Una de las obras en las pedanías rurales de la ciudad de Alicante.

Una de las obras en las pedanías rurales de la ciudad de Alicante.

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La Universidad de Alicante tajante sobre el peligro de inundación en pedanías: una de cada cinco viviendas, expuesta

El estudio presentado este lunes revela el alto porcentaje de hogares que se enfrenta al riesgo en las partidas rurales de la ciudad.

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Alicante
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Antes de que arranque la temporada de lluvias intensas en la provincia de Alicante, la UA presenta una investigación en la que alerta del peligro de inundación en las partidas rurales de la ciudad. Según el cálculo del investigador Carles Vaquer Pastor, aproximadamente el 20 % de estas viviendas se encuentran en áreas con riesgo.

Los datos de este trabajo se traducen en que, de las casi 9.000 construcciones y viviendas identificadas y cartografiadas, unas 1.800 se encuentran expuestas a fenómenos naturales peligrosos cuando se producen lluvias intensas.

El informe que recoge la Universidad de Alicante destaca que se trata tanto de viviendas en suelo urbano (sin servicios públicos básicos) como en suelo rústico. Esto denuncian que no estaría cumpliendo con la normativa urbanística vigente para la seguridad y calidad de vida de la ciudadanía.

El texto de Vaquer recuerda que las partidas rurales presentan un relieve formado principalmente por cañadas de fondo plano de aprovechamiento agrícola tradicional. Y estas han experimentado un proceso de desuso y de ocupación.

Ese abandono agrícola se suma a una litología impermeable lo que favorece una baja infiltración y una alta escorrentía superficial. ¿Qué significa eso? Como indican, provoca un gran peligro en episodios de lluvias intensas. Y ahí se remontan a la riada de 1982 en Alicante.

Pese a las décadas pasadas desde entonces, la expansión urbana que califican de irregular, ha progresado lo que lo convierte en un modelo diseminado de ocupación del suelo.

¿Cuál sería la zona más peligrosa? El estudio pone el foco en la Canyada del Fenollar. En ella está la Rambla de l’Alabastre que converge con otra, la del Rambutxar. Eso, alertan, supone un peligro de inundación que afectaría al 40 % de las construcciones existentes (1.320 urbanas y rústicas).

"Es preocupante ver como las personas que viven en estas partidas no solo tienen que hacer frente a la inseguridad física, también a la carencia de apoyo adaptado en caso de necesidad", recogen de Carles Vaquer, autor del estudio.

¿Cómo se está trabajando para evitar el peligro? Desde la UA valoran que la Asociación de Vecinos de la Cañada del Fenollar (AVCF) ha conseguido apoyo institucional desde la Guardia Civil, especialmente del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) y la Subdelegación del Gobierno.

El servicio municipal, prosiguen, ha reconocido la gravedad del problema y asegura estar estudiando medidas urgentes. Entre ellas, mejorar la coordinación entre la Agencia Valenciana de Protección del Territorio (AVPT), la Concejalía de Urbanismo y la Guardia Civil.

El informe de la UA recoge las críticas vecinales que denuncian la ausencia de responsables políticos. Entre ellas, la saturación en el ambulatorio y el colegio, las deficiencias en la recogida de residuos y aseguran que hay un aumento de la inseguridad.

Se observa que muchas viviendas y construcciones irregulares se ubican cerca de ramblas o zonas deprimidas del terreno, donde además, el acceso a servicios básicos y redes de comunicación queda, a menudo, interrumpido durante las riadas, como ocurre con el Colegio Público CEIP Cañada del Fenollar (asegura la presidenta del AMPA y residente en esta partida rural).

El estudio, dirigido por los docentes Pablo Giménez Font y Antonio Prieto Cerdán, ha combinado datos del Catastro, del Plan de Acción Territorial de carácter sectorial sobre prevención del Riesgo de Inundación en la Comunitat Valenciana (Patricova) y, de otras fuentes como el Instituto Cartográfico Valenciano (ICV) o el Instituto Nacional de Estadística (INE).

De ellas, se han tenido en cuenta imágenes satelitales y entrevistas vecinales para analizar no solo los aspectos físicos del territorio, sino también el impacto social.