Carlos, dueño de Funeraria La Paz. E. E.
Carlos, dueño de una funeraria: "Un ataúd puede costar de 900 a 4.000 euros, es como comprar muebles de Ikea o de ebanista"
El sector asegura haber contenido los precios pese a la inflación por la competencia y unos clientes que "cada vez quieren menos cosas".
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Morirse también tiene un precio, y la diferencia entre un entierro humilde y uno 'cinco estrellas' puede llegar a ser de miles de euros. Algo tan básico como el ataúd puede marcar la diferencia. "Los hay de 900 a 4.000 euros", cuenta Carlos Garcés, dueño y administrador de Funeraria La Paz y Pompas Fúnebres Teruel.
¿Y cuál es la diferencia? Principalmente, el material, la calidad y el acabado. Los hay de pino, de roble, de bronce, de acero inoxidable… "Es como si compras un mueble de Ikea o de ebanista”, explica.
La gente tira más por los de 900. “Y lo hace cada vez más”, advierte este profesional del sector. Pese al fuerte incremento del IPC desde el estallido de la guerra de Ucrania, que ha afectado prácticamente a todos los productos de la lista de compra, las funerarias han tendido a mantener o incluso rebajar sus precios.
¿La razón? La fuerte competencia, cada vez mayor, y que la gente “cada vez quiere menos cosas”. “El negocio va para abajo. Muchos solo quieren pasar el trámite cuanto antes y ya”, lamenta Garcés, que en sus años de experiencia ha visto prácticamente de todo.
Una de las peticiones más bizarras le llegó de una familia que preguntó si podían incinerar al muerto sin ataúd, algo que está fuera de toda norma. “Es más, para incinerar tiene que ser ecológico”, apunta.
Al margen del ataúd hay que pagar el velatorio, el coche fúnebre, el acondicionamiento del fallecido, las tasas -que sí suelen actualizarse conforme al IPC, o la celebración religiosa. Las funerarias suelen encargarse del trabajo ‘de gestoría’ y organización, con teléfonos 24 horas para atender las peticiones, y también se cuenta con la ayuda del personal de los propios complejos, ya sea el de Torrero, en el caso de Zaragoza, o de los distintos camposantos de la Comunidad, para ayudar a las familias.
Incineraciones e inhumaciones
Las incineraciones son cada vez más frecuentes, y uno de los motivos son los precios. Un entierro al uso puede salir por una horquilla de 2.500 a 3.500 euros, aunque los ‘extras’ son los que terminan marcando la factura.
Aunque para incinerar también hay que comprar ataúd, optar por las cremaciones hace que las familias se ahorren las lápidas, otro de los ‘básicos’ que suele disparar el ticket medio. No en vano, las urnas para las cenizas suelen ser mucho más baratas.
También han de tenerse en cuenta los diferentes ‘alquileres’ existentes. “En Torrero puedes pagar por cinco años o por 49. La última sale más cara”, señala Garcés.
La fuerte competencia existente hace que las funerarias guarden celosamente sus precios y tarifas. En La Milagrosa tampoco los han tocado pese a la subida del IPC. En su caso, cifran la diferencia entre inhumaciones e incineraciones en unos 400 euros. Las primeras salen por 1.800, IVA incluido, sin contar la lápida, y las segundas, por alrededor de 2.200. Todo, no obstante, varía en función de cómo es el nicho, si ya está ocupado y hay que abrirlo, si se trata de un panteón…
El presupuesto varía en cada caso. “Hay gente que se quiere gastar mucho dinero y otra que no. Esto, al final, es como todo. Hay quien se compra una camisa de marca y no le importa cuánto cuesta y quien hace todo lo contrario”, razonan.