El embalse de Guadalest, en una imagen de Shutterstock

El embalse de Guadalest, en una imagen de Shutterstock

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El embalse construido por Franco que revolucionó Alicante: un icono turístico que olvidaron inaugurar

Con una capacidad de 13 hm3, el pantano se encuentra en uno de los pueblos más bonitos de España.

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Alicante
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Los embalses no solo cumplen una función esencial en la gestión de los recursos hídricos, sino que también se convierten en atractivos turísticos gracias a su belleza paisajística.

En España, según la Fundación Aquae, existen más de 350 embalses con una capacidad total de 54.000 hm3 de agua, lo que representa el 50% del caudal fluvial del país.

A lo largo de la historia, se ha generalizado la idea de que muchos pantanos fueron construidos durante el régimen franquista, aunque el Plan Nacional de Obras Hidraulicas data de 1933.

Clave para la Marina Baja

Entre las infraestructuras que sí se levantaron en la dictadura está el embalse de Guadalest, una obra de ingeniería que ha marcado la Marina Baja, pero que nunca fue oficialmente inaugurada.

El embalse de Guadalest, con una capacidad de 13 hm³ y una superficie de 86 hectáreas, comenzó a construirse en 1953 y finalizó en 1971, con un coste de 166 millones de pesetas.

Sin embargo, Francisco Franco nunca llegó a visitarlo ni a inaugurar la obra. Tampoco ninguna otra autoridad lo hizo en décadas posteriores, dejando a esta infraestructura sin ceremonia oficial de apertura.

Pese a ello, el embalse ha sido fundamental para la comarca, ya que abastece de agua de riego a unas 3.000 hectáreas en municipios como Benidorm, La Vila Joiosa, Altea, l’Alfàs del Pi y Finestrat.

Además, provee agua potable a localidades como Polop, La Nucía y Callosa d’En Sarrià.

Su cuenca recoge las aguas pluviales de las sierras de Aitana, Xortà y Confrides, garantizando el suministro hídrico en una región de alto valor turístico.

Embalse de Guadalest

Embalse de Guadalest

Un enclave turístico 

Más allá de su importancia funcional, el embalse de Guadalest es también un destino turístico muy visitado. Su paisaje idílico, con aguas turquesas rodeadas de montañas, lo convierte en un lugar perfecto para rutas de senderismo y actividades al aire libre.

Su proximidad a El Castell de Guadalest, uno de los pueblos más bonitos de España añade atractivo a la zona. Este municipio cuenta con un perfil singular, con su castillo encaramado a una roca vertical y un casco histórico con un encanto único.

La villa, declarada Conjunto Histórico Artístico, conserva murallas del siglo XVI y monumentos como la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción y el Castillo de San José, parcialmente destruido por terremotos y explosiones.

Además, alberga museos curiosos, como el Museo Etnológico y colecciones de miniaturas.

El entorno del embalse ofrece rutas escénicas que permiten recorrer la presa y disfrutar de un paisaje espectacular.

Su atractivo turístico ha crecido con los años, convirtiéndose en una parada obligatoria para quienes visitan la Marina Baja.

Pese a no haber sido inaugurado oficialmente, el embalse de Guadalest se ha consolidado como un icono turístico y un legado hídrico esencial para Alicante.