La DGA extiende sus argumentos a lo largo de 26 folios firmados por el consejero Manuel Blasco.

La DGA extiende sus argumentos a lo largo de 26 folios firmados por el consejero Manuel Blasco. E. E.

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Azcón, en guerra contra Pedro Sánchez por el recorte al regadío: "Pone en riesgo el futuro del sector"

La DGA presenta 26 folios de alegaciones a los primeros pasos de la nueva planificación hidrológica del Ministerio de Sara Aagesen.

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Zaragoza
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Los posibles recortes en el regadío han abierto una nueva guerra entre Aragón y el Gobierno de Pedro Sánchez. El Ejecutivo autonómico ha presentado 26 folios de alegaciones contra los primeros pasos de la nueva planificación hidrológica, que irá de 2028 a 2033.

La DGA alerta de que las dotaciones propuestas por el Ministerio para la Transición Ecológica suponen una "importante reducción" respecto al anterior ciclo de planificación, así como de errores "materiales y estratégicos" que podrían condicionar el futuro del sector en la Comunidad.

El texto lleva la firma del consejero de Medio Ambiente y Turismo, Manuel Blasco. En él se advierte de posibles reducciones de entre el 12% y el 15% en las grandes zonas regables de Aragón y de que tanto los agricultores de los nuevos regadíos como las zonas modernizadas y las expectantes verían su capacidad de amortización "extraordinariamente reducida" y sus expectativas, "truncadas".

El Pignatelli avisa, además, de que si se mantienen unos postulados "ajenos" a la realidad del sector se corre el riesgo de que las necesidades de agua para el riego estén cubiertas "no en un 80% de los años, sino en un porcentaje menor". "En esos ejercicios no se podría hacer frente a la escasez derivada de la acentuación del cambio climático", alerta.

Asimismo, se aumentaría la posibilidad de fallo de las cosechas, "poniendo en riesgo la soberanía alimentaria de los ciudadanos de Aragón, España y la Unión Europea". "Esto, sin olvidar la eficacia de las inversiones públicas", agrega.

El PP lamenta que la nueva planificación carezca de una visión de futuro de la agricultura en la demarcación del Ebro. Los documentos iniciales no aportan "ni siquiera un esbozo" de la evolución de los sectores vinculados al agua. A su juicio, todo debería de haber comenzado con una discusión con los agentes implicados, pero no la ha habido.

El Gobierno censura que los informes concluyan en la "no consideración de nuevos regadíos en Aragón". Indican, además, que "se espera que la demanda de agua planificada para regadío no crezca", afirmación que para nada comparten desde la DGA. Especialmente teniendo en cuenta el aumento de superficie dedicada al cultivo de frutos secos y a la horticultura industrial.

Desde el Pignatelli recalcan que la realidad económica no es, en absoluto, estática, sino que existe una evolución de la demanda de cultivos que el Ministerio de Sara Aagesen "no ha considerado". "Utilizar una foto fija de los actuales supone establecer unas líneas rígidas que afectarán negativamente a todo el sector", auguran.

El Departamento de Manuel Blasco asegura no entender que los efectos del cambio climático se tengan en cuenta al hablar de las necesidades de agua pero no en lo relativo a la distribución de cultivo, las variaciones en la ocupación temporal de los mismos y la implantación de otros nuevos.
Igualmente, critica que se rechace "de plano y sin más análisis" el aumento de la capacidad de almacenamiento de la cuenca. Es decir, la construcción de nuevos embalses. Máxime cuando "la ley de Aguas señala como objetivos de la planificación no solo la protección del dominio público hidráulico, sino la satisfacción de las demandas y el equilibrio y armonización del desarrollo regional, incrementando las disponibilidades del recurso".

Para el Ejecutivo regional, comprometer el futuro de todo un sector por la reducción de las dotaciones en todos los sistemas de riego de la cuenca del Ebro "no es razonable". Sobre todo en una cuenca "con abundancia relativa en España".

Desde la DGA se exige más transparencia en el cálculo de las dotaciones y se insta a revisar errores que perjudican a la Comunidad. También pide tener en cuenta los efectos de las dobles cosechas, que consumen más agua, pero tienen beneficios asociados sobre aspectos como el laboreo, las emisiones de gases de efecto invernadero o la contaminación por nitratos. "Creemos que es necesario adoptar hipótesis más realistas", insisten.

Por otra parte, se pide introducir flexibilidad y excepciones en las dotaciones. "Los agricultores gestionan la escasez cuando es necesario, actuando como colchón para casar oferta y demanda, por lo que, cuando existen excesos almacenados, no debería suponer ningún problema aumentar la dotación. Los aumentos o excepciones al alza también deben considerarse", justifica.

A este respecto, alerta de que "siendo la tendencia de cambio climático clara, en los climas mediterráneos se añade, además, la variabilidad climática". "Tendremos años hidrológicos mejores y peores, y será preciso disponer de una suerte de 'trajes a medida' para convivir con la escasez, en la que la flexibilidad es clave", reitera.