El presidente, Daniel Adriasola.

El presidente, Daniel Adriasola. HLA Lucentum

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Adriasola: "Hemos encontrado la estabilidad, pero necesitamos seguir creciendo"

El presidente del Lucentum destaca la sintonía con los inversores mexicanos, elogia la trayectoria del equipo de Alicante y señala la Ciudad del Baloncesto como clave.

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Alicante
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Tras doce meses repletos de emociones y cambios, el Lucentum despide 2025, un año en el que vivió peligrosamente tanto en la pista como en los despachos, pero que también ha sido uno de los más ilusionantes de su corta, pero intensa historia.

El presidente, Daniel Adriasola, repasa para El Español de Alicante la actualidad de un club en plena renovación que, tras la angustia del pasado curso, afronta el futuro con esperanza gracias a la estabilidad aportada por los inversores mexicanos, el excelente rendimiento del primer equipo y la consolidación de proyectos que deben llevar a la entidad a un nuevo nivel.

Hace un año, el Lucentum parecía condenado al descenso y el club se encontraba en un laberinto financiero del que no se intuía la salida. Doce meses después, todo ha cambiado de forma radical. ¿Cuál ha sido la clave?

— Mucho trabajo, porque ha pasado de todo. Desde dentro somos los primeros que notamos ese cambio, tanto en lo deportivo como en lo extradeportivo. Nadie empezó tan mal como nosotros, que llegamos a acumular 10 derrotas, y fuera de la pista tuvimos innumerables problemas, desencuentros, incumplimientos...

La situación hoy, deportivamente, es buena. Todos habríamos firmado un balance de 7-2. Además, la derrota en San Sebastián nos ayudará a no confundirnos. Y en la parte institucional estamos viviendo un escenario totalmente distinto, con pagos a tiempo, proyectos que se suman al nuestro e iniciativas que, afortunadamente, cada vez tienen más vuelo.

Ya lleva tres meses de trabajo con la familia Díaz. ¿Cómo está siendo la convivencia con los nuevos socios?

— Excelente. Hay muy buena sintonía. Para mí, la entrada de gente joven, con otras vivencias, visión del deporte e ideas, ha sido un revitalizante. Tanto Sebastián como Juan Carlos viven ya en Alicante y están planificando aquí su futuro.

¿Los nota cómodos y adaptados a la realidad del Lucentum?

— Creo que sí, por eso han decidido instalarse a 10.000 kilómetros de su casa. Desde que aterrizaron hemos sido transparentes y hemos conseguido llegar a un punto en el que todos estamos cómodos. Están convencidos de haber elegido el sitio correcto, el club correcto y el camino correcto.

¿En qué se nota en el día a día la presencia del socio mexicano?

— En que trabajamos con una tranquilidad que no conocíamos desde hace mucho tiempo. Ya no estamos todo el día achicando agua y buscando remiendos. Tenemos estabilidad a todos los niveles, pero necesitamos seguir creciendo para acometer objetivos más ambiciosos.

Acostumbrado a pilotar la nave entre tormentas, ¿cómo vive este nuevo escenario?

— Se agradece. Sobre todo porque puedes dedicar el tiempo a trabajar y ya no estás pendiente de filtraciones o comentarios adversos.

¿El crecimiento pasa por aumentar la masa social?

— Es uno de los retos. Tenemos 2.300 abonados, pero para competir con otros clubes de la liga necesitamos sumar 1.500 más. La asistencia ha subido casi un 30% respecto al año pasado. Nuestra aspiración es superar los 4.000 abonados. Hay masa social en Alicante para dar ese salto.

En el plano deportivo, el club prescindió de la figura del director deportivo y creó una comisión. ¿Están satisfechos con el cambio?

— No fue premeditado, sino una medida de urgencia. La salida del anterior director deportivo en julio nos obligó a crear una comisión porque no teníamos margen para encontrar una figura que encajara con nuestras ideas. La formamos Miguel Médicis, Ionut Georgescu, Rubén Perelló y yo para confeccionar la plantilla. Y no es por ser ventajista, pero los resultados están ahí.

¿No hay urgencia por incorporar una figura que lidere esa parcela?

— No. Lo que estamos haciendo junto a Roberto Aguayo –cabeza visible de los inversores- y su equipo es buscar sinergias que nos permitan aprovechar estructuras mutuas entre la que tienen en México y la que tenemos aquí.

Este año sale todo. Se va Brad Davison, uno de los pilares del proyecto, y el equipo incluso mejora con Tucker Richardson.

— El año pasado hicimos un máster en este tipo de situaciones. Nadie esperaba que tras el primer partido Brad se fuera. Creo que es una situación injusta para los clubes, que perdemos jugadores sin compensación. Tucker nos ha dado más equilibrio y está funcionando muy bien.

Tras el susto del pasado año, la competición os coloca en una situación privilegiada. ¿Se puede pensar en algo más que los playoffs?

— Como se demostró el año pasado, en diciembre nadie asciende, nadie está en playoff y nadie desciende. Nuestro camino es bueno, pero como buen colchonero, me aplico lo del “partido a partido”. El equipo tiene margen de mejora. La dinámica es buena, pero hay que seguir.

Si se pone a tiro el ascenso, ¿el club haría un esfuerzo por reforzarse?

— Lo que funciona no se toca. Siempre estamos abiertos a lo que pueda ocurrir en el mercado, pero ahora, con la tranquilidad que nos da la racha de resultados.

¿Qué parte de responsabilidad en esa estabilidad concede al entrenador, Rubén Perelló?

— Para nosotros es una de las claves. La salvación fue una carrera contrarreloj y ahora se trata de no tocar lo que funciona. Da tranquilidad saber que un entrenador va a estar esta temporada, la que viene y ojalá muchas más. Eso será señal de que el trabajo está bien hecho.

Uno de los retos era convertir los partidos en el Centro de Tecnificación en una fiesta deportiva y social. ¿Cómo lograrlo con las peculiaridades del recinto?

— Además del espectáculo en la pista, hay que mejorar la experiencia del espectador. Vamos dando pasos. En breve podremos disfrutar de nuevas pantallas, marcadores… Y espero que antes de enero sumemos nuevas iniciativas para mejorar el día de partido.

Otro crecimiento silencioso es el del equipo femenino. ¿Qué proyectos tienen para esta sección?

— Llevamos años dando pasos importantes, no solo con el primer equipo femenino, sino con toda la cantera. El año pasado fuimos el mejor club femenino de la provincia. Nos encantaría lograr un ascenso a Liga Femenina 2 porque Alicante lo merece, pero es un camino muy complicado sin un equipo profesional. Lo fácil sería doparlo económicamente, pero queremos subir de forma natural, como resultado de un proyecto.

El club también ha impulsado proyectos sociales como el equipo de diversas capacidades y el plan de la Zona Norte. ¿Cómo evolucionan?

— Estamos contentos. El proyecto de la Zona Norte ha pasado de 30 a 80 niños y vemos posibilidades de seguir creciendo y llevar el baloncesto a otras zonas menos favorecidas. El club se hace grande con este tipo de iniciativas y queremos dar impulso a cada sección.

¿Cómo avanza la ‘Ciudad del Baloncesto’, el gran proyecto del club?

— La parte administrativa y técnica está prácticamente lista y el plan de negocio también. El acuerdo con el inversor está casi cerrado. Nos queda rematar antes de final de año y presentar el proyecto para que se tramite la licitación. Nuestra idea es tenerlo presentado en el Ayuntamiento antes de enero.

¿Qué aportará a la ciudad y al club?

— Un espacio para hacer deporte y vivirlo de otra forma. Tendrá una residencia, varias pistas cubiertas y otras de minibasket. Estamos notando un gran respaldo social al proyecto, también en los últimos meses por parte del Ayuntamiento de Alicante. A nivel de entidad, es fundamental que el Lucentum cuente con patrimonio para no depender de factores externos y que esta instalación sea una fuente de ingresos. Además, es el sueño de cualquier club: formar jugadores que algún día lleguen al primer equipo.

Los últimos años le han supuesto un enorme desgaste. ¿Se ve con fuerzas para seguir liderando esta nueva etapa?

— Esta es mi decimotercera temporada. Veremos cómo acabamos y a partir de ahí tomaremos decisiones. Pasamos del partido a partido a la temporada a temporada. Si estamos cómodos todos, la situación será estable. El proyecto clave son las futuras instalaciones. Mi intención es continuar aportando desde la experiencia, unida a la energía de gente joven. Los cambios a veces dan miedo, pero son necesarios.

En esta provincia parece haber recelo hacia la inversión externa, como si la gestión local hubiera sido modélica. ¿Por qué cree que existe esa reticencia?

— Creo que eso está cambiando. Tenemos a 20 kilómetros el ejemplo del Elche CF: de la mano de capital extranjero ha conseguido entrar en la élite, profesionalizarse por completo y ofrecer una excelente imagen. A los apoyos de fuera nunca hay que decirles que no cuando vienen a sumar. Los cambios son bienvenidos e inevitables.