
El delegado del Gobierno, con Mora de Rubielos de fondo. E. E./E. P.
El delegado del Gobierno la lía con la inmigración: "Si a alguien le gusta tirar de Kalashnikov y violar mujeres se queda allí"
Fernando Beltrán reaviva también la polémica con Mora de Rubielos al recordar cómo fueron los días previos a la llegada de 110 malienses.
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Las últimas declaraciones del delegado del Gobierno en Aragón sobre la inmigración ilegal vienen con polémica. El socialista Fernando Beltrán aseguró este miércoles en un foro del PSOE-Aragón que los migrantes que llegan a la Comunidad son, en su mayoría, "varones que huyen de zonas de guerra", ya que "si a alguien le gusta tirar de Kalashnikov y violar mujeres se queda allí, que es el escenario ideal". "Estos son todo lo contrario", remató.
Beltrán trató de combatir con datos "los bulos de la derecha y la ultraderecha", una explicación no exenta de polémica que salpicó a la localidad turolense de Mora de Rubielos -un pequeño pueblo de 1.500 habitantes al que el Gobierno de España mandó 110 malienses-, y a sus vecinos.
El socialista aseguró que los migrantes "no han robado ni un caramelo de la tienda", sino que se han integrado y juegan al fútbol con los chavales del pueblo. "Esta gente no viene a meterse en ningún lío, sino a aprender el idioma y a ganar dinero y mandarlo donde esté su casa para que su madre y sus hermanos pequeños coman", agregó.
El delegado del Gobierno en Aragón, Fernando Beltrán, durante el acto del PSOE.
La controversia vino al explicar cómo fueron los días previos a su llegada. "Tuve que ir personalmente a hacer una reunión con el alcalde y con todo el grupo municipal. Empecé por la Guardia Civil, porque a la Guardia Civil también hay que explicarle las cosas. Me fui al cuartel de Mora, llamé a la que manda en la comandancia de Teruel y le dije, de ti para abajo, venid todos que os lo voy a explicar", empezaba.
Su relato no quedó ahí. Beltrán recalcó que, durante esos primeros momentos, de lo que se trataba "no era de proteger al municipio de estos chicos, sino de proteger a estos chicos del municipio". "Antes de llegar habían recibido llamadas en el hotel amenazando con que lo iban a quemar con los inmigrantes dentro. La Guardia Civil entendió perfectamente el problema", explicó.
Beltrán entiende que en un pueblo pequeño, la llegada de 110 personas cause "estupor". "Hicimos una reunión en el hotel donde se iban a alojar con el dueño y representantes municipales. Y yo les expliqué el programa. La primera pregunta fue... Es que vienen sin mujeres, ¿estos con quién van a satisfacer sus necesidades? Entonces les dije, ¿pero de verdad esa es la primera pregunta que me estáis haciendo?", recordó.
Él mismo se encargó de tranquilizarlos y recalcar que "normalmente estamos hablando de un colectivo de delincuencia cero". "La gente ahora está encantada. Más de una treintena están ya trabajando en la zona, ya sea en la comarca o en la provincia. Ese es el tipo de personas que nos estamos encontrando, no han dado ni un problema ni medio", apostilló.
Sus palabras hicieron reaccionar al PP, que exigió en las Cortes de Aragón una disculpa a los vecinos y a la Guardia Civil por su "falta de respeto". Tampoco sentaron nada bien en Mora de Rubielos. Su alcalde, Hugo Arquímedes Ríos (Partido Aragonés), cree que si hubo incertidumbre en un principio fue por la falta de información por parte del Gobierno central.
"En los días previos a la llegada solo tuve una llamada. Me dijeron que estaban recabando toda la información y que, cuando la tuvieran, me llegaría. Durante los días anteriores hubo mucho desconcierto, no había noticias claras por parte de ningún estamento que nos aclarasen quién venía y de dónde, y no podíamos explicar a los vecinos qué estaba pasando", recuerda.
En su opinión, esa incertidumbre "generó frustración y resentimiento por no saber qué ocurría". "Yo me quejé por activa y por pasiva a todo el mundo. En todo caso, desde la alcaldía se tomaron todas las medidas oportunas", recalca.
Pese al mal arranque, Ríos considera que aquello fue "una anécdota" y que lo que importa es la realidad actual y poner la mirada en el futuro. "Tanto los vecinos de Mora como la asociación que atiende a estos chicos y ellos mismos están todos en muy buena sintonía. Levantar ahora cualquier tipo de controversia sobre lo que ocurrió en aquel momento no es lo mejor. Ahora mismo, nadie tiene ningún problema ni en un sentido ni en otro", expone.