Mucho se está hablando estos días sobre el pacto alcanzado por el futuro presidente de la Generalitat, el popular Carlos Mazón, con Vox para gobernar los próximos cuatro años la Comunidad Valenciana. Repito: "Comunidad Valenciana", no "Valencia" como se suele decir desde el desconocimiento o la economía del lenguaje. Tenemos la desgracia de ser la única región que lleva por nombre una de sus partes y lo asumimos. Pero me gustaría ver que en Madrid se sustituyese el nombre de la "Andalucía" por el de "Sevilla", a ver cómo le sentaría a un almeriense.

Pues bien, desde la mayor parte de tertulias se están transmitiendo tres mensajes que a mi modo de ver difieren con la realidad: El primero es que "Mazón ha roto la estrategia de Feijóo anticipando el pacto antes del 23J". El segundo es que "Mazón ha vendido su alama al diablo (Vox) y que será incapaz de controlar su extremismo". El tercero, "Mazón coincide en su ideología con Vox".

Es lo que en Ciencia Política y Filosofía Política denominamos desde hace dos siglos "pensamiento único", afirmaciones que van repitiéndose sean o ciertas o no, calando en la opinión pública como si fuesen dogma. Claro que siempre hay quien trata de ir un poco más allá y descubre que en esta vida, y en política, no todo es blanco o negro. 

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Sobre el primero. Me resulta difícil creer que Mazón sea un verso suelto dentro del PP porque conozco su trayectoria desde hace más de 20 años y siempre ha sido muy disciplinado con los órganos superiores del partido. No recuerdo que haya alzado la voz públicamente ni cuando fue laminado por el campismo y se tuvo que ir a la actividad privada, como gerente de la Cámara de Comercio por más de una década.

Hay quien, con saña y desconocimiento, asegura que fue puesto por Pablo Casado y Teodoro García Egea y que por eso no coincide con Feijóo, "que hubiese preferido otro candidato". Nada más lejos de la realidad. Si Mazón ha sido el candidato del PP no ha sido porque en un primer momento fuese apoyado por Casado (que lo fue), sino porque en los últimos cuatro años ha unificado un partido roto desde 2004 en la Comunidad Valenciana en dos sensibilidades cainitas. ¿Quién si no podría haber sido el candidato "de todos"? Y encima va y gana.

Además, si Feijóo estuviese molesto con la estrategia de pactos de Mazón anunciada previamente a la confección de las listas al Congreso, ¿habría puesto a su mentora política de número uno por Alicante? ¿a su apuesta en Agricultura (parcela que ha cedido a Vox en la región) en el número dos? ¿a su socia de Cs durante cuatro años en la Diputación como tres? Feijóo no solo ha dejado hacer a Mazón en la Comunidad Valenciana, sino que le ha dejado elegir a sus representantes en Madrid.

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El segundo argumento, sobre su capacidad de gestionar el pacto, tiene una respuesta muy cercana. ¿Cómo ha gestionado el pacto con Cs en la Diputación de Alicante durante cuatro años? También en la legislatura precedente ha habido momentos muy difíciles como cuando tuvo que quitar competencias o cuando Cs amenazó con mociones de censura en Murcia, Castilla y León o Madrid. La prueba de su capacidad de gestión de pactos se basa en el proyecto conjunto (los objetivos a conseguir) y la lealtad personal han estado por encima de todo para el que ha sido presidente de la Diputación.

Y respecto a la ideología. Puedo poner un ejemplo personal. En 2005, el PP de Mariano Rajoy convocó tres manifestaciones para acorralar a José Luis Rodríguez Zapatero. Sobre reabrir el diálogo con ETA, sobre el traslado del Archivo de Salamanca y en contra de los matrimonios homosexuales. Carlos Mazón era el vicesecretario provincial del PP alicantino y responsable de la movilización de militantes y autobuses hacia Madrid.

En las dos primeras cumplió su cometido estuviese o no de acuerdo. Yo, por entonces redactor de Política en otro medio le pregunté por qué no enviaba a Madrid autobuses contra el matrimonio homosexual. Su respuesta fue: "Para mí la libertad personal está por encima de todo lo demás. Y la libertad personal también es elegir con quién te acuestas. ¿Quién soy yo para decirle a nadie con quien tiene que acostarse o planificar su proyecto de vida?". Eso es coherencia ideológica. Lo era cuando apenas frisaba los 30 años y creo que la mantiene ahora que le falta poco para cumplir 50.