Irene en su centro de bienestar en Zaragoza.

Irene en su centro de bienestar en Zaragoza. E.E.

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Irene, emprendedora que dejó su trabajo para abrir el negocio de sus sueños en Zaragoza: "Era jugársela, pero estoy encantada"

El 8 de octubre, esta zaragozana inauguró su nuevo negocio, ‘Calma Hammam’, cumpliendo un gran sueño.

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Zaragoza
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No hace falta reiterar que el mundo del emprendimiento es verdaderamente complicado. Mucha incertidumbre, esfuerzo, además de desembolso económico. Sin embargo, cuando las cosas salen bien, el orgullo y la recompensa son incomparables.

Así lo ha vivido una valiente emprendedora zaragozana, Irene, que dejó su trabajo en el mundo comercial para luchar por lo que quería y le hacía feliz. En concreto, el pasado 8 de octubre abrió su propio centro de bienestar 'Calma Hammam' en la calle María Lostal, 25. Un espacio en el que se respira paz y tranquilidad y donde cada detalle está cuidado al milímetro para que la experiencia sea perfecta.

Todo comenzó hace 10 años. Irene, con un trabajo que le estresaba, se fue de viaje a Marruecos y allí descubrió el hammam por primera vez: “Salí sin acordarme ni de que trabajaba. Había probado masajes, meditación, pero esa era la primera vez que conseguí relajarme y desconectar. Desde entonces dije que necesitaba uno en Zaragoza”.

De esta forma, tras conocer más de este mundo y haber visitado algunos en Madrid, se lanzó a montar el suyo propio. “Vi un local que me encajaba porque era súper especial. Cuando bajas abajo entras en otro mundo, entra luz natural y empecé poco a poco a hacer el proyecto, vi que podía ser viable y hace un año dejé de trabajar para volcarme en esto”, explica Irene.

En este aspecto, cuenta que ha sido una reforma complicada porque “no había nadie en Zaragoza que supiera hacer un diseño encajado para el vapor”. Finalmente, con mucho trabajo, consiguieron “entre todos” sacarlo adelante.

Fachada exterior de Calma Hammam.

Fachada exterior de Calma Hammam. E.E.

Durante este último año, mientras se hacían los trabajos, Irene ha aprovechado para formarse en esto. “Yo tenía toda la parte de Dirección de Empresas, pero llevo un año estudiando 8 horas al día masajes, técnicas, técnicas orientales, shiatsu y distintas corrientes para poder ofrecer distintas opciones a los clientes”, asegura.

Además, en un pueblo de Los Monegros, de donde es su pareja, tiene otro centro de masajes, Calma en Los Monegros, que le ha servido para coger práctica y saber qué es lo que la gente necesita, lo que le gusta y lo que no. “Es un espacio que me ha cedido el Ayuntamiento, pero tenemos la idea del día de mañana hacerlo un poquito más grande”, concreta la zaragozana.

Una gran acogida

El proceso hasta llegar al día de hoy ha sido largo y de riesgo, pero Irene está muy satisfecha de la decisión que tomó: “Tenía un trabajo que me daba estabilidad y dejarlo todo por esto era jugárselo todo a blanco o negro. Hay momentos de todo, porque una obra así supone altibajos y piensas que no va a funcionar. Ver que sí, que lo hemos conseguido, te hace sentirte orgulloso de ti mismo y de la gente que está alrededor tuyo”.

No obstante, una vez que el centro estaba terminado, Irene se quitó ese peso de encima, pues a partir de ahí llegaba lo bonito. “Ahora solamente tengo que poner todo mi cariño en lo que tengo que hacer, que es lo que yo quería”, subraya.

Con ese cariño y pasión, Irene celebra que el primer mes desde su apertura ha ido muy bien. Ha ido mucha gente a verlo y a probarlo y “todas las referencias y las reseñas han sido muy buenas”, según declara la propietaria. “Estamos encantadas, es algo que la mayoría de la gente que viene no ha probado nunca y les está gustando”, defiende.

Sala de vapor.

Sala de vapor. E.E.

Servicios y masajes

A diferencia de los clásicos de Marruecos, Calma Hammam tiene una esencia más occidentalizada, ya que el tratamiento de la piel es el tradicional árabe, pero introduce una parte más social, de compartir el momento tomando un vino o un café, y de forma privada.

“Si tú quieres estar en la sala hablando con tu pareja, puedes hablar, pero si quieres relajarte, también lo puedes conseguir”, detalla.

Sin duda, ese poder de decisión, así como la personalización de cada servicio son elementos claves de Calma.

Otro de los espacio de Calma Hammam.

Otro de los espacio de Calma Hammam. E.E.

Así pues, la carta de servicios y masajes es abundante, para que cada uno elija lo que necesita. Principalmente, se divide en tres líneas: las salas de vapor, los masajes y el ‘linfanew’, un aparato que es hidroterapia ionizada para limpiar el sistema linfático a través de los pies.

Salas de vapor

Todos los rituales hammam son 70 minutos y 20 de sala, un total de 1 hora y media.

  • Esencia: incluye la sala de vapor, la exfoliación con guante de jabón negro, hidratación con argán, espuma turca y masaje. Luego 20 minutos en la sala con un café, un té, o una botella de vino. El precio es de 70 euros.

  • Amanecer: son arcillas, la exfoliación es más rápida para preparar la piel para recibir las arcillas naturales. Se retira cuando se seca y luego se aplica una verde más hidratante. El precio es de 70 euros.

  • Renacer: es con café y cacao. Se exfolia la piel, luego se aplica el café y el cacao, consiguiendo antioxidantes. “Te sube muchísimo el ánimo, es muy emocional este tratamiento, a la gente le gusta mucho”, describe Irene. También son 90 euros.

Zona de vestuarios.

Zona de vestuarios. E.E.

En cuanto a los masajes, hay tres: los normales son 70 euros (mimo, que es el relajante y raíz con técnicas shaitsu) y el masaje savia, con aromaterapia y maderoterapia (por 80 euros). Y por último está el ‘linfanew’ (35 euros la sesión individual).

Así pues, con esta amplia variedad de servicios, Irene busca que todo el mundo que acuda a Calma Hammam se vaya “un poco mejor de lo que ha venido”. En definitiva, este espacio quiere ser un refugio para todos aquellos que lo necesiten.