Panticosa E. E.
Crisis en el Pirineo por la falta de vivienda: "Un trabajador cobra 1.400 euros y no le da para pagar el alquiler"
Trabajadores de estaciones de esquí, comercios y hostelería se enfrentan a alquileres prohibitivos en los enclaves más turísticos del Pirineo.
Más información: Se disparan los falsos anuncios de alquiler para la temporada de invierno en el Pirineo: estafas de hasta 4.000 euros
Con la llegada del invierno y el inminente inicio de la temporada de esquí, el Pirineo aragonés se prepara para recibir a miles de visitantes. Sin embargo, tras el paisaje de montañas nevadas y el auge turístico se esconde una realidad cada vez más alarmante: la falta de vivienda asequible para los trabajadores del sector. Muchos empleados de estaciones, comercios y hostelería se enfrentan a alquileres prohibitivos o directamente a la imposibilidad de encontrar un techo digno en los valles donde trabajan.
No hay más que echar una ojeada por los principales portales inmobiliarios para comprobar el precio disparado de los alquileres en el Pirineo. En Jaca, apenas se encuentran pisos a un precio asequible que no condicione los gastos de cada persona, y los que se ofertan por menos de 600 euros apenas superan los 40 metros cuadrados.
Así ocurre en prácticamente las localidades más cercanas a las estaciones de esquí y centros invernales, como Canfranc, Formigal, Biescas o Sallent de Gállego, donde los alquileres están a precios casi inalcanzables para los trabajadores.
“Está todo prácticamente difícil. Los trabajadores suelen tener un salario de 1.400 o 1.500 euros al mes por trabajos temporales y los alquileres están mucho más caros. Una vivienda tipo de dos dormitorios de 60 metros no va a bajar de 7.000 euros en la temporada, que va de diciembre a abril, cinco meses. Nadie va a ganar ese dinero”, expone Álvaro García, de la inmobiliaria Canal Roya, en Sallent de Gállego.
Una tensión que se observa en otras zonas clave del Pirineo, como Jaca. “Antes se podía alquilar una vivienda por 400 o 450 euros y ahora ya estamos a nivel de 700 y 800 en un alquiler normal para gente que viene a trabajar o que está destinada aquí”, incide Margarita Rigo, vicepresidenta tercera del Colegio de Administradores de Fincas de Aragón.
La crisis llega hasta Sabiñánigo, conocida como la ‘puerta del Pirineo’ y con mayor influencia de industrias. En este caso, además, se suman los trabajadores encargados de las obras de la autovía A-23. “Hay mucha demanda y poca oferta. Tengo una lista impresionante de gente esperando para entrar a vivir de alquiler. No tenemos capacidad”, subraya Sonia, de la inmobiliaria Sol y Nieve.
Los pisos turísticos
Una de las múltiples causas que han derivado en esta crisis de vivienda se encuentra en la proliferación de pisos turísticos. En Aragón, hay actualmente registradas 2.659 viviendas de uso turístico, casi dos tercios de las existentes en toda la Comunidad.
Esta semana, la propia Sabiñánigo ha aprobado una suspensión cautelar de un año en la concesión de nuevas licencias para viviendas de uso turístico para poder elaborar una nueva normativa municipal que regule su crecimiento.
“Sabiñánigo cogió fama por ser una plaza barata dentro del Pirineo y todo el mundo venía aquí, incluso trabajadores de Jaca, pero la gente no es tonta y se han incrementado bastante, no a esos niveles, pero sí han crecido”, cuenta Sonia.
De hecho, se calcula que un 25% de todas las viviendas que hay en Jaca ya se destinan al uso turístico. “Es muy, muy complicado con los sueldos que hay ahora poder venir a trabajar y poder alquilar una vivienda a un precio normal y que no se lleve todo el sueldo”, reconoce Rigo.
La falta de promociones
Asimismo, la falta de nuevas promociones durante los últimos 15 años es otra de las causas que lastra la oferta de vivienda. Pese a que se están reactivando en algunos puntos, en las localidades más pirenaicas no tienen ni espacio para crecer, lo que incluso puede acabar tensionando el futuro de las propias estaciones.
“Algún día nos encontramos el problema de que los negocios no puedan abrir porque no hay trabajadores. En Colorado, en la estación de esquí de Aspen, se vieron que no pudieron abrir porque los trabajadores no tenían donde vivir. Compraron un terreno y pusieron 300 casas prefabricadas. ¿Llegaremos a eso? No lo sé, pero la solución es mala”, comenta Álvaro García.
En alguna de estas localidades, ya se empieza a asomar alguna nueva promoción que podría reducir la tensión, aunque los expertos inmobiliarios advierten de que, sin apoyo de las administraciones públicas, será complicado que surjan oportunidades a precios asequibles para estos trabajadores.