Blanca Romeo posando con algunas de las joyas de su marca 'Blanca Romeo by Besame Muxo' B.R.
Blanca (33), emprendedora de Zaragoza: "Tuve que compaginar mi negocio con otro trabajo, pero mereció la pena"
Creadora de la marca de joyería Blanca Romeo by Besame Muxo lleva desde 2022 agotando existencias con sus creaciones.
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De los momentos más oscuros, llegan a salir las mejores ideas. Blanca Romeo se reinventó a sí misma, batalló y creyó, que al final es lo más importante, en su proyecto. Ahora, con 33 años, dice contenta que ha evolucionado y madurado, lo que le ha dado a su marca de joyas aún más personalidad.
"Trabajo desde lo que a mí me nace, desde mi historia y desde lo que quiero transmitir con mis piezas", habla sobre su proyecto. Su marca de joyas comenzó en la red social Instagram mientras lanzaba su página web bajo el nombre 'Besame Muxo'.
Desde entonces los pedidos no han parado de llegar, igual que la variedad de piezas. Algunas de sus colecciones como las pulseras y pendientes de la Virgen del Pilar se han convertido en una imagen inconfundible dentro de su extensa oferta donde destaca la presencia de perlas y colores pastel.
Tras tres años de trabajo, comienza una nueva etapa bajo el nombre 'Blanca Romeo by Besame Muxo'. Una declaración de intenciones con la que marca una evolución personal: "Sentía que tocaba dar un paso más y profesionalizar más mi marca con una imagen renovada, joyas de mayor calidad, un packaging totalmente nuevo y una dirección más madura", explica.
Sin embargo, para llegar hasta aquí, Romeo ha luchado mucho, principalmente, a nivel personal, ya que su proyecto como ella misma reconoce nace en un momento donde la joven de esos momentos 30 años estaba sumida en una depresión por causas laborales.
"Surgió como una vía de escape, una necesidad emocional y personal", admite. Aunque no fue algo muy sorpresivo, porque su camino hacia el mundo de la joyería venía trazado desde niña cuando "hacía mis propias pulseras y collares". Así, como Blanca reflexiona "el proyecto es la versión adulta de aquella niña creativa".
Le afianzan sus estudios de Marketing y una experiencia laboral versátil, entre las que se encuentra su trabajo en una gran joyería cuando estuvo viviendo en Estados Unidos un tiempo. A pesar de ello, los inicios no fueron fáciles.
Para poder comenzar su proyecto tuvo que compaginarlo con un segundo trabajo porque necesitaba "unos ingresos mínimos asegurados": "Emprender joven y meterte en el mundo de los autónomos no es nada fácil en España. Hay mucha incertidumbre, muchos miedos y un montón de responsabilidades que te caen de golpe y que no imaginas cuando empiezas", explica.
Ponerlo en marcha fue más difícil si cabe sin un apoyo paternal tras el fallecimiento de su madre con 12 años. Confiesa que esto le ha hecho más "responsable" y "realista".
Ahora cuenta con el apoyo fundamental de su pareja: "Me ha ayudado en todo este camino y sin él no hubiera sido posible muchas cosas. Su apoyo y el de sus padres ha sido para mí un gran pilar y fundamental para que este proyecto pudiera seguir adelante", dice emocionada.
"Para mí es importante que, cuando una clienta escribe, sepa que hay una persona detrás, no un sistema automático"
A pesar de todo ello, el esfuerzo tiene su recompensa y la "ilusión" fue un motor que impulsó a esta joven zaragozana a seguir adelante y hoy se materializa en una marca con dos empleados más. Así, en los inicios hubo "muchas noches sin dormir" pero todo era por su sueño y sus clientas.
Mimo y cariño a cada paso
Parte fundamental de su trabajo son estas últimas, quienes muchas de ellas se mantienen fieles desde el momento de su apertura lo que hizo que la acogida fuera "muy buena".
"Las clientas confiaron en mí desde el principio y, lo más bonito, recomendaban la marca a sus amigas, hermanas y conocidas", relata.
Su relación con ellas no es la habitual. Saliendo de la frialdad y la impersonalidad que a veces dan las redes sociales, Blanca buscaba huir de ellas y construir una relación cercana y amable con ellas a pesar de no contar con una tienda física para interactuar en persona. Prueba de ello son los mensajes que suele escribir en sus envíos y en los detalles especiales que hacen cada producto más personal.
"Para mí es importante que, cuando una clienta escribe, sepa que hay una persona detrás, no un sistema automático. Me gusta conversar con ellas, ayudarles a elegir sus piezas, conocer sus historias. Esa cercanía hace que la relación sea mucho más bonita", detalla.
De esta forma, ha conformado una clientela fiel con la que se identifica y a la que presta un servicio de cercanía "que va más allá de vender joyas".