Luis Payá durante una clase de grappling policial.

Luis Payá durante una clase de grappling policial. Jorge Verdú

Alicante

Luis, el policía que forma a agentes en MMA para sobrevivir a la calle: "Lo más efectivo no es lo más vistoso"

El instructor enseña grappling policial a guardias civiles, vigilantes y al resto de profesionales de seguridad para que eviten riesgos frente a agresores.

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El pasado mes de agosto un policía nacional de Elche casi pierde la vida tras una agresión por parte de dos jóvenes. En un tiempo en el que se ha degradado el principio de autoridad, las artes marciales mixtas (MMA) se han convertido en una herramienta más de agentes, funcionarios y trabajadores de seguridad.

Es a ellos, desde guardias civiles a funcionarios de prisiones, pasando por vigilantes o policías, a los que forma y entrena el especialista en MMA Luis Payá.

Como policía local, sabe los retos a los que se enfrentan estos profesionales. Y como instructor de grappling policial, conoce la receta para resolverlos.

El cinturón negro en jiu-jitsu, y quien fuera compañero de Ilia Topuria durante su paso por el Climent Club, define el grappling policial como "una mezcla de artes marciales destinada a ser más eficiente y efectivo en el trabajo policial".

Sus entrenamientos, donde pone a prueba las capacidades de sus alumnos, consisten en trasladar una situación de la calle al tatami, para pulir los movimientos con los que resolver un enfrentamiento.

El instructor dando indicaciones a un alumno.

El instructor dando indicaciones a un alumno. J.V.

Tras una de estas intensas clases revela que "las técnicas más efectivas no son las más vistosas ni las más bonitas, pero son efectivas. Lo que queremos es reducir y contener a la persona haciéndole el menor daño posible".

Muchos de sus alumnos han sufrido o visto a compañeros en situaciones en las que su integridad corría peligro y por ello han dado el paso de formarse para sacar ese conocimiento en los momentos más peligrosos, como si de un elemento más del uniforme se tratara.

El asfalto de la calle no es la blanda colchoneta en la que entrenan, y tampoco los delincuentes o agresores tienen las manos vacías.

Payá lo sabe y destaca la importancia de contextualizar. "Tenemos que tener en cuenta que llevo un equipo de trabajo con un arma en el cinturón, un chaleco balístico que me impide la movilidad, pantalón largo, botas... Por eso muchos días trabajamos con equipo", indica.

Luis Payá: Falta muchísima formación.

Luis Payá: "Falta muchísima formación". J.V.

No solo eso; también escenifican situaciones reales de máxima tensión como un intento de apuñalamiento o enfrentamientos en minoría. Todo, combinado con órdenes verbales reales.

Efecto Topuria

Al mismo ritmo que miles de jóvenes se han lanzado a practicar MMA tras el fenómeno Topuria, los agentes también han abrazado un deporte que hasta no hace mucho era casi clandestino.

El instructor señala que, a pesar de que en los últimos años muchos compañeros han abierto la mente y han descubierto la utilidad del deporte, aún queda mucho trabajo por hacer.

"Hay policías aún que son de otra época y se resisten a aprender", lamenta. Payá afirma que muchos de ellos no abrieron los ojos hasta que les mostró lo fácil que es someter a otra persona con conocimientos.

Para él, el mayor problema es que "falta muchísima formación a nivel de patrulleros en todos los cuerpos. No hay un programa de formación continua, incluso en las academias oficiales".

Y acaba con una reflexión: "Qué sentido tiene si te dan un curso en la academia y luego no continúa la formación. Es como si te dan un curso de 20 horas de tenis, no tocas una raqueta en tu vida y de repente mañana tienes que hacer un partido de competición. Es lo mismo, pero con la diferencia de que esto es a muerte".