Los equipos internacionales eligen las carreteras de la provincia para entrenar en invierno.

Los equipos internacionales eligen las carreteras de la provincia para entrenar en invierno.

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Multas, atascos, fotos y anuncios: la otra cara de la presencia del pelotón internacional en Alicante

Los equipos ciclistas colorean y dinamizan con su presencia las comarcas de La Marina, pero la convivencia con vecinos y conductores no siempre es sencilla.

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Alicante
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La realeza del pelotón ciclista internacional hiberna en la provincia de Alicante, lo que supone un auténtico lujo para la industria turística de localidades como Benidorm, Dénia, Calpe o Altea, aunque a veces la convivencia con los vecinos no resulta sencilla. Lo que comenzó siendo una bendición amenaza con torcerse y existe el riesgo real de que las rutas de la provincia acaben muriendo de éxito.

La presencia de casi todos los grandes equipos del pelotón en los mismos espacios ha provocado en los últimos días situaciones curiosas y anecdóticas, que van desde largas colas de vehículos en algunos puertos de montaña hasta multas a los propios ciclistas por incumplir normas de circulación.

Por no hablar de aquellos aficionados que, sin respetar los tramos de entrenamiento, persiguen a los corredores con el único objetivo de grabar un vídeo o tomar una fotografía, poniendo en ocasiones en riesgo su propia seguridad, la del profesional y la de los vehículos que circulan en sentido contrario.

"Hasta hace tres años era otra cosa, pero ahora mismo esto se está yendo de madre. La gente de la zona que utiliza estas carreteras para desplazarse empieza a estar cansada y hay conductores que, cuando ven un ciclista, ya se ponen muy nerviosos", afirma Josué, cicloturista de Benissa que recorre habitualmente puertos de la zona como la Vall d’Ebo o el Coll de Rates.

Los coches de equipo que alertan del "peligro, ciclistas", y que abren y cierran el paso de los corredores, se han convertido en una especie de niña de la curva para muchos conductores, que circulan con el temor de encontrarlos en las carreteras del interior, ya que su presencia obliga a ralentizar la marcha y a armarse de paciencia al volante.

Uno de los episodios más sonados lo protagonizó el equipo Groupama-FDJ, cuyos corredores fueron multados la pasada semana por la Policía Local de Llíber con 100 euros cada uno tras saltarse un semáforo en rojo en el casco urbano de la localidad.

Los ciclistas frente al paisaje de Alicante.

Los ciclistas frente al paisaje de Alicante.

En una vía estrecha, cuyo tráfico está regulado por semáforos que permiten el paso alterno en un único sentido, los ciclistas de la formación francesa ignoraron la señal y continuaron la marcha, invadiendo el carril que en ese momento estaba habilitado para el sentido contrario.

A pesar de la imprudencia, no hubo que lamentar daños personales ni materiales, aunque los corredores se llevaron una reprimenda policial y la correspondiente sanción.

"No será ni la primera ni la última multa que se va a interponer a los ciclistas que realicen infracciones, la masificación produce estas cosas", reflexionaba desde sus redes sociales las Escuelas Valencianas de Ciclismo, acompañando el texto con la foto de la multa a los corredores.

Otro episodio llamativo lo protagonizó hace unos días el Lidl-Trek, que bloqueó la ascensión al Coll de Rates, zona de entrenamiento imprescindible para la mayoría de equipos, para filmar un anuncio comercial de cara a la próxima temporada.

En esta ocasión no solo quedaron atrapados vehículos de vecinos, sino también la escuadra más poderosa del pelotón mundial, el UAE Emirates Team, que cuenta en sus filas con Tadej Pogacar, Joao Almeida y Juan Ayuso, entre otras estrellas.

Las redes sociales se hicieron eco del momento en el que se ve a los corredores de la formación emiratí poniendo pie a tierra y reclamando que finalizara la grabación en plena carretera para continuar con su entrenamiento.

¿Límites horarios?

La situación en el Coll de Rates es tan caótica en estas fechas que ya se desliza la posibilidad de establecer limitaciones de horarios o de número de ciclistas. Además, la mítica cima alicantina se ha convertido en una cronoescalada oficiosa para los gallos del pelotón.

El pasado año, Pogacar y Vingegaard, entre varias decenas de profesionales, la ascendieron a ritmo de competición, en una jornada aparentemente normal, en busca del récord de la subida, que, cómo no, pertenece al esloveno.

Con la masificación provocada por corredores, equipos, aficionados y curiosos, la calidad de los entrenamientos también se resiente, según apuntan algunos especialistas, ya que no siempre pueden desarrollarse conforme a lo previsto debido al creciente número de imprevistos.

Además, el invierno es el momento de probar nuevos materiales y medir el estado de forma, y los equipos no se sienten del todo cómodos sabiendo que sus futuros rivales los observan prácticamente a diario.

La bendición que suponía tener al pelotón internacional residiendo durante la temporada baja en la provincia de Alicante corre el riesgo de extinguirse si no se adoptan medidas y todas las partes implicadas no hacen un esfuerzo por no estrangular a la gallina de los huevos de oro.