Trabajadores de Ambar.

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El alcalde de Zaragoza que fundó la mejor cerveza del mundo: "Había que dar salida a la abundante cebada de Aragón"

Ambar cumple 125 años este 10 de julio, y el año pasado fue considerada la mejor cerveza del mundo en el ‘World Beer Challenge’.

Más información: La cerveza aragonesa que se lleva el premio a la mejor del mundo: tiene una puntuación de 100 sobre 100

Zaragoza
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En Zaragoza es habitual sentarse en una terraza y confirmar que el bar tiene Ambar. Si no tiene, sale una mueca, y se anota mentalmente no volver a ese local.

Ambar es la cerveza favorita de los aragoneses, y no es para menos. Ostenta el título de la mejor cerveza del mundo.

El año pasado en el concurso ‘World Beer Challenge’ en Portugal hubo una cerveza declarada la mejor del mundo. Con una puntuación de 100 sobre 100, Ambar Especial, la marca aragonesa por excelencia, se llevó el primer premio.

Hoy, 10 de julio, se brinda en Zaragoza con más ganas. No es solo que el calor apriete (que lo hace), es que uno de los iconos de la ciudad celebra su aniversario. La Zaragozana, la fábrica de cervezas que vio la luz en 1900, cumple 125 años de historia, lúpulo y orgullo aragonés.

Un visionario llamado Ladislao Goizueta decidió apostar por algo que pocos imaginaban entonces: una cerveza aragonesa con calidad bávara.

Una cerveza Ambar.

Una cerveza Ambar.

Goizueta fue alcalde de Zaragoza a finales del siglo XIX, y era un auténtico visionario. "Había que dar salida a la abundante cebada de Aragón" explican en la web de Ambar. Así, junto a un grupo de empresarios locales, fundó La Zaragozana, una cervecera que nació con vocación internacional. Literalmente: solo dos años después de abrir, ya estaban recogiendo medallas en la Exposición Internacional de Londres.

Inspirados en las fábricas alemanas, montaron en Zaragoza un templo cervecero que combinaba arquitectura modernista con tecnología puntera de la época. Importaron maquinaria y conocimientos desde Múnich, y trajeron incluso a un maestro cervecero germano, Charles Schlaffer, que no tardó en dar a luz aquellas primeras botellas de lo que hoy conocemos como Ambar.

El nombre no tardó en hacerse un hueco en las barras y bodegas. Y aunque los inicios se vivieron a ritmo de galera; porque sí, se repartía en carros tirados por caballos, pronto la cerveza galardonada (que no va de estrella) fue ganando presencia en los hogares aragoneses y más allá. La guerra trajo tiempos duros, con escasez de cebada incluida, pero La Zaragozana resistió, como tantas otras cosas en esta tierra.

A medida que los años pasaban, llegaron las innovaciones. Camiones Chevrolet sustituyeron a los caballos, el vidrio serigrafiado reemplazó a las etiquetas, y en los años 70 sorprendieron a todos lanzando una de las primeras cervezas sin alcohol de España: Ambar Sin.

Porque si algo ha tenido siempre esta fábrica es espíritu pionero. Lo demostraron otra vez con Ámbar 1900, una cerveza de alta fermentación, o con la creación de la primera cerveza de trigo española: Caesar Augusta. También fueron únicos al embotellar una negra con azúcar de caña, que no se hace en ningún otro lugar de Europa.

Pioneros y auténticos, trinfan allá donde van aunque no sean santos; porque ya se sabe que todo lo bueno acaba en bar.