Recogida de setas en una imagen de archivo

Recogida de setas en una imagen de archivo Shutterstock

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El mejor pueblo de Zaragoza para recoger setas este otoño: un paraíso micológico de rebollones y boletus

Un enclave natural donde los caminos entre pinos y hayedos llevan a panorámicas impresionantes.

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Zaragoza
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El otoño es la época ideal para los amantes de la micología. Las setas son el producto estrella de la temporada y son varios los lugares de Aragón donde se puede recoger este producto tan saludable y versátil.

En la provincia de Zaragoza destaca el Parque Natural del Moncayo, un enclave de más de 11.000 hectáreas que todo amante de las setas debería conocer.

Venerado desde tiempos antiguos, el Moncayo es uno de los espacios naturales más emblemáticos de Aragón. Su punto más alto es el pico de San Miguel, que con sus 2.315 metros marca la cumbre de la cordillera Ibérica.

El parque abarca nueve municipios zaragozanos: Tarazona, San Martín de la Virgen del Moncayo, Lituénigo, Litago, Trasmoz y Añón de Moncayo, todos en la Comarca de Tarazona y El Moncayo, además de Talamantes (Campo de Borja), Calcena y Purujosa (Comarca del Aranda).

Su diversidad paisajística es impresionante. Conviven zonas áridas con frondosos hayedos y bosques. Estos ecosistemas acogen una rica fauna: jabalíes, corzos, tejones, águilas reales y otras rapaces sobrevuelan sus cielos.

Un motorista en el Moncayo.

Un motorista en el Moncayo. Turismo de Aragón

Los principales accesos al parque se encuentran en Tarazona, San Martín de la Virgen del Moncayo y el monasterio cisterciense de Veruela, lugares llenos de historia y encanto.

El entorno cuenta con una amplia red de senderos. Uno de los más populares parte de Agramonte y asciende hasta la cima del Moncayo. Desde Tarazona también parte una ruta hacia el santuario de la Virgen del Moncayo. Se recomienda realizar en coche el tramo entre Tarazona y Agramonte, y continuar a pie desde allí.

Unos senderistas en una ruta del Moncayo.

Unos senderistas en una ruta del Moncayo. RedNaturaldeAragon

Pero si hay algo que distingue al Moncayo en otoño, es su riqueza micológica. Los hongos no solo alimentan a muchas especies animales, sino que se han convertido en un tesoro para la gastronomía aragonesa.

De la montaña al plato

Además de las rutas de senderismo y la recolección de setas, la gastronomía local ofrece un motivo más para visitar la zona.

La comarca de Tarazona y el Moncayo, con el majestuoso Moncayo como guardián de todos los cultivos y pastos, proporciona un sinfín de sabores y colores, donde la despensa resulta tan abundante como atractiva.

Un plato de cardo.

Un plato de cardo. Turismo de Aragón

En la cultura gastronómica de Tarazona hay un protagonista indiscutible: las verduras. La tierra de la vega del Queiles nos obsequia con unas extraordinarias acelgas, alcachofas, espárragos, berenjenas, calabacines, tomates, coliflor, que es muy apreciada por su textura y sabor, etc.

Destacar dos verduras prácticamente autóctonas: el cardo y la borraja, muy estimadas en toda la zona por propios y visitantes. En cuanto a legumbres, destacar las judías blancas, tiernas, "llamadas pochas", que se aderezan con fritada de tomate y pimiento.

En otoño, el Moncayo nos ofrece rebollones, boletus, setas de cardo, champiñón silvestre y un amplio abanico de hongos que hacen las delicias de los comensales.

Recoger setas en Aragón

Las sierras de Albarracín, Javalambre, Maestrazgo y Gúdar forman parte de los destinos predilectos para recolectar una amplia variedad de hongos silvestres, como el Moncayo en Zaragoza.

En estos entornos naturales de Teruel, destacan especies como el Boletus edulis, el robellón (o níscalo), la trompetilla negra y la seta de cardo.

Estas setas, codiciadas tanto por su sabor como por su valor gastronómico, se encuentran en abundancia especialmente en localidades como Gea de Albarracín, Bronchales, Orihuela del Tremedal y Noguera, enclaves reconocidos de la Sierra de Albarracín.

Además, el Rodeno es parte del Parque Micológico Comunidad de Albarracín, donde la actividad está regulada y se ofrecen senderos, jornadas micológicas y permisos específicos para la recolección sostenible de setas.

Cada uno de estos enclaves ofrece un entorno natural único, donde los amantes de la micología pueden disfrutar de la riqueza del otoño en la comunidad aragonesa.