Montaje con una imagen de archivo de un despido y una imagen de Juanma Lorente.

Montaje con una imagen de archivo de un despido y una imagen de Juanma Lorente. iStock

Empresas

Juanma Lorente, abogado, sobre el despido de una trabajadora en Alicante por llegar temprano: "Es la primera vez que lo veo"

El letrado laboralista explica por qué es procedente la decisión de la compañía sobre la empleada, que solía fichar entre 30 y 45 minutos antes.

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Alicante
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El despido de una trabajadora de Alicante por llegar pronto a trabajar de forma reiterada ha demostrado cómo la desobediencia a la empresa puede costar un puesto de trabajo sin derecho a indemnización.

Así lo ha avalado el Juzgado de lo Social número 3 de Alicante, que ha declarado procedente el despido de una trabajadora de una empresa de paquetería y logística por acceder a su puesto con demasiada antelación y desobedecer de manera continuada las órdenes de la empresa, como adelantó el INFORMACIÓN.

El abogado laboralista Juanma Lorente ha analizado públicamente el caso y ha mostrado su sorpresa. "He visto despidos por llegar tarde, por faltas de asistencia o por indisciplina, pero nunca por llegar temprano. Es la primera vez que lo veo en mi vida profesional", ha asegurado en redes sociales.

Sin embargo, tras estudiar la sentencia, el letrado concluye que, en este supuesto concreto, la empresa actuó conforme a la legalidad y el despido fue procedente, lo que implica que la trabajadora se quedó sin derecho a indemnización.

Los hechos probados en la resolución judicial acreditan que la empleada tenía la costumbre sistemática de acceder a las instalaciones entre 30 y 45 minutos antes de la hora oficial de inicio de su jornada, fijada a las 7.30 horas.

El problema no se limitaba únicamente a esa entrada anticipada. El juzgado también consideró probado que la trabajadora hacía un uso fraudulento del sistema de fichaje, llegando a registrar salidas cuando ya se encontraba fuera del centro de trabajo, incluso a kilómetros de distancia, o manipulando los tiempos efectivos de presencia.

Desde la empresa se defendió que la actitud de la empleada no era una muestra de implicación, sino una falta grave de desobediencia.

La sentencia considera que la reiterada desobediencia a órdenes directas y explícitas supuso una ruptura de la buena fe contractual y de la confianza necesaria en la relación laboral. A ello se sumó la manipulación del registro horario, calificada como una conducta desleal que agravó la falta.

Para Juanma Lorente, la clave del caso no está en llegar pronto, sino en no acatar las instrucciones empresariales. "Esta señora se empeñaba en llegar antes sí o sí, no entiendo por qué, porque la empresa le había dicho muchas veces que no lo hiciera. Cuando no acatas lo que la empresa te dice, eso es una falta", explica. Y añade que, cuando ese comportamiento se repite pese a múltiples advertencias, "la falta pasa de grave a muy grave y puede justificar un despido".

"Si la empresa te dice trescientas veces que no llegues temprano y tú sigues haciéndolo, estás desobedeciendo. En este caso, por extraño que parezca, tiene razón la empresa y la trabajadora se va a casa sin indemnización", subraya.

Lorente califica el caso de "estrambótico" y advierte a los trabajadores de que "hay que acatar las órdenes de la empresa. Si te dicen que no llegues antes, no llegues antes, porque puedes acabar como esta señora", concluye.