo".

El 12 de octubre de este año, mientras se celebraba el Día de la Hispanidad, Antonia Dell’Atte se celebraba a sí misma al reivindicar su puesto como mujer maltratada. Aunque en años anteriores ya había soltado algunas píldoras, las proporcionadas en la entrevista en El País han supuesto un vuelco en el panorama televisivo que ha supuesto la marginación de Alessandro Lequio.

La exmusa de Armani vivió los primeros síntomas de maltrato nada más casarse en el Ayuntamiento de Milán en 1987 con Lecquio. Este llamaba a sus amigos para amenazarlos y alejarles de Antonia, el aristócrata solo la quería para él.

La bomba en la entrevista llegó con la siguiente declaración: “La primera patada que me dio Lecquio, estando embarazada, fue a la vuelta de la luna de miel”. Cuando le pidió el divorcio, el conde le contestó: “Si tú me dejas, te mato, y a tu familia”.

Cuando el matrimonio y su hijo Clemente (37) residieron en Polonia “me pegó otra patada, me caí y tuve que volver a Turín a operarme del menisco” aseguraba en El País.

Menos mal que Antonia ha conservado durante todo este tiempo las cartas en las que su ex esposo se arrepentía: “Quisiera que no hubiera ocurrido nunca más, que nuestra relación fuera virgen y no plagada de bofetadas y amenazas”, “Antonia, me he vuelto a equivocar, me he dejado llevar por los nervios, te aseguro que no era mi intención y nunca lo será hacerte daño a ti o a nuestro hijo”.

Esa entrevista ha sido la sentencia final de Alessandro. Aunque no hay una resolución judicial que le defina como maltratador, a tenor de la documentación revisada por la cúpula de Mediaset España y tras acordar con Unicorn Content, se procedió al despido fulminante de Lecquio el miércoles 19 de noviembre.