Mi jardín y yo

En el jardín se experimentan los cinco sentidos: el olor de los aromas; el tacto de la práctica de la jardinería; el sonido del viento sobre las hojas, de los pájaros; el sabor de cuando lo hacemos comestible y, por supuesto, la vista. 

Una abeja se posa sobre un cerezo en flor. / Mercedes Catalán

Dejad a las abejas acercarse a mi... Jardín

¿Por qué un jardín para las abejas?

Una de las cosas que aprende todo aficionado o amante de las plantas es que no hay malas hierbas (algunas tienen la manía de crecer donde consideramos que no hacen falta, pero eso no las hace malas); y otra cosa que aprendemos es que lo que siempre habíamos denominado como “bichos” pasan a entenderse y verse como “fauna útil”. Y si no, ya me dirás como definirías a las abejas por ejemplo ¡que son las responsables de polinizar el 80% de nuestras plantas!

Plantearse un jardín pensando en las abejas, lejos de ser una idea descabellada o exagerada es hasta aconsejable, dada la disminución alarmante que están sufriendo estos insectos; fundamentales para el ser humano. Las abejas cuando van de flor en flor lo que hacen es ir en busca de alimento. El olor y color de las flores es el indicativo que necesitan para recoger el néctar que las alimenta, pero en ese recorrido siempre se quedan pegadas a su cuerpo porciones de polen y al volar a las siguientes flores es cuando cierran el ciclo de la polinización, aunque no sea para ellas el objetivo principal.

Cuando polinizan además de asegurar los frutos de ciertas plantas, están garantizando la supervivencia de las mismas pues al caer el fruto que ha surgido gracias a las abejas, caen las semillas que generarán nuevas plantas. ¿Son o no fauna útil?

Pelargoniums de diferentes tipos. / Los Peñotes

¿Por qué disminuye la población de las abejas?

Ni siquiera la comunidad científica tiene la respuesta completa y se alude a varias razones, como el uso de ciertos pesticidas en los cultivos agrícolas, la aparición de un ácaro procedente de China, el Varroa (a éste sí le dejamos siendo un bicho), que les chupa la sangre; y desde luego a la falta de alimento por ausencia o escasez de flores.

Para poder ayudarlas es necesario entenderlas un poco mejor: ¿sabíais que la mayoría de las abejas son seres solitarios y que no viven juntas? ¿Y que hay de diferentes tipos y con diferentes gustos? Las abejas salvajes por ejemplo se limitan a las flores que tienen en su zona, de manera que si la fuente de alimento desaparece, ellas se extinguen también. Las abejas melíferas vuelan en un radio de 5 kilómetros y polinizan sólo un tipo de planta (de ahí la miel de Romero o la miel de Azahar), por ello estas últimas son muy importantes para la agricultura, pues aseguran la maduración de ciertas plantas.

Los más madrugadores son los abejorros, esos gordos que vemos volar más a menudo, quizás porque vuelan de un tipo de planta a otro, no son nada sibaritas, les gusta polinizar en todas las flores... ¡uy!... ¿a qué me recuerda esto?, pero no nos descentremos.

Jardín inglés. / Freeimages.com

El año pasado hubo una iniciativa estupenda por parte de la ciudad noruega de Oslo, por la que se animaba a los vecinos a plantar flores en sus terrazas y azoteas de manera que se crease un corredor de polen para las abejas, que al atravesar las ciudades se encuentran a menudo en desiertos de asfalto. La idea era que hubiese contenedores de polen cada 250 metros. Esto, además de ser una idea muy práctica, embellece las ciudades y nuestras casas. Pero mientras nuestros alcaldes deciden o no ocuparse de ello, vamos a ver qué podemos hacer nosotros y verás lo fácil que es tener un jardín o terraza bonitos a la vez que alimentamos a las abejas.

¿Cómo ayudarlas?

- Plantando flores sencillas de diferentes tipos, si ofreces variedad, las abejas que sólo se alimentan de un tipo de flores serán las que acudan, cada una al tipo de planta que le gusta.

- La mayoría de las abejas están activas a partir de marzo y durante el resto de los meses cálidos, así que es aconsejable plantar las especies que florezcan en la primavera temprana (Prunos, bulbos de primavera como Tulipanes, Jacintos, Dalias, Azaleas, Alhelíes, Alliums, Dragonarias…) y en el resto de la temporada de primavera y verano (rosas, lavandas, romeros, jazmines, adelfas...)

Tulipanes. / Los Peñotes

- Si te gustan los jardines verdes de coníferas y con árboles de hojas perennes, o los de estilo zen, desde luego no son los más aconsejables para asegurar la supervivencia de las abejas; pero siempre puedes incluir alguna zona tipo parterre con flores, o arbolado de frutales y será suficiente para las abejas y para aportar color y aroma a vuestro jardín.

- Es inevitable utilizar productos químicos, pero mira que sean respetuosos con las abejas y aplícalos a la caída del sol, cuando ya las abejas han dejado de volar y visitar tus flores.

- Coloca los llamados hoteles de insectos para que las abejas salvajes y abejorros tengan un habitáculo donde hospedarse en los meses de invierno. Su forma de casitas de madera con diferentes huecos llenos de semillas que los atraen serán además un elemento decorativo y un sistema de insecticida ecológico, pues además de las abejas y abejorros, se hospedarán otros insectos útiles: como las mariquitas que acabarán con los ataques de pulgón. Este método no deja de ser algo curiosísimo, además de efectivo. Tú no los verás en invierno, pero ahí convivirán 'bichitos' de diferentes especies en perfecta armonía, ¡todo un ejemplo de la naturaleza!

Parterre de vivaces. / Los Peñotes

Espero que no seas de los que acuden a los centros de jardinería pidiendo “una planta con flores perfumadas pero que no atraigan a las avispas ni a las abejas”; se trata esta vez de todo lo contrario, pero piensa que de esta manera, tu barbacoa les importará menos, ¡tendrán alimento de sobra! Y tú, también.