La puerta precintada donde vivía el expolicía fallecido y la pareja detenida en el barrio de Los Ángeles.

La puerta precintada donde vivía el expolicía fallecido y la pareja detenida en el barrio de Los Ángeles.

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José María, el expolicía "mala persona": sus 'inquilinos' ocultaron su cadáver dos meses para cobrar su pensión

El agente jubilado hizo la vida imposible a sus vecinos durante años y se relacionaba con gente problemática que acogía en su vivienda de Alicante.

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Alicante
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El olor era tan insoportable que sus vecinos pensaron que podría tratarse de un animal muerto o incluso un problema en la bajante del viejo edificio, cuando en realidad el origen era el cuerpo en descomposición de José María Lozano, un expolicía nacional de 74 años de Alicante.

Los vecinos del agente jubilado no lo habían visto por las zonas comunes del edificio, situado en la calle Prosperidad del barrio alicantino de Los Ángeles, desde hacía dos meses.

Su vida descuidada, enganchado a la bebida y a las mujeres, hizo que su ausencia pasara desapercibida, más allá del putrefacto olor que salía desde su vivienda, que compartía con una pareja española, su bebé y un sobrino.

La causa del mal olor se destapó cuando la Policía Nacional entró a la casa y encontró a José María tirado en una cama en avanzado estado de descomposición.

Los extraños inquilinos que convivían con él en el piso, un hombre de 33 años y una mujer de 28, ambos españoles, se habían fugado "con lo puesto". Fueron detenidos la noche del pasado miércoles y puestos en libertad con medidas cautelares.

Ambos aprovecharon la muerte de José María para ocultar su cadáver y seguir cobrando su pensión de 1.506 euros. Pero el caso no solo ha destapado el engaño, sino años de convivencia imposible y situaciones más propias de una casa de los horrores.

Olor insoportable

Una vecina que vive al lado del fallecido asegura a EL ESPAÑOL que "olía fatal, a podrido. Había moscas, pero no pequeñas, eran moscardones. Notábamos un olor a perro muerto que se metía en la nariz, un olor frío".

"Nunca pensamos que podía ser un cadáver. Como el edificio tiene 50 años, creíamos que podían ser las bajantes, porque huelen cuando hace viento", señala su marido.

Sobre la ausencia del expolicía nacional, el hombre sostiene que "al oír voces, siempre asumes que hay alguien y no piensas que no está". Además, se da la circunstancia de que José María había tenido una operación en la garganta, por lo que apenas se le oía al hablar.

En el centro, la ventana tapiada donde estaba el cadáver de José María.

En el centro, la ventana tapiada donde estaba el cadáver de José María. Jorge Verdú

La habitación donde tenían el cadáver había sido tapiada y habían puesto velas para camuflar el olor, algo que hizo sospechar a los vecinos, pero que no le dieron más importancia al conocer el carácter del hombre.

Con todo, Fina, la vecina del cuarto cuya vivienda da justo debajo del piso del exagente, indica que escuchaba discusiones. "José María se peleaba con el hombre que tenía en casa. Le decía 'tú eres un policía de mierda, como te dé una hostia'".

Fina cuenta que las vecinas le preguntaron a la mujer que vivía en el piso dónde estaba José María, y esta esquivaba el asunto diciendo que "estaba por ahí borracho".

"Vida imposible"

Y es que el expolicía no mantenía una vida ejemplar propia de quien ha sido protector de la ley. Fina asegura que era "mala persona" y que le hizo "la vida imposible durante 20 años".

Según la mujer, nació en el barrio alicantino de San Agustín y había estado destinado en el País Vasco hasta que volvió hace unas dos décadas y se instaló en el barrio de Los Ángeles.

Según los vecinos, estaba siempre bebido y le gustaba meter a mujeres y a otras personas en casa, por lo que los recientes inquilinos no eran los primeros en convivir con él y en causar problemas.

El portal del edificio donde ocurrieron los hechos.

El portal del edificio donde ocurrieron los hechos. Jorge Verdú

Los gritos, la música y las discusiones siempre venían de su casa. Tanto es así que los vecinos de al lado tuvieron que insonorizar parte de la casa para poder descansar.

Su vida era tan enigmática como descuidada, pues aseguran que "tenía muy mal aspecto, siempre iba sucio y con mujeres que querían sacarle el dinero".

Fina y Encarnación, las vecinas del cuarto, tuvieron innumerables problemas con él. "Aún tengo descorchado el sofá por las goteras, caía pipí y de todo en mi casa", apunta la primera, mientras que la segunda destaca que a ella le estropearon el patio.

Las sospechas aumentaron cuando vieron a los inquilinos llenar carros de la compra "hasta arriba", puesto que no trabajaban. Ante las preguntas de Fina, los extraños compañeros de José María la amenazaron con golpearla.

Finalmente, la voz de alarma la dieron las hijas de la víctima al denunciar que su padre no respondía a sus llamadas desde el 2 de abril.

Ahora, con una mezcla de mal cuerpo y miedo por el posible retorno de los problemáticos inquilinos, los vecinos esperan poder descansar.