
El embalse de El Grado, al 99% de su capacidad
Los embalses aragoneses inician el verano "a rebosar": máximos históricos y claves ante las riadas
Los embalses de la cuenca del Ebro han iniciado el verano rozando el 90% de capacidad, una barrera que apenas se había superado en dos ocasiones en diez años.
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La sucesión de tormentas, lluvias y dana de la primavera han dejado a los embalses aragoneses en una de sus mejores situaciones de la última década. La cuenca del Ebro ha iniciado el verano rozando el 90% de capacidad en los pantanos, una barrera que apenas se había superado en dos ocasiones en diez años, dejando atrás la sequía que azotó a gran parte del territorio hace un par de años.
De hecho, en 2023, Aragón sufrió la sequía más dura de los últimos 30 años, dañando al 85% de la cuenca y con una duración de más de dos años. El propio embalse de Mequinenza, de casi 1.400 hectómetros cúbicos y que hoy está al 90%, registró mínimos históricos los últimos meses de 2022 y en el 2023. En Calanda, incluso, se inició el pasado verano una extracción de agua de un pozo, hasta que volvió a llover y se recompuso el pantano.
Dos años después, ya no hay ninguna unidad territorial o subcuenca en situación de sequía o de escasez. Incluso, algunos embalses como El Grado o Barasona tuvieron que abrir sus compuertas durante la primavera para soltar agua y garantizar el margen suficiente en caso de tener que afrontar crecidas repentinas.
De esta forma, desde la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) inciden en que el año hidrológico (que empieza y acaba en octubre), está siendo "muy bueno", pero topándose con una larga sucesión de fenómenos adversos que han obligado a ir gestionando continuamente el agua que había en los embalses. El último caso ha sido el de la pasada semana, que afectó a una docena de localidades de Zaragoza y Teruel.
Así, otros embalses en distintos puntos de la Comunidad rozan el lleno. La Loteta, en Ribera Alta del Ebro y Campo de Borja, está al 97,6% con más de cien hectómetros cúbicos; Yesa está al 85%; y Mediano ha crecido hasta el 97%.
Con ello, la cuenca del Ebro ratifica su recuperación después de sufrir una dura sequía en prácticamente todo el territorio. Hace un año, se extendía por las zonas del Guadalope, Martín, Aguas Vivas y Huerva, es decir, buena parte de las provincias de Zaragoza y Teruel, mientras que el informe mensual de la CHE de mayo ya suprimía las alertas de estas regiones.
La situación también es positiva en la margen derecha. Actualmente, los embalses de esta zona se encuentran al 86% de su capacidad máxima, cuando hace un año apenas llegaban a la mitad del agua que podían almacenar, en medio de una escasez que dejó los campos tambaleando.
No en vano, el embalse de Calanda supera el 75% y Caspe lo roza, en un 72,3%, cuando ambos apenas tenían el 22 y el 28% a estas alturas del pasado año. Además, el Cañón de Santolea, de casi 82 hectómetros cúbicos y puesto en marcha en pruebas a lo largo de 2024, continúa su llenado y ya está al 70% de su capacidad.