Daniel, lotero en el Conejo de Oro de Torrevieja.

Daniel, lotero en el Conejo de Oro de Torrevieja. Laurine Maurice

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Daniel, lotero en el Conejo de Oro de Torrevieja, tras dar el gordo de Navidad en 2022 y 2023: "Este año no fallamos"

La administración número 5 del centro comercial de Carrefour se ha ganado la fama de buena suerte tras años repartiendo premios en la Lotería de Navidad.

Más información: 'El Conejo de Oro' de Torrevieja repite con el tercer premio del Niño tras el tercero, el cuarto y el quinto en Navidad

Alicante
Publicada

El Conejo de Oro, la administración número 5 de Torrevieja, se ha ganado a pulso su fama de ser una parada casi obligatoria para quienes creen en la suerte y en las rachas buenas.

Y, escuchando a Daniel, dueño de la administración, se entiende por qué aquí la ilusión no es un eslogan, sino una rutina de cada Navidad.​

Un año más

Este año las ventas se mantienen fuertes, con un ligero incremento de alrededor de un 2% respecto al año anterior, una subida que confirma que la confianza de los jugadores sigue creciendo.

Daniel lo tiene claro: asegura que ya “no pueden fallar” a sus clientes, porque la administración se ha acostumbrado a repartir premios año tras año y la gente viene precisamente a buscar esa energía ganadora.​

Hay números que se han convertido casi en personajes fijos de esta historia: el 25, el 17, el 69 o el 13 salen de la ventanilla una y otra vez, reclamados por quienes repiten décimo como si renovaran un pequeño ritual personal de esperanza.​

Un punto de encuentro

Torrevieja es una ciudad profundamente mezclada y eso se nota también en la cola de la administración.

Según Daniel, entre un 35% y un 40% de los clientes son extranjeros o españoles que vienen de todo el país, muchos de ellos veraneantes que aprovechan su paso por la ciudad para llevarse “un trocito” de la suerte local.

No solo compran para ellos, también para amigos y familiares, convirtiendo estos décimos en pequeños puentes entre países, idiomas y tradiciones.​

Hay quienes vuelven año tras año al mismo número, incluso después de haber ganado, como si ese vínculo con El Conejo de Oro ya formara parte de su historia personal.

A veces llegan incluso autobuses desde otras ciudades, pequeños viajes organizados alrededor de un simple mostrador de lotería que se ha convertido en destino en sí mismo.​

El Niño

Aunque la gran protagonista es siempre la Lotería de Navidad, la historia no termina el 22 de diciembre.

Muchos de los premios, reintegros e importes menores se reinvierten después en la Lotería del Niño, en una especie de segunda vuelta a la suerte que alarga la ilusión unas semanas más.​

Daniel y su equipo viven ese doble tiempo con intensidad. Primero el torbellino de la Navidad, con clientes habituales mezclados con quienes solo juegan una vez al año; después, esas dos semanas de foco en el Niño, donde la administración sigue funcionando como una pequeña fábrica de expectativas compartidas.​

Historial de premios

En los últimos años, El Conejo de Oro ha encadenado una racha que muchos consideran ya legendaria: tercer premio, cuarto, quinto y, en 2022, y 2023 el ansiado Gordo de Navidad.

Esa capacidad de repetir éxitos ha llevado a esta administración a ocupar titulares y a consolidarse como símbolo de buena fortuna en la comarca de la Vega Baja.​

La particularidad no es solo haber dado el Gordo, sino hacerlo dentro de una secuencia de varios años consecutivos repartiendo grandes premios, algo que muy pocas administraciones en España pueden contar.

Agradecimientos

Detrás del mostrador no hay una gran estructura, sino una familia: dos hermanos y una organización sencilla que se reparte el trabajo del día a día entre tres personas. A ese núcleo se le suma otra “familia” mucho más grande: la de los clientes que confían en ellos para poner en juego sus ilusiones.​

Daniel insiste en algo que resume muy bien el espíritu de El Conejo de Oro, su prioridad es agradecer la confianza y seguir ofreciendo, cada año, la posibilidad real de que un décimo cambie una vida.

Más que una administración, se ha convertido en una pequeña tradición emocional de Torrevieja.