El mercadillo de Xaló.

El mercadillo de Xaló.

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Este pueblo de Alicante tiene el mejor mercadillo de antigüedades: "Encuentras de todo"

Cada sábado por la mañana, las calles junto al río Gorgos se llenan de vida. Más de 200 puestos ofrecen muebles antiguos, cerámicas, lámparas, libros, joyas vintage y textiles únicos.

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Alicante
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Cuando el fin de semana se asoma y el calor del verano en Alicante invita a buscar planes especiales, nada mejor que combinar el descanso con el descubrimiento de rincones con encanto.

La provincia es un mosaico de playas luminosas, pueblos llenos de historia y parajes naturales que parecen pintados a mano, pero también guarda tesoros menos conocidos que se disfrutan sin prisas.

Uno de esos planes que rompen la rutina es perderse por un mercadillo local. Más allá de las hortalizas ecológicas y productos de temporada, estos mercados son un escaparate de cultura popular, un lugar donde la vida se mezcla con la tradición y donde, con un poco de suerte, puedes encontrar verdaderas joyas escondidas.

En este sentido, el Rastro de Antigüedades de Xaló, ubicado en el pintoresco pueblo del mismo nombre, también llamado Jalón, es una parada imprescindible. Y no solo en otoño o invierno: incluso en pleno agosto, cuando el litoral alicantino hierve de turistas y sombrillas, este mercadillo se convierte en un respiro alternativo, perfecto para cambiar el mar por las montañas de la Marina Alta.

Cada sábado por la mañana, las calles junto al río Gorgos se llenan de vida. Más de doscientos puestos ofrecen muebles antiguos, cerámicas, lámparas, libros, juguetes de otras épocas, joyas vintage y textiles únicos. Es como viajar en el tiempo sin moverse del presente. Además, muchos vendedores conocen al detalle la historia de sus piezas, y escucharles es casi tan valioso como adquirir el objeto.

El entorno acompaña: viñedos que se extienden hasta donde alcanza la vista, arquitectura tradicional que abraza el mercado y el murmullo del agua que fluye junto a los puestos. Es un lugar para pasear, conversar y dejarse sorprender.

Y si después del recorrido apetece reponer fuerzas, nada como sentarse en una terraza del pueblo y degustar un vino moscatel de la zona, que concentra en cada sorbo el sabor dulce y soleado de Alicante.

Así que, si este verano te encuentras por la provincia y quieres un plan que combine historia, encanto y un ritmo pausado, el mercadillo de Xaló es una alternativa perfecta a las jornadas de playa. Porque Alicante no solo se vive junto al mar… también se saborea entre montañas, antigüedades y sonrisas.