Villajoyosa.
El encantador pueblo de Alicante que debes visitar esta Navidad: "Me quedaría a vivir aquí"
La localidad ha conseguido mantener su esencia marinera en medio del tsunami turístico que recorre la Costa Blanca.
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Hay lugares que te golpean en el corazón desde el primer instante. Villajoyosa es uno de esos.
Cuando llegas y ves esas casas que parecen sacadas directamente de una caja de lápices de colores, cuando respiras ese aire que huele a mar y a chocolate, cuando caminas por calles adoquinadas donde el tiempo parece moverse a otro ritmo, entiendes por qué alguien podría llegar y quedarse para siempre.
Estamos hablando de un pueblo a apenas media hora en coche de Alicante, que ha conseguido lo casi imposible como es mantener su esencia marinera en medio del tsunami turístico que recorre la Costa Blanca.
Y especialmente en Navidad, cuando muchos pueblos se transforman en parques temáticos artificiosos, Villajoyosa sigue siendo ella misma. Auténtica. Viva. Colorida.
Maravillas, 26 años, pasea con su perra por la localidad, asegurando ser su primera vez aquí: "No entiendo por qué no he venido antes, si me quedaría hasta a vivir aquí", asegura; mientras contempla las casas de colores.
Casas históricas
Empecemos por lo obvio, esas fachadas que te enamoran. Son 777 casas pintadas en tonos que van desde amarillos radiantes a azules profundos, rojos cálidos y verdes frescos.
Durante siglos, los pescadores de la Vila las pintaban así para reconocerlas desde el mar cuando regresaban de faenar.
Pero la tradición tiene aún más poesía: las familias dejaban mensajes colgados en los balcones—sábanas blancas anunciando nacimientos, negras lamentando pérdidas. El pueblo hablaba en colores y textiles.
Hoy, pasear por el casco antiguo no es solo turismo. Es un acto de respiración lenta. Las calles estrechas te invitan a perderte deliberadamente.
Descubrirás plazas pequeñas donde aún vibra la vida cotidiana, mercados que siguen trayendo productos frescos del mar y la huerta, terrazas donde tomar algo al sol mientras miras la iglesia de la Asunción—de origen gótico y guardiana silenciosa de siglos de historias.
Navidad de verdad
Este año, Villajoyosa calienta motores con "La Nadala, la fira vilera d'estes festes"—una feria navideña que arranca el 5 de diciembre y se extiende hasta el 6 de enero.
Pero aquí viene lo interesante, pues no es la típica feria navideña con Papá Noel de plástico y villancicos pregrabados. Los locales han cuidado que sea una celebración genuina.
La finca La Barbera dels Aragonés se transforma en espacio festivo, pero manteniendo el toque genuino que caracteriza a La Vila. Habrá musicales, teatros, talleres florales, mercat vintage... Papá Noel llegará el 22 de diciembre en un pasacalle por el centro urbano.
Y el 31 de diciembre, en lugar de masificadas plazas de hoteles, está la San Silvestre local que parte desde La Barbera.
El 13 de diciembre hay un taller de centros navideños. El 21, un "Gran taller de la Navidad". El día 27, Cantajuegos. Es como si el pueblo hubiera entendido que en diciembre, la gente necesita pausas, momentos, respiración.
Playas que respiran
Otra razón para quedarte: sus playas. Playas sin ese caos masificado de otros puntos de la Costa Blanca. El agua aquí sigue siendo azul, realmente azul, sin tonalidades grises que indiquen sobrecarga.
También calas más pequeñas, más íntimas, para quien busque recogimiento. Hay paseos marítimos donde el Barrio Arsenal—esos edificios históricos del puerto— hablan sin palabras de lo que fue esta Vila Joiosa hace siglos.