
Acuña asegura haber realizado más de 1.200 exorcismos.
Manuel Acuña, el exorcista de confianza del Papa Francisco que vive en Alicante: "Creía profundamente en el diablo"
El obispo compartió amistad durante 14 años con el fallecido pontífice antes de que llegara al Vaticano y sacó al Maligno de personas que él le derivaba.
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La muerte del Papa Francisco ha sido hasta el momento la mayor noticia del 2025. Con la elección del nuevo pontífice aún en el aire, millones de personas recuerdan la vida del argentino Jorge Mario Bergoglio. Poca gente conocía mejor a la persona tras el Papa como Manuel Acuña, obispo emérito y uno de los exorcistas más famosos de todo el mundo con más de 1.200 rituales realizados.
El argentino afincado en Torrevieja cuenta a EL ESPAÑOL historias que nunca han visto la luz con motivo del fallecimiento del que fuera su amigo por 14 años, desde cuando los dos se juntaban a rezar en el despacho del arzobispado de Buenos Aires hasta cuando realizó exorcismos a personas poseídas por el demonio derivadas directamente por el último Papa.
Tras una vida expulsando el mal de cuerpos de fieles, ahora, a sus 63 años, ha pasado a un segundo plano y se dedica a formar a sacerdotes y a personas de todo el mundo en la lucha contra el Maligno y los espíritus con las lecciones de su Escuela de Exorcistas Europa, que tiene sede en Orihuela.
El primer encuentro entre ambos ocurrió en 1999, el año en el que el expresidente Fernando de la Rúa llegó al poder en Argentina. "Tenía la intención de empadronar los cultos para volver a darles un permiso nacional, y con esta intención habría una inversión para abogados particulares que sumaría un total de tres millones de dólares para encargarse de hacer las licencias", recuerda el argentino.
El padre Acuña, como presidente de la mesa pastoral de varias provincias de Buenos Aires, fue a hablar con la máxima autoridad de la Iglesia católica de Argentina, quien resultaba ser por el momento el arzobispo Jorge Mario Bergoglio, cargo que ocupó desde finales del siglo XX.
"Fui a decirle que eso no estaba bien, que estaba fuera de lo constitucional, y le solicité una entrevista", explica el exorcista, quien apunta que fue con pies de plomo porque no sabía si él había impulsado al secretario de Culto que había propuesto la medida.
"Me recibió en un saloncito muy sencillo y me ofreció una silla muy elegante. Él se sentó en una silla totalmente humilde delante de mí. Le comenté que la medida estaba incomodando a las comunidades religiosas mientras él se miraba la punta de su zapato. Cuando le dije lo que podría suponer eso me dijo 'sí, tres millones de dólares'. Sabía todo", resume.

Acuña con Bergoglio a comienzos de siglo. Cedida
En ese momento, cuenta Acuña, preguntó: "¿Cómo te llamas? Yo soy Jorge, desde ahora vamos a ser amigos porque tienes una gran valentía apostólica de sentarte aquí conmigo y decirme eso".
Amistad
Desde entonces, comenzaron a verse con regularidad. Primero era una vez al mes y luego pasaron a encontrarse cada 15 días para rezar en privado en su despacho del arzobispado por la difícil situación que estaba atravesando Argentina. "Teníamos costumbre de rezar a las 19:00 cuando él ya había terminado de atender a la gente", sostiene.
A medida que la relación se estrechaba, Bergoglio encontró en Acuña una opinión valiosa para algunas consultas que le inquietaban. "No siempre buscaba el consenso, quería objetividad y, como soy luterano, no tenía nada que envidiarle y se sentía cómodo conmigo. Puedo decir que tengo el título de ser el mejor amigo luterano del Papa Francisco", asegura el religioso.
Incluso en algunas ocasiones Acuña actuó como su emisario para trasladar mensajes a "personas importantes en su nombre en situaciones en las que no era oportuno que él apareciera".
Exorcismos
Durante todos estos años Bergoglio le derivó casos especiales de personas poseídas para que Acuña, como exorcista experto, les ayudara. "A pesar de que había ya un sacerdote designado por la provincia de Buenos Aires, me decía: 'Manuel ocupate de esta persona e intenta ayudarla'".

Acuña al lado del que fuera el Papa Francisco. Cedida
Uno de esos casos fue el de una mujer que había conocido en una parroquia que estaba "agobiada por el Maligno y quería que le realizara un exorcismo para liberarla de su mal. Contaba con su aprobación y él me defendió delante de muchos curas porque creía en mi trabajo como exorcista".
En total, fueron seis los casos especiales que personalmente Bergoglio derivó al obispo, todos ellos antes de convertirse en Papa Francisco. Según Acuña, "era un hombre de profundísima oración, y quien reza mucho no puede no creer en el diablo. Él creía en la acción del Maligno y fue el Papa que más habló de él".
Sobre una polémica acción grabada en vídeo en la que algunos religiosos aseguraron que el Papa Francisco realizó un exorcismo a un mexicano discapacitado, Acuña resalta que "no fue un exorcismo, fue una bendición muy fuerte, pero luego sí lo derivó a que le realizasen un exorcismo".
La relación se distanció cuando fue elegido Papa, una noticia que recibió con "emoción" al ser el primer latinoamericano en ocupar el puesto. "Nos escribimos algunas cartas, pero no tuvimos contacto porque había nacido Francisco y yo fui amigo de Bergoglio".
Con su muerte sintió "un gran lamento, pero con el consuelo de que se fue consciente, porque un hombre que reza mucho sabe que cuando le llaman debe arreglar sus cuentas", concluye.