Maradona rodeado de periodistas en Villajoyosa en el año 1982.

Maradona rodeado de periodistas en Villajoyosa en el año 1982.

Deporte

El día en el que Diego Maradona se coló en una comunión en Villajoyosa

El mítico futbolista argentino posó con los niños en 1982, pero pasó de ángel a demonio en Alicante y llegó a destrozar el mobiliario de un hotel años después.

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Alicante
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El que para muchos es el mejor futbolista de todos los tiempos, Diego Armando Maradona, mantuvo una historia de amor y odio durante sus visitas a Alicante.

Tan pronto fue un ángel, como en su primera etapa, como demonio, ya en su última visita, a mediados de los 90, cuando se encontraba en decadencia y prisionero de las adicciones.

En los últimos días se ha vuelto viral una curiosa historia de finales de la primavera de 1982.

Argentina, campeona del Mundo, se preparaba para defender su primera estrella en el Mundial de España.

César Luis Menotti eligió de entre todas las sedes posibles Alicante para disputar sus partidos y la localidad de Villajoyosa como su cuartel general.

Una vez instalado en el oasis del Hotel Montíboli, Argentina se ejercitó día y tarde en el antiguo estadio de El Pla. A pesar del idílico entorno, los jugadores aprovecharon cada momento de asueto para conocer el pueblo y sus alrededores.

En uno de esos días, Maradona y Oswaldo Ardiles, uno de los salieron a pasear por Villajoyosa en busca de una iglesia para asistir a misa.

Maradona en el Rico Pérez durante un partido del Mundial del 82.

Maradona en el Rico Pérez durante un partido del Mundial del 82.

Según detalla la cuenta de Instagram Esférica Club, los dos jugadores entraron en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, donde se estaba celebrando, como es habitual entre finales de mayo y principios de junio, una comunión.

Esférica Club acompaña la narración de los hechos con imágenes de vídeo de Maradona y de su compatriota Ardiles, leyenda del Tottenham, en la que se ve a los jugadores argentinos teniendo un comportamiento exquisito con los jóvenes y sus familiares, con los que posaron al pie del altar para inmortalizar un día tan especial y sorprendente.

También abogó para que los aficionados vileros, expectantes por la llegada de los campeones del Mundo, pudieran entrar a ver el primer entrenamiento del equipo en El Pla, que había sido declarado a puerta cerrada.

Maradona ya había estado un año antes en Alicante con motivo de un amistoso ante el Hércules con el que la selección de argentina quería tomar contacto con el estadio Rico Pérez, su sede, y la ciudad.

El 10 no marcó en su primera visita al Rico Pérez, pero regaló jugadas de fantasía con su socio, Ramón Díaz, autor de los dos tantos.

Un año después, ya en el Mundial, Maradona volvió a la cancha herculana para anotar dos goles, los dos primeros en una Copa del Mundo, ante Hungría (4-1).

No marcó ante El Salvador (2-0) ni en las posteriores visitas que, ya como jugador del Barcelona, realizó a Alicante en partidos amistosos o de Copa, si bien dejó una imagen para la historia: su foto con la mítica camiseta Adidas del Hércules, intercambiada con un rival herculano, junto al Trofeo Ciudad de Alicante.

La otra cara

Casi tres lustros después, el 18 de septiembre de 1996, Diego Maradona, ya como exfutbolista, regresó a Alicante. El astro y todo su séquito viajaron desde su país para someterse a tratamiento con un dietista argentino afincado en la ciudad.

Durante su estancia, el exjugador provocó varios incidentes graves en el Hotel Melià, donde tras quedar atrapado en un ascensor rompió varios muebles. También se encaró con personal del hotel y llegó a escupir a periodistas que aguardaban en el hall su salida para preguntarle por los motivos de su viaje a Alicante.

Durante esas jornadas de locura, Maradona y la legión de personas que le acompañaron recorrieron la ciudad.

El 10 llegó incluso a jugar un partido de tenis en las instalaciones del Club Atlético Montemar, presenciado por decenas de medios de comunicación y curiosos.

Eso por el día, porque por la noche, el argentino, en plena decadencia personal, se entregó a otras actividades menos sanas.

La última conexión de Maradona con la provincia llegó a través de Christian Bragarnik, propietario del Elche y su representante durante sus últimos años de vida.

Tras la llegada del empresario al club ilicitano en 2019 se especuló con su posible fichaje en sustitución de Pacheta, pero el agente futbolístico lo descartó de forma rotunda y curiosa.

Regaló a los jugadores varias camisetas dedicadas tras garantizarles que esas prendas dedicadas eran "lo más cerca" que iban a estar de la mítica estrella argentina.