Montaje con las lesiones de Charlotte y Charlie.

Montaje con las lesiones de Charlotte y Charlie.

Benidorm

Charlotte y Charlie recibieron palizas de los peligrosos 'porteros de la droga' de Benidorm: "Pensé que moría"

Los pubs de la zona inglesa están controlados por mafias que tienen matones para vigilar los intercambios de sustancias que se hacen en el interior.

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Alicante
Publicada

La zona inglesa de Benidorm es un mundo en sí mismo con leyes que algunos británicos aprenden a la fuerza. Las víctimas de agresiones por supuestos porteros a sueldo de traficantes llenan las redes sociales y muestran la cara más oscura de la ciudad.

Fuentes conocedoras de primera mano de la peculiar idiosincrasia que reina entre neones y pintas señalan a este diario que el problema de las agresiones a turistas ha existido desde siempre debido a la droga que se mueve en los pubs.

Las redes sociales amplifican las historias de turistas que vuelven a Reino Unido con lesiones y traumatizados por palizas de matones y mafiosos.

Casos como el de Charlotte Benson se repiten cada poco en las decenas de pubs para turistas, convertidos en supermercados de droga.

Esta inglesa de 31 años, esposa, madre y jefa de operaciones de una tecnológica, vio arruinadas sus pequeñas vacaciones en la Costa Blanca tras sufrir una paliza de un "matón".

Charlotte señala a este diario que fue a Benidorm el pasado viernes 28 de marzo para disfrutar del sol en un fin de semana con amigas. Pero menos de 12 horas después de aterrizar y visitar la ciudad, fue "brutalmente atacada" en el conocido pub The Red Lion, la meca para los británicos.

Charlotte antes de ser atacada.

Charlotte antes de ser atacada. Cedida

"Llevábamos allí una hora, bebiendo y bailando. Mis amigos fueron a la barra a por más bebidas y yo fui al baño; todo era normal. Al salir del baño, alguien me empujó por detrás con tanta fuerza que caí al suelo varios metros más allá, golpeándome la cabeza", relata.

Al girarse vio a un supuesto portero dándole patadas en piernas, estómago, cabeza y en la cara. "En ese momento no entendía nada y pensaba que iba a morir", asegura la inglesa.

"Logré levantarme, totalmente en shock y desorientada, y le pregunté: '¿Qué he hecho?' Me gritó en la cara, me empujó de nuevo hacia atrás y, al incorporarme, me tiró al suelo por tercera vez. En ese momento, pensé que era el fin", recuerda.

Destaca "la agresividad en sus ojos y su maldad pura", y que estaba drogado. La víctima quiere resaltar que a diferencia de muchos otros incidentes, "no era el caso de una británica borracha buscando problemas. No hubo discusiones, no estábamos ebrios, no habíamos tenido ningún roce con nadie y nos mantuvimos en nuestro grupo".

"No consumimos drogas ni provocamos. Fui atacada sin motivo alguno por un matón enrabietado y drogado, disfrazado de seguridad y armado con una porra y gas pimienta", sostiene.

La turista fue trasladada al hospital para someterse a pruebas tras sufrir contusiones internas y un latigazo cervical. Los restantes dos días los pasó "encerrada" en su apartamento con sus amigas.

Lesiones de Charlotte.

Lesiones de Charlotte. Cedida

Las heridas ya se le están curando, pero asegura que aún tiene miedo por las noches de que alguien le haga algo y que mentalmente tardará meses en recuperarse. "No creo que vuelva a ser la misma, ahora voy mirando todo el rato a mis espaldas", apunta.

Una persona conocedora de primera mano de los delitos que se cometen en la zona asegura que un 90 % están relacionados con drogas, ya sea por un malentendido, por alguna sospecha o por un problema con los pagos. Por lo que, como ella dice, podría haber estado "en el lugar y momento equivocado".

'Porteros de la droga'

Si el denominador común es la droga, también lo son los supuestos porteros de los locales, que en realidad no trabajan para la seguridad de los consumidores, sino que están a sueldo de los traficantes que operan dentro de los locales.

En muchos casos los dueños de los pubs son coaccionados para que mafias les dejen operar en sus locales, y otros colaboran en el negocio. Los porteros suelen ser rumanos o marroquíes que velan para que les vaya bien a los pequeños traficantes que ofrecen droga a los turistas.

El escocés Charlie Saw, de 43 años, sufrió algo parecido en su visita. Tras unas dos visitas previas en las que se hizo amigo de un hombre, regresó el 25 de febrero. Para su sorpresa, en el apartamento donde iba a quedarse, también había un tercer hombre.

"A la semana me di cuenta de que vendían droga y querían involucrarme, pero me negué y me atacaron. Ahora tengo puntos en mi cabeza y cicatrices", lamenta.

Heridas de Charlie.

Heridas de Charlie. Cedida

Modus operandi

El escocés indica que en sus estancias descubrió cómo actuaban estas mafias. "Vi a los porteros y a los tipos fuera de los bares vendiendo drogas. El que me atacó estaba metido con muchos de ellos".

"He visto cómo operan. Tienen gente en la calle vendiendo, otros hacen señas para que los clientes se encuentren con ellos en los baños de los bares. Es terrible cómo las drogas inundan toda la calle y la plaza, y la policía no hace nada", comenta.

"Son rumanos y albaneses los que controlan esto. Usan a 'correos' para transportar la mercancía, y les pagan comisión por cada bolsa vendida. Así es como ganan dinero. Si ves a cinco personas frente a un bar ofreciendo chupitos gratis, en realidad es por las drogas", advierte.

Por su parte, otra mujer asegura que a su marido le rompieron el tobillo en tres partes y necesitó dos operaciones tras otra agresión en la zona inglesa.

Al ser pequeñas cantidades y ser una red organizada entre pubs, los conocedores de esta trama creen que tiene difícil solución y que es casi imposible acabar con una práctica tan extendida.