Diego García es el capitán más joven de la flota alicantina de arrastre con tan solo 26 años.

Diego García es el capitán más joven de la flota alicantina de arrastre con tan solo 26 años. Jorge Verdú

Economía

Diego García, capitán de 26 años, el más joven de Alicante, antes de Navidad: "Hemos llegado a pescar 500 kg"

El santapolero es el patrón más joven de la flota de arrastre de Alicante, una de las más importantes del Mediterráneo.

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Santa Pola
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En el peor momento del sector, con falta de relevo generacional y un recorte drástico de días en los que faenar, hay quienes siguen encontrando en el mar un modo de vida, o de supervivencia.

Diego García, pese a todo, decidió ser marino desde hace mucho tiempo, casi desde antes de nacer.

Lo tenía en los genes. Es la cuarta generación de marineros en Santa Pola (Alicante), donde se encuentra una de las flotas de arrastreros más importantes del Mediterráneo español con 40 barcos.

EL ESPAÑOL aborda El Montgo junto a Diego, su capitán, quien puede presumir de ser el patrón más joven de toda la provincia de Alicante con 26 años.

Hoy hace viento y la tripulación se ha quedado en tierra, es uno de los más de 120 días hábiles al año que no salen a navegar por las restricciones de la Unión Europea (UE) en materia de sostenibilidad.

"Acabo de pintar el motor, siempre hay cosas que hacer en un barco", cuenta el joven patrón nada más subir en la blanca cubierta de esta nave de 24 metros de eslora.

Diego en 'El Montgo', el barco que maneja desde hace dos años.

Diego en 'El Montgo', el barco que maneja desde hace dos años. Jorge Verdú

"Cuando hace mal día trabajas a disgusto, las mareas cambian el pescado, los marineros se caen con las olas, los barcos fallan...", indica.

Su próxima salida es el domingo, ya con la mirada puesta en la campaña de Navidad para llevar gamba blanca, pescadilla, brótolas, cigalas y merluzas a las mesas de los españoles.

La jornada

"La jornada empieza a las 05:00 horas de la mañana y volvemos a las 17:00 h", explica García, quien en sus manos tiene la responsabilidad de controlar el barco y posicionarlo correctamente en los caladeros.

Se alejan de la costa unos 40 kilómetros en busca de las mejores zonas. Una vez en el área, despliegan las redes hasta el fondo, a unos 300 metros de profundidad, para comenzar a hacer pasadas y arrastrar todo animal en el área.

Como destaca, "depende mucho del día", pero de media suelen sacar entre 150 y 200 kilos de pescado que luego llevan a la Cofradía de Pescadores de Santa Pola, donde se hace la lonja.

Los restaurantes de Santa Pola se nutren de sus capturas para ofertar marisco fresco.

Los restaurantes de Santa Pola se nutren de sus capturas para ofertar marisco fresco. Jorge Verdú

"Hasta 500 kilos hemos llegado a sacar en este barco", recuerda orgulloso.

"Mis tres tripulantes (dos marineros y un cocinero) tienen familia y no dejan de estar pasando frío, comiéndote temporales y cayéndose con las olas. Me gusta ir a por todas porque cuanto más saquemos más dinero vamos a sacar", comenta mientras muestra los sistemas de navegación.

El patrón más joven

Para acceder al puente de mando hay que subir unas escaleras de madera que ya han pasado sus mejores años y que están custodiadas por una virgen.

Un timón de madera contrasta con los ordenadores y sistemas avanzados de control de navegación de la nave. Pese a los avances tecnológicos, Diego prefiere manejar con el timón, a la vieja usanza.

"A mí me gusta hacerlo así porque así me enseñó otro capitán. Desde pequeño lo que me ha gustado ha sido pilotar barcos, es como si fuera un coche", simplifica el marino para explicar su labor.

Diego maneja con el timón, como se hacía antes de los modernos sistemas de navegación actuales.

Diego maneja con el timón, como se hacía antes de los modernos sistemas de navegación actuales. Jorge Verdú

Su padre era marinero, pero quería para su hijo algo mejor, así que le animó a ser patrón o mecánico. "El marinero es el nivel más básico en lo que es la pesca de arrastre, es el que se moja, el que pasa frío, el que limpia... Por eso me hice mecánico y patrón", apunta.

El instituto se le hizo largo porque tenía bien clara su profesión, y en cuanto acabó la ESO se lanzó a por la patronía con 16 años.

El capitán recuerda que para poder ser llamado como tal "tienes que pasar unos días de embarque para que te habiliten el título".

Tras dos años y medio saliendo al mar y aprendiendo los secretos del noble arte del manejo de la nave y de sus aparejos, consiguió ser contratado como segundo mecánico.

Luego como segundo patrón y, desde hace unos cinco años, como patrón, erigiéndose como el más joven de la provincia en un puesto envejecido en el que faltan manos jóvenes.

Las redes que lanzan al fondo del mar para arrastrar el pescado.

Las redes que lanzan al fondo del mar para arrastrar el pescado. Jorge Verdú

La vida del capitán no es fácil y poco se parece a la de las profesiones en tierra. Diego afirma que se acuesta "a las 10 de la noche porque tengo que levantarme a las 00:04 h y en el barco no puedo dormir porque no hay nadie que pueda llevarlo".

El horario es "lo único malo" para el patrón, quien recomienda a sus amigos que se hagan marineros.

A pesar de que no es el trabajo más cómodo, asegura que, aunque "se pasa mucho frío", los marineros pueden llegar a ganar de media en un mes entre 2.000 y 2.500 euros y un capitán "fácilmente 5.000 o 6.000 euros, si bien depende mucho de las capturas".

"En una oficina si hace mal tiempo al final del mes vas a cobrar lo mismo, aquí no", compara. Y subraya que muchos meses tienen que quedarse en tierra sin poder pescar y, por lo tanto, sin cobrar.

Restricciones de la UE

Estos sueldos eran aún mayores antes del 2020, cuando la Unión Europea les redujo de 220 a los 130 actuales para faenar a aquellos barcos que cumplen con las medidas de sostenibilidad.

Para los que no cumplieran las medidas el calendario se acorta a 27 días, cifra que la Comisión Europea ya ha propuesto reducir a tan solo 9, condenando a los pescadores que no se adapten.

La normativa fue vista como una "obligación" en el sector, recuerda el secretario de la Cofradía de Pescadores de Santa Pola, José Antonio Díez, que tuvo que adaptarse para sobrevivir.

"Todas estas imposiciones han sido sin contar con la opinión del sector, nadie se preocupa por conocerla", critica.

Así, este año tuvieron que cambiar las redes de pesca, vedas o puertas voladoras por unas de "menor impacto ambiental" para pescar especies de mayor tamaño.

Un mensaje reivindicativo en el puerto de Santa Pola que critica que los pescadores sean tratados como delincuentes.

Un mensaje reivindicativo en el puerto de Santa Pola que critica que los pescadores sean tratados como "delincuentes". Jorge Verdú

El secretario sostiene que la pesca en la UE se basa en tres principios básicos: el económico, el social y el medioambiental.

"Respecto al económico, ahora se está ganando mucho más dinero que antes porque se hacen más capturas con menos barcos al ser todo más selectivo y el mar se puede regenerar. Pero el problema es que la UE solo se centra en el medioambiental, dejando de lado el social", recriminó.

De 254 días hábiles se trabajan 130 y solo subvencionan 52 días parados a los pescadores, dejándoles más de 70 días con los brazos cruzados.

El mal de a bordo que sufre el sector hace que el sueño de Diego de comprarse su propio barco sea cada vez más complicado.

"No te puedes permitir invertir 400.000 euros en un barco cuando te están dando 130 días", se resigna el patrón.

Pese al frío, los madrugones, la presión y las olas de malas noticias que sacuden el oficio, el patrón, asegura, seguirá tras el timón por muchos años, incluso si nadie quiere seguir sus pasos.