El talento de estudiantes aragoneses se luce en la final de la II Liga de Debate de Escuelas Católicas Aragón

Un total de ocho estudiantes aragoneses, cuatro del Colegio Sagrado Corazón Corazonistas y otros cuatro del Colegio Jesuitas El Salvador, han participado este martes en la final de la segunda edición de la Liga de Debate organizada por Escuelas Católicas de Aragón. Tras la fase previa, con ocho colegios, llegaba el momento decisivo con mucha ilusión, ambición y, por supuesto, preparación. Aunque solo podía quedar un ganador, en esta cita todos salían ganando.

El Seminario Metropolitano del Centro Regional de Estudios Teológicos de Aragón ha acogido este martes un evento realmente esperado para varios estudiantes y profesores, así como para la asociación de Escuelas Católicas Aragón.

El secretario autonómico de esta institución, José Ignacio Casajús, ha valorado más allá de la propia competición el carácter de convivencia entre los alumnos participantes. “Es una iniciativa para hacer red, para juntarnos”, ha declarado.

Además, considera que es muy importante impulsar el debate en los colegios porque permite que los alumnos sean capaces de reflexionar y elaborar su propio pensamiento, también hablar con evidencias, ética y educación.

Seguía la misma línea la coordinadora de Secundaria del Colegio Corazonistas La Mina, Eva Bazán, quien impulsó el nacimiento de esta Liga de Debate: “Se fomentan habilidades lingüísticas que no se tratan tanto en los colegios, pero que se necesitan en la vida”.

Por ello, reconoce que están muy contentos de ver a la juventud volcada en esto, pues es una actividad voluntaria para ellos. “Es un sueño celebrar la segunda edición, hacerlo es complicado, pero también es difícil mantenerlo”, añadía Eva Bazán en la presentación del acto.

El debate de este curso se desarrolla en torno a la premisa de “¿Vivimos en la era de la desinformación?”, sobre la cual han trabajado los equipos junto a sus profesores. Las reglas se establecen siguiendo los estándares del llamado "debate académico". Cada equipo debe defender una postura "a favor" o" en contra" de la premisa sin saber previamente lo que les va a corresponder (se hace por sorteo) y son evaluados mediante rúbrica por los jueces.

Estos desempeñan un papel esencial y nada sencillo, pues el nivel de todos los participantes es muy alto. Así lo reconocen los dos jueces de la tarde, Mónica Gracia y Jaime Lombarte.

“Se utiliza una rúbrica que te dice todos los puntos, pero también se tienen en cuenta los argumentos, la importancia de esos, cómo se expresa o quién tiene la destreza de chocar los argumentos…”, explica uno de ellos en cuanto a los criterios. “Hay ligeras partes subjetivas, ahí es donde se complica”, defiende Mónica que esperaba un gran nivel.

Los protagonistas

En cuanto a los protagonistas de la tarde, los alumnos, desde el equipo de Corazonistas, se mostraban nerviosos, pero con ganas de empezar y poder plasmar todas las horas de preparación e investigación. “Las expectativas son altas, queremos ganar. Hemos trabajado mucho, nos lo merecemos, queremos dar lo mejor de nosotros mismos”, manifestaban sobre su ambición.

Por su parte, el grupo de alumnos del Colegio Jesuitas El Salvador contaba que no era su primera vez y eso les permitía gestionar los nervios. En ese contexto no había unidad, ya que algunos admitían estar más nerviosos que otros.

En su caso, también afrontan la final después de mucha preparación en el colegio, teniendo la extraescolar una vez a la semana.

“En tu día a día y a nivel social es muy importante la oratoria y saberse expresar”, reconocía uno de ellos al hablar de la importancia de participar en un grupo de debate. “Te ayuda a tener un pensamiento crítico”, añadía su compañera. Los cuatro, obviamente, tienen la ilusión de ser los ganadores para que el esfuerzo se vea recompensado.

Finalmente, el equipo Coras CD del Colegio Sagrado Corazón se ha alzado con la victoria en un igualado
debate en el que ambos equipos han mostrado un excelente dominio de la argumentación y el trabajo en equipo.

No obstante, insistiendo en las palabras de José Ignacio Casajús, la competición es lo de menos y aquí prima la convivencia y las relaciones humanas que pueden aflorar.