José Daniel Rodríguez, junto a su hijo en sus cultivos de almendros.
El reto de cultivar ecológico en Alicante con menos lluvia y más plagas: "O lo tienes en las venas o te dedicas a otra cosa"
José Daniel recibe este jueves el galardón de Joven Agricultor de Alicante otorgado por ASAJA por sus cultivos de almendros en Sax.
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El sector agrícola de Alicante atraviesa constantes retos, tanto a nivel climático como burocrático y económico.
Cada año, la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores de Alicante, ASAJA organiza la Noche de la Agricultura Alicantina con el fin de premiar el trabajo de varios proyectos con sello alicantino.
En su 15.ª edición, celebrada el pasado 26 de junio, la asociación entregaba sus premios divididos en seis categorías, siendo estas: Joven Agricultor, +Mujer, Promoción e Impulso de la Agricultura, Ganadería, Empresario Agrícola y Sostenibilidad y Calidad Agroalimentaria.
Este año, el premiado con la distinción de Joven Agricultor ha sido José Daniel Rodríguez, agricultor de Sax, por su trayectoria al frente de un cultivo de almendras ecológicas.
Desde los diez años, Rodríguez mostraba interés en los cultivos de su padre y siempre quiso ayudar en "lo que se podía" en las entonces 20 hectáreas que poseía su padre.
Años después, y tras graduarse, abrió con su esposa una clínica veterinaria en la localidad de Sax, cuyo mando sigue a cargo de su mujer en la actualidad.
Sin embargo, conforme iban pasando los años, Rodríguez, invadido por la nostalgia de su infancia, quiso seguir el camino de su padre y adquirió 60 hectáreas, a las que sumó las 20 de su padre para así empezar a cultivar almendros ecológicos, junto a una pequeña parte de olivos y viñas.
"Poco a poco, empecé a invertir en maquinarias más modernas y hoy puedo decir que cuento con las mejores herramientas del mercado", asegura con orgullo a EL ESPAÑOL.
Sus cultivos, al 80 % ocupados por los almendros, se caracterizan por ser ecológicos, una característica que conlleva muchas exigencias y un modus operandi muy concreto, como el de utilizar un abonado 100 % natural y libre de químicos.
"Lo bueno de los almendros es que se autorregulan y pequeños insectos como la mariquita ayudan a combatir plagas como la del pulgón", asegura.
Dificultades
Sin embargo, no todo es positivo en el cultivo ecológico. La burocracia es, sin duda, uno de los causantes de sus dolores de cabeza: "Solo pedimos a las instituciones que nos faciliten la vida y que no nos creen más problemas de los que ya tenemos", se sincera.
Si bien antaño muchos agricultores se dedicaban también a procesar y comercializar sus productos, en la actualidad, agricultores como Rodríguez prefieren dedicarse únicamente a la producción: "Preferimos exportar nuestras almendras directamente a nuestros clientes para así no gastar más en procesar nuestro producto", asegura.
Además de la burocracia, se suman los cambios en el tiempo. "En Sax no llueve mucho, llevamos ya dos meses sin lluvias y aunque contemos con el sistema de riego por goteo, este es limitado y la falta de agua se hace notar cada vez más", enfatiza el agricultor.
Unas lluvias que, si bien tardan en llegar, terminan por hacerlo, pero de "mala manera". "Hemos notado cómo en los últimos años ya no hay lluvias buenas, sino que llegan unas precipitaciones que, más que beneficiarnos, nos perjudican por su densidad", lamenta.
A la falta de lluvias se suma también la llegada de plagas como la de la avispilla, una de las principales amenazas para los cultivos de almendro. Concretamente, se caracteriza por la presencia de almendras vacías, pequeñas y marrones, que permanecen adheridas al árbol tras la recolección, un problema "muy complejo" de manejar, según el agricultor.
La parte positiva
Rodríguez es la viva imagen de la esperanza y de la perseverancia. A pesar de todas las dificultades y de los "años de depresión" que pueden engendrar dedicarse a la agricultura, no tiene intención de rendirse.
"En los momentos de mucha dificultad, uno puede estar atravesado por un pensamiento fugaz de querer tirar la toalla, pero entonces me siento en el porche y miro a lo lejos mis almendros y la belleza que proporcionan al paisaje, y me ayuda a recordar lo feliz que me hace mi trabajo", se sincera, mientras atiende esta llamada desde su porche.
Aun así, no romantiza la profesión. En este sentido, asegura que "la agricultura no son dos más dos, tenemos el privilegio de trabajar al aire libre, pero hay semanas en las que hacemos 70 horas y tenemos que tener una capacidad de afrontar los momentos difíciles con fortaleza. Los agricultores estamos hechos de otra pasta, y eso o lo tienes en las venas o deberás dedicarte a otro oficio", se sincera.
El relevo generacional es un asunto que preocupa a la gran mayoría de agricultores actuales y de profesiones rurales. Sin embargo, Rodríguez quiere depositar su esperanza en su hijo.
Con sus casi 16 años, muestra un "gran interés" por los cultivos y ayuda a su padre en "todo lo que puede", tal y como lo hacía este último años atrás.
"Con mi mujer le incitamos a que estudie una carrera, pero de momento no se muestra muy a favor de ello y asegura interesarse en la agricultura. Igualmente, decida lo que decida, le apoyaremos", concluye.