
Conchi, propietaria de una nueva mercería. E.E.
Conchi, propietaria de una nueva tienda en Zaragoza: "La gente me da la enhorabuena por abrir una mercería"
Esta emprendedora lleva poco más de un mes en el Actur, tras dejar el local que tenía en el barrio de La Almozara.
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Las mejores oportunidades surgen en los momentos más complicados y de mayor adversidad. Un buen ejemplo de ello es la historia de Conchi, una emprendedora de Zaragoza que hace cinco años se lanzó a abrir una mercería cuando sufrió un ERE extintivo. Ahora, tras cambiar de localización y crear su propia marca, reconoce estar muy contenta.
Desde hace unas semanas, el barrio del Actur cuenta con una nueva mercería, uno de esos negocios de toda la vida que se van perdiendo en las calles de las ciudades, pero que siguen teniendo un público muy fiel.
Concretamente, la mercería EncantHada ha abierto en la calle Ildefonso Manuel Gil y su dueña es Conchi, quien entró “por casualidad” en este "complicado" mundo.
Tras quedarse sin trabajo hace unos años, la aragonesa vio cómo su situación laboral se complicaba y apostó por “autoemplearse”. “Me daba igual una papelería o una panadería. No tenía una idea en especial”, empieza a relatar.
De esta forma, un día paseaba por el barrio de La Almozara cuando vio un anuncio de una mercería en traspaso. Fue a preguntar un lunes y el viernes se encontraba firmando los papeles. “Ahí me lancé”, recuerda Conchi, que cogió el relevo de una tienda con más de 15 años asentada en la zona.
De aquello hace cinco años y medio, pero ahora ha dado otro paso más trasladándose al Actur. “Está más cerca de mi casa”, reconoce al justificar el cambio. Además, al ser un nuevo local, ha decidido ponerle su propio nombre, su “toque”.
Negocio necesario en el barrio
“La acogida es buena, hay gente que entra solo, incluso, para darme la enhorabuena por abrir una mercería. La gente está muy contenta, las cosas como son”, subraya la gerente con satisfacción.
Sin duda, los vecinos del Actur celebran esta apertura teniendo en cuenta que con el cierre de las mercerías que había anteriormente (hasta tres han cerrado recientemente), el negocio ya no estaba en el barrio.

Interior de la mercería. E.E.
En este sentido, Conchi admite que la mercería, también lencería, funciona muy bien. “La gente sigue viniendo a comprar. Vienen con otra intención, porque el consumo ha cambiado, pero se sigue cosiendo”, explica.
“La intención en el pasado era hacerse la ropa en casa porque así salía mucho más barato. No es el caso con la globalización, la ropa es más barata fuera de casa. Entonces, ahora no se cose para ahorrar dinero como una obligación, sino como una devoción. Se hace exclusivamente por entretenerte, por ocio”, analiza.

En la tienda también se encuentra variedad de lencería. E.E.
En definitiva, la propietaria está “muy contenta” y agradecida, aunque bromea con que todavía le hace falta que “terminen las obras” de la calle. Igualmente, espera poder ir “poco a poco rellenando las estanterías” y poder poner sus nuevos expositores.