Dormir como un rey es posible en Alicante gracias al Palacio Salvetti. En este lujoso edificio de apartamentos se alojó Alfonso XIII en su tercera visita a la ciudad y tras mucho recorrido, ahora cualquiera (que lo pueda o quiera pagar) puede hacerlo.

Álvaro Palacio es el joven responsable de este edificio situado en la calle Castaños y, en un julio de muy alta demanda, hace un hueco para enseñarlo a EL ESPAÑOL y se detiene precisamente en la estancia que han bautizado Arturo Salvetti, en honor al cónsul de Italia que mandó construirlo en 1887.

Palacio valora que el lujo se disfruta desde el mismo momento en que se entra. "Es un lujo que se concibe en el espacio: en las anchuras de las habitaciones, las camas, los baños y duchas", destaca, "eso es lo que el cliente más valora al final".

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¿Cómo son de grandes? Los 130 metros cuadrados que tiene esta ya son considerablemente más grande que la superficie media de la obra nueva plurifamiliar, con 105 metros en Alicante en el 2019, según el Ministerio de Agenda Urbana.

Esta es una de las dos habitaciones de la primera planta, la más lujosa del edificio. Ambas tienen dos amplios dormitorios y dos baños completos independientes más un salón y cocina. La Alfonso XIII, bautizada así porque fue en la que durmió el rey, es aún más grande, 140 metros. "El cónsul le invitó a quedarse aquí porque venía a inaugurar el club de regatas de Alicante", explica sobre aquella noche de febrero.

El monarca, como regalo a cambio, le entregó el papel que aún decora las paredes de la que era Sala de Armas. En ellas lucen los motivos de la flor de lis, el emblema de la dinastía de Borbón. 

Alfonso XIII en su visita a Alicante en 1911. Francisco Sánchez Archivo Municipal de Alicante

Ya en el siglo XXI la propiedad del inmueble pasó a la familia Palacio, apunta Álvaro. Y en este tiempo ha pasado por usos diversos: desde oficinas que usó el PSOE a sede de una empresa familiar, tienda de Hannibal Laguna a un centro de cotrabajo y hasta que se les ocurrió la idea de convertirlo en un alojamiento que fuera distinto al resto. "El edificio invitaba a lo que se ha conseguido hoy día", señala orgulloso.

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Conseguir que luciera en el actual esplendor no fue nada fácil. Y por eso presumen del trabajo hecho de recuperación de papeles, pinturas, techos y suelos. En un libro de formato gigante reproducen los estudios hechos con los planos y las fotografías del antes y el después, quienes se hospedan allí pueden ver una versión simplificada que recorre ese camino.

Uno de las casualidades que ayudaron a recuperar su aspecto fue consecuencia de una de las grandes reformas de espacio. Al transformarlo en apartamentos decidieron prescindir de una pequeña escalera de caracol que estaba en la antigua entrada de caballerías que daba a la calle Gerona y al llevarla a vender a un especialista se encontraron con que este tenía las cubiertas originales de madera de las paredes. "Fue un milagro que pasara eso", celebra.

El lujo con que la familia Salvetti decoró su casa se ve no solo en el espacio. Está tanto en las grandes ventanas verticales con las vidrieras originales decoradas con motivos distintos cada una de ellas y en los pequeños pomos de las puertas con caras que aún conservan. Además, "cada estancia está decorada según el uso que tenía cada una, como las frutas en el comedor". Una idea que también se aplica en los detallados y espectaculares techos que conservan.

Al repasar el estilo imperio del apartamento Alfonso XIII, Palacio se detiene en señalar uno de los detalles de los ángeles que decoran los tres frescos del techo del salón. Uno de ellos, da igual desde donde se le observe, siempre parece que estará mirando al espectador.

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Actualmente disponen de diez apartamentos, distribuidos en las tres plantas. Y al estar en temporada alta es cuando más demanda hay, señala. Con precios dinámicos, la media oscila entre los 230 euros hasta los 500 de los dos apartamentos principales.

Historias especiales siguen y seguirán viviendo estas paredes porque en este tiempo han comprobado que las parejas la escogen como escenario para preparar sus bodas. "Nos da mucho juego porque muchos de los que se casan en la iglesia de Santa María las utilizan para vestirse, hacerse las fotos y luego ir a la ceremonia. En unas ocasiones se hace un pequeño cáterin y en otras vuelven para su noche de bodas", concluye.