Rose, frente a la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Torrevieja.

Rose, frente a la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Torrevieja. L.M

Vivir

Rose y su marido exmilitar viven en un pueblo de Alicante tras dejar su Inglaterra natal: "Dedicamos nuestros días a causas sociales"

La pareja se encuentra este 11 de noviembre en la Plaza de la Constitución de Torrevieja para conmemorar el Día del Recuerdo.

Más información: Somos belgas y así nos hemos integrado en Torrevieja: "Nos ha cambiado la vida"

Alicante
Publicada

Rose lleva ya veinte años viviendo en Ciudad Quesada, pero conserva el acento británico y una sonrisa que no pasa desapercibida.

La encontramos este lunes 11 de noviembre en la Plaza de la Constitución de Torrevieja, donde se ha reunido con otros veteranos y miembros de la comunidad británica para conmemorar el Día del Recuerdo, en memoria de los caídos en la Primera Guerra Mundial.

“Vivo en Ciudad Quesada, es muy grande, hay gente de todas las nacionalidades, aunque pocos españoles”, cuenta con una mezcla de orgullo y resignación.

“Si quiero practicar mi español, tengo que ir al mercado semanal. Pero los españoles hablan tan rápido que es difícil entenderles”, añade entre risas.

Rose nació en Norfolk, vivió en Cambridge y se casó con su marido, quien se alistó en la Fuerza Marina británica.

Su esposo, exmarino, comparte con ella una vida ligada a distintas causas solidarias: “Somos parte de la Royal British Legion y de la Royal Naval Association. Organizamos eventos, fiestas, para recaudar fondos para quienes lo necesitan”.

"En nuestro día a día participamos en eventos solidarios en Ciudad Quesada con asociaciones españolas y británicas y también en otras ciudades cercanas como Torrevieja", a lo que añade: “Nos han criado para ayudar a la gente”.

Largo recorrido

Después de casi quince años en Arabia Saudí tras dejar su Inglaterra natal, la pareja decidió instalarse en España para pasar su jubilación y disfrutar de una vida tranquila: “No podíamos volver al frío, ya no lo íbamos a soportar”, confiesa.

Aquí han encontrado sol, comunidad y una rutina tranquila. “Nos gusta el clima y la gente. Todo el mundo sonríe y puedes hablar con cualquiera", asegura Rose.

Cuando le preguntamos si ha hecho amigos españoles, piensa un segundo antes de responder: “Sí, algunos. Pero el idioma sigue siendo un gran obstáculo", lamenta.

"Intenté aprender con un grupo de gente de Bélgica y de los Países Bajos… pero hablaban con un acento tan marcado que casi no entendía nada, cuando realmente aprendo y practico es cuando voy sola al mercadillo semanal y hablo con los comerciantes", concluye.

En definitiva, aunque tanto ella como su marido siguen celebrando su cultura inglesa, la pareja se muestra agradecida por poder vivir una vida soñada en la provincia de Alicante: "Ya no nos vamos de aquí", asegura.