Una ciudad futurista, según la IA.

Una ciudad futurista, según la IA.

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Así será la ciudad de Zaragoza dentro de 50 años, según la IA: "Clima extremo, presión turística y pérdida de identidad"

¿Cómo será Zaragoza en 50 años? ChatGPT anuncia que habrá un desarrollo moderno que le permitirá mantenerse a la vanguardia en términos de sostenibilidad y tecnología.

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Zaragoza
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Imaginarse el futuro es un juego que siempre tiene su atractivo. Entre los más pequeños suelen aparecer coches voladores, edificios imposibles y mucho verde; para los mayores el asunto no suele verse muy optimista y la contaminación, la violencia y las crisis económicas cobran protagonismo.

Pensando en el futuro de Zaragoza se nos ha ocurrido preguntarle a la Inteligencia artificial y según su respuesta el porvenir de la ciudad está lleno de oportunidades, pero también de desafíos importantes.

La ciudad de Zaragoza lleva ya tiempo inmersa en un proceso de cambio orientado hacia un modelo más moderno y respetuoso con el medio ambiente. No obstante, algunas predicciones basadas en la IA advierten de posibles crisis relacionadas con la sequía y el cambio climático, la presión turística y la posible pérdida de identidad cultural.

Los riesgos del futuro en Zaragoza

Zaragoza ya sufre veranos intensos, pero dentro de 50 años estos podrían ser todavía más largos, secos y calurosos. El aumento de las temperaturas y la escasez de lluvias podrían afectar directamente al caudal del río Ebro, al ecosistema de su entorno y al suministro de agua para la población.

Además, si Zaragoza se consolida como destino turístico gracias a su riqueza histórica, su gastronomía y su buena conexión con Madrid y Barcelona, podría enfrentarse a una saturación turística en zonas clave como el Tubo, la Aljafería o el Pilar. La masificación pondría en riesgo la calidad de vida de los vecinos y la autenticidad de estos espacios.

Zaragoza dentro de 50 años.

Zaragoza dentro de 50 años. Imagen creada por IA

Otro gran reto será (y ya lo es) el acceso a la vivienda. Con el crecimiento de la población y la llegada de nuevos habitantes atraídos por la innovación y el empleo, los precios podrían dispararse. El riesgo de gentrificación —desplazamiento de vecinos con rentas más bajas— podría aumentar la desigualdad social.

Y, por último, está la pérdida de identidad local. Si la modernización y el desarrollo no van acompañados de una buena gestión cultural y patrimonial, Zaragoza podría ir perdiendo poco a poco su carácter propio, su acento, sus tradiciones y su alma.

Una ciudad más verde, habitable y autosuficiente

Frente a estos riesgos, también se dibuja un futuro lleno de luz para Zaragoza. En 2075, la ciudad podría convertirse en un referente europeo en sostenibilidad urbana. Se prevé una expansión de los espacios verdes, tanto en la superficie como en altura: jardines verticales, techos vegetales, huertos urbanos y corredores ecológicos que conectarán el Ebro con el resto de la ciudad.

No solo el Ebro, el río Huerva también tendrá su protagonismo, y quien sabe, tal vez el canal imperial sea navegable y en vez de utilizar el tranvía se utilicen motos de agua para trasladarse.

Zaragoza dentro de 50 años.

Zaragoza dentro de 50 años. Imagen creada por IA

Gracias a las políticas ambientales, Zaragoza será una ciudad preparada para soportar mejor las olas de calor, con edificios inteligentes que se autorregulan térmicamente, zonas de sombra y fuentes públicas de agua potable.

Las energías renovables estarán integradas en casi todos los hogares, y el uso del coche privado habrá desaparecido en gran medida, sustituido por una red de movilidad sostenible.

Tecnología al servicio de la ciudadanía

Zaragoza será una ciudad inteligente (smart city), en la que la tecnología ayudará a gestionar recursos de forma más eficiente: tráfico, alumbrado, riego de jardines, residuos o consumo energético estarán conectados a una red que se adapta a las necesidades del día a día.

Los hogares estarán equipados con asistentes digitales, especialmente útiles para personas mayores o con movilidad reducida. En los hospitales, los diagnósticos serán casi instantáneos gracias a la inteligencia artificial y la realidad aumentada. También habrá una gran red de servicios públicos accesibles digitalmente, sin necesidad de desplazamientos ni colas.

Zaragoza dentro de 50 años.

Zaragoza dentro de 50 años. Imagen creada por IA

A pesar del avance tecnológico, Zaragoza seguirá apostando por el urbanismo con alma. Los barrios tradicionales serán rehabilitados con mimo, conservando su historia, pero adaptándose a las nuevas necesidades. El casco histórico, El Gancho o La Magdalena serán zonas vivas, con comercios de proximidad, mercados renovados y espacios culturales abiertos a todos.

La vida de barrio ganará protagonismo: plazas como la del Pilar, San Bruno o Santa Engracia serán centros de actividad social, con terrazas, música en directo, bibliotecas abiertas y espacios para compartir.

Un motor económico innovador y sostenible

La Zaragoza del futuro también será una ciudad líder en innovación, con sectores punteros como la biotecnología, la robótica agrícola, la logística automatizada y el diseño sostenible. El ecosistema emprendedor crecerá, atrayendo talento joven y posicionando a la ciudad como nodo clave entre el norte de España y Europa.

El Aeropuerto de Zaragoza, junto con PLAZA, será un centro neurálgico para la distribución de mercancías con drones, trenes automatizados y vehículos eléctricos sin conductor.

Una idea que parece descabellada y que podría estar en el dibujo de cualquier niño de 6 años, sin embargo, los vehículos sin conductor están cada vez más cerca, y en Zaragoza ya se han hecho pruebas piloto de robots de reparto de paquetería.

Zaragoza 2075: ¿más problemas o más oportunidades?

A 50 años vista, el camino no será fácil. La Zaragoza del futuro tendrá que afrontar importantes retos medioambientales, sociales y culturales. Pero también tiene todos los ingredientes para convertirse en una ciudad más habitable, más humana y más inteligente.

El equilibrio entre la innovación y la tradición será la clave. Porque solo una ciudad que cuida su identidad puede mirar al futuro sin perder lo que la hace única.