En fase de creación de un gran parque arqueológico, La Illeta dels Banyets constituye una excursión singular para los visitantes de la ciudad de Alicante ya que se sitúa en El Campello, a unos minutos de la capital de la provincia y con acceso mediante el transporte público, como el Tram o el autobús.

Se trata, según explica la institución que lo tutela, el Museo Arqueológico Provincial de Alicante (Marq), de una antigua península con vestigios desde la Edad de Bronce que quedó separada de la costa a causa de un terremoto, en una fecha incierta, en el que se destruiría y erosionaría la parte que la unía a la tierra. Pero en 1943 se volvió a unir a tierra para formar un espigón natural, empleando dinamita y destruyendo gran parte de la necrópolis prehistórica.

Los primeros trabajos en la zona tuvieron lugar en la década de 1930 a cargo de uno de los pioneros de la arqueología alicantina, Francisco Figueras Pacheco, sucesor del Padre Belda o del Conde de Lumiares en la incipiente disciplina historiográfica. Pero su conservación tal y como la conocemos hoy se debe al arqueólogo Enrique Llobregat quien evitó su demolición para construir un complejo turístico.

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Desde 1999 la Illeta pertenece arqueológicamente a la Diputación de Alicante (a través del Marq), cuando se comenzaron las exhaustivas excavaciones que han dado lugar a interesantes descubrimientos año tras año.

De la Prehistoria al Medievo

Según los investigadores del Marq, principalmente Manuel Olcina y Adoración Martínez, "las primeras evidencias de ocupación se remontan a la prehistoria y más concretamente al periodo Eneolítico, en que sus pobladores vivían en cabañas de planta oval de la que han quedado algunos restos".

En una etapa posterior, en la Edad del Bronce, los habitantes de la isla campellera construyeron dos grandes cisternas "parcialmente excavadas en la roca, alrededor de las cuales se han hallado enterramientos y estructuras de habitación. En las tumbas han aparecido punzones y puñales de metal, brazaletes, pomos y botones de marfil, y algunos vasos de cerámica".

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Sin embargo, no fue hasta la etapa íbera (hasta el siglo III a. C.) y posteriormente la romana, cuando se hizo más estable el asentamiento humano en la isla. Los arqueólogos han sacado a la luz "una calle en el sentido longitudinal de la isla: dos templos, almacenes y viviendas, algunas de las cuales de gran complejidad arquitectónica".

Ante las evidencias, los arqueólogos han lanzado la hipótesis de que se trataba de un "emporium" para el intercambio comercial. Y, "en tierra firme, junto a la torre de época moderna, se ha descubierto un alfar para la fabricación de ánforas ibéricas, del que se han excavado varios hornos".

Lo que más llama la atención del visitante, no obstante, son las piscifactorías romanas: "Balsas labradas en la roca y comunicadas con el mar por medio de trampillas correspondientes a unos viveros para peces".

"Muy erosionados por la acción del mar", se trata de cuatro balsas comunicadas entre sí que reciben "el agua del mar mediante dos canales situados en ambos extremos, las otras tres, más pequeñas están alineadas perpendicularmente a la mayor. La comunicación entre ellas se realiza mediante ranuras verticales talladas en la roca, que servían, a su vez, para facilitar la apertura y cierre de los portones".

La Illeta, como el yacimiento alicantino de Lucentum en el Tossal de Manises (que junto al constituye Marq una jornada turístico-arquelógica completa), se puede visitar en horario de verano  de martes a sábado de 09:00 a 13:00 horas y de 18:00 a 21:00 horas, y los domingos y festivos de 09:00 a 13:00 horas.