El entorno de la cúpula permanecía vallado este lunes.

El entorno de la cúpula permanecía vallado este lunes. E. E.

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Malas noticias para El Pilar tras el último desprendimiento: habrá que actuar en la bóveda de Bayeu "en su conjunto"

Las primeras inspecciones de la cúpula de Bayeu apuntan a que habrá que colocar andamios para corregir los desperfectos.

Más información: El Pilar blindará sus cornisas para los próximos 75 años y mirará a La Giralda para protegerse contra las palomas.

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El desprendimiento de un trozo de una de las cúpulas de la basílica del Pilar, que dejó un herido leve al caerle a una persona en la nariz este pasado fin de semana, no quedará en una simple anécdota. EL ESPAÑOL DE ARAGÓN ha podido confirmar que se va a tener que actuar "en la bóveda en su conjunto", un proceso que, previsiblemente, obligará a instalar andamios también en el interior del templo.

La intención inicial era sobrevolar la zona con drones, y aunque esta vía no se descarta, el arquitecto Javier Ibargüen ha podido comprobar con sus propios ojos este lunes cómo se encuentra la estructura. Subir a la parte superior del monumento, el más visitado de Aragón, y ver de cerca lo que no se aprecia desde el suelo ha permitido tener un primer diagnóstico, y las sensaciones no son precisamente alentadoras.

El hecho de que haya otra grieta que enlace con una fisura hace que, prácticamente con toda seguridad, no se vaya a poder optar por las soluciones menos invasivas que se habían barajado hasta el momento.

El remedio que necesitará esta cúpula, pintada por Ramón Bayeu, no será sencillo ni barato, pero es lo que hay que hacer, y con cierta urgencia. La solución se compaginará con el arreglo de las cuatro torres. En la primera, la de Nuestra Señora del Pilar, los andamios están ya prácticamente colocados al 100%.

En cuanto terminen de ponerlos se comenzará con la de Santiago -la más cercana a la iglesia de San Juan de los Panetes- y, en paralelo, se iniciará el arreglo de las cornisas, una solución que se espera que dure 75 años.

Estas semanas, no obstante, ya se ha aprovechado para hacer pruebas y ensayos con los materiales que se utilizarán durante la obra, especialmente compleja por la altura de las torres y por la cantidad de puntos a intervenir.

El desprendimiento

El desprendimiento ocurrió este pasado sábado, 29 de marzo, poco antes de las 12 del mediodía. El fragmento que cayó era un poco más pequeño que la palma de una mano. "Impactó en la nariz de un visitante, provocándole una herida. No fue grave, el señor se dirigió en taxi hasta las urgencias del hospital y se encuentra en casa. Estamos en contacto con él", decía este lunes José Antonio Calvo, portavoz del Cabildo.

Por el momento, la zona, situada junto a la llamada puerta baja, permanece acordonada. "Hoy hemos ampliado el perímetro y estamos a la espera de un examen más riguroso. El arquitecto estuvo este domingo por la tarde tomando algunas fotografías, ha estado a primera hora de esta mañana y ha vuelto este mediodía", detallaba antes de conocerse sus primeras apreciaciones.

Por el momento no se puede hablar de plazos, aunque el arreglo urge. No en vano, la puerta baja es la más utilizada de la basílica durante todo el año. A esto hay que añadir que el Pilar entra ya en unas fechas importantes con viajes de estudios, peregrinaciones y la Semana Santa a la vuelta de la esquina.

Montar los andamios sería, ya de por sí, complicado. Tampoco sería fácil acceder a la zona con una pluma, ya que es una zona de criptas y con conductos de calefacción. Los trabajos que se harán en estas próximas jornadas permitirán determinar si hay que intervenir primero en el exterior o si se puede actuar directamente en las pinturas.