Ésta es la reseña que aparecía en la web municipal sobre la intervención 'artística' denominada Ring de Luxe que iba a rodear con un anillo dorado el Puente de Piedra, con motivo del ¡Hola Primavera! de este año -suspendida por motivos meteorológicos-: “Es una experiencia inmersiva que fusiona arte, arquitectura y sensaciones. El proyecto invita al público a explorar un paisaje imaginario dentro del mundo existente, cuestionando la naturaleza paradójica de la percepción y las complejas capas de nuestro entorno”.

El párrafo merece mármol, ciertamente. Aunque se me ocurren otras experiencias inmersivas que proponer a los miembros del gobierno municipal: un paseo al anochecer por las calles del Gancho o el mismo cruce del Ebro que tendrán que hacer los vecinos del Arrabal mientras se corta al tránsito el Puente de Piedra, que también se habrán cuestionado la naturaleza paradójica de la percepción mientras hacen un rodeo obligado por la presencia de esa intervención artística para poder trasladarse a la otra orilla del río.

Además de las festividades tradicionales y ya consolidadas como puedan ser las fiestas del Pilar, las Navidades, Semana Santa, San Valero, Cincomarzada y Carnavales, el Ayuntamiento promueve otras actividades que no cuentan con arraigo y que sólo se celebran porque existe una promoción pública: Hola Primavera, Fiestas Goyescas, Zaragoza Florece, Vive Latino, Monumental Tour, Luzir, Zaragoza Luce, Mercado de las Tres Culturas, Festival de arte urbano Asalto, Música al Raso, etc. Si no fuera por esa promoción municipal, con dinero público casi todas ellas, es obvio que no se celebrarían, aunque algunas (básicamente las que pivotan en torno a un mercadillo en un espacio público) se celebran porque hay empresarios que, obviamente, hacen negocio.

El gasto que acomete el Ayuntamiento en todas esas actividades es, por supuesto, susceptible de usos alternativos. Y son muchos los vecinos de otras partes de la ciudad que los demandan: arreglo y asfaltado de calles, vivienda de alquiler asequible, mejor frecuencia del bus urbano… Y ya que hemos hablado de una intervención efímera en el Puente de Piedra, ¿por qué no una intervención más duradera en el Puente de Hierro, dándole una mano de pintura, tan necesaria desde hace años? ¡Vaya imagen que ofrecemos a nuestros visitantes!

Suele invocarse el retorno económico que generan esos eventos como argumento para justificarlos, al igual que ocurre con los reclamos turísticos que ofrecen otras ciudades: los musicales de Madrid, por ejemplo, aunque éstos son promociones privadas y la asistencia a ellos no es gratis. Por el contrario, ¿los eventos zaragozanos de asistencia gratuita, aunque los pagamos con nuestros impuestos, suponen un aumento de visitantes y pernoctaciones en nuestra ciudad o sólo están pensados para consumo doméstico? No debe olvidarse que la existencia de un rico patrimonio monumental y museístico supone también un reclamo importante: el Museo del Prado, la Sagrada Familia o el Guggenheim atraen miles de visitantes en sus respectivas ciudades.

¿Sabemos potenciar nuestro patrimonio? Se asombrarían de la cantidad de visitantes que hacen una breve parada de autobús en Macanaz (de apenas dos o tres horas) para visitar el Pilar, que desconocen que al lado mismo se encuentran La Seo, el museo Alma Máter, el museo Camón Aznar o el Mercado Central. E igualmente, si presentáramos a un sevillano o a un coruñés una fotografía de la Aljafería o del Batallador, muy pocos sabrían identificar la ciudad en que se hallan. Vendemos muy mal nuestro patrimonio.

Dentro del panorama turístico nacional no ocupamos puestos especialmente brillantes. Por el número de viajeros que nos visitan y pernoctan en alguno de nuestros establecimientos hoteleros ocupamos el puesto décimo tercero en España con poco más de la décima parte de pernoctaciones que Madrid. Y nuestro aeropuerto ocupa el puesto vigésimo octavo por número de pasajeros.

En la página web del Ayuntamiento de Zaragoza puede leerse lo siguiente: “El crecimiento del turismo en la capital aragonesa ha sido tan importante este pasado año (2024), que supera al registrado en el conjunto del país, tanto en viajeros como en pernoctaciones.” Según el Ayuntamiento hemos recibido un 8,9% más de visitantes que en 2023. Sin embargo, según los datos publicados por Ministerio de Industria y Turismo la cifra de visitantes a nivel nacional ha crecido un 10,1%. 

Es decir, una de las instituciones miente, porque no hemos crecido más que el conjunto del país, sino menos. Y respecto al número de congresos celebrados en Zaragoza, todavía estamos en cifras inferiores a las previas a la pandemia, cuando otras ciudades parecen haberlas alcanzado o incluso superado, y ello a pesar de nuestras supuestas ventajas competitivas, como son nuestra privilegiada situación geográfica, nuestras excelentes comunicaciones y el elevado número de plazas hoteleras y sus bajos precios comparativos con respecto a otras grandes ciudades.

El último fin de semana del mes de febrero se celebró el Zaragoza Luce, uno de esos eventos que supuestamente hacen aumentar el número de visitantes y pernoctaciones y ofrecen un interesante retorno económico. No parece que haya sido el caso. Según el propio Instituto Aragonés de Estadística el número de pernoctaciones en nuestra ciudad en el último mes de febrero, a pesar del Zaragoza Luce, ha sido un 9,4% inferior al mismo mes del año anterior. O sea, no parece que estos eventos efímeros estén teniendo un efecto positivo en la promoción turística de nuestra ciudad.

Pero, ¿lo tendrá la promoción de la garnacha? ¿Por qué, si promovemos a Zaragoza como centro de excursiones, nos centramos en las denominaciones de origen e ignoramos el Monasterio de Piedra, Tarazona, el Moncayo, el Monasterio de Veruela, Daroca o Sos del Rey Católico? Zaragoza es una ciudad fantástica y tenemos mucho que ofrecer. Pero dudo, sinceramente, que nuestra promoción turística sea suficiente o esté siendo la adecuada.

Julio Calvo Iglesias, portavoz de grupo municipal de VOX en el Ayuntamiento de Zaragoza.