David López, psicólogo en Alicante.

David López, psicólogo en Alicante. Cedida

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David López, psicólogo en Alicante: "Las redes sociales pueden destrozar a alguien con una personalidad débil"

Este terapeuta habla de las primeras señales de alarma para detectar una posible adicción a las RRSS: "hay una tolerancia progresiva".

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Las nuevas tecnologías han revolucionado la forma en que nos comunicamos, trabajamos y nos entretenemos. Son herramientas que facilitan la vida diaria, pero también pueden convertirse en armas de doble filo si no se utilizan correctamente.

Según un estudio del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), uno de cada tres adolescentes sufrirá adicción a las redes sociales (RRSS). La magnitud del problema ya ha encendido las alarmas entre los profesionales de la salud mental, que cada vez reciben más consultas relacionadas con el uso problemático de la tecnología.

Uno de ellos es David López, psicólogo en Alicante especializado en terapias para adultos y adolescentes, quien desde su consulta trata de ofrecer soluciones para mitigar los efectos negativos de esta dependencia digital.

Señales de alarma

En su consulta, los pacientes suelen acudir por otros problemas como dificultades en los estudios, aislamiento social o conflictos familiares, pero al analizar el origen de la situación, el psicólogo encuentra que muchas veces el verdadero problema es la incapacidad de la persona para estar sin su dispositivo.

"Aparecen consecuencias como desatención de responsabilidades, insomnio o ansiedad cuando no pueden conectarse", señala.

Según López, hay señales claras que indican una adicción a las redes sociales. Una de ellas es la cantidad de tiempo que se dedica a estas plataformas, que va aumentando progresivamente.

"En todas las adicciones hay una tolerancia progresiva: cada vez se necesita más tiempo para sentir la misma sensación de bienestar", afirma.

Otra señal de alarma es la incapacidad de la persona para limitar su tiempo de uso. "Si alguien dice 'voy a estar solo un rato' y acaba perdiendo horas sin darse cuenta, es un indicador claro de adicción", advierte.

El psicólogo también menciona la mentira como un síntoma clave. "No conocemos gripe sin fiebre, y no conocemos adicción sin mentira", sostiene. Muchas personas ocultan el tiempo real que pasan conectadas o se excusan diciendo que están haciendo algo productivo.

Además, la privación del acceso genera ansiedad, irritabilidad e incluso síntomas físicos como insomnio o tensión muscular.

El impacto en la vida diaria es evidente: "Hay una reducción de actividades de ocio que antes se disfrutaban. Se lee menos, se escucha menos música, se pasa menos tiempo con amigos. También se observa una menor comunicación familiar y menos participación en la vida del hogar", comenta López.

RRSS, como vías de escape

Sobre las razones que hacen que las redes sociales sean tan adictivas, López destaca la inmediatez y la evasión de problemas. "Nos entretienen, nos distraen y nos evitan pensar en nuestros problemas", explica.

Además, los algoritmos están diseñados para enganchar a los usuarios mediante vídeos cortos y contenido adaptado a sus intereses. "Las redes sociales no cobran a los usuarios, su negocio es generar adictos", denuncia.

Con la llegada de la inteligencia artificial, el psicólogo teme que la situación empeore. "Esto va a hacer un destrozo mayor. Los algoritmos se vuelven cada vez más precisos y es más difícil salir de ese mundo", señala.

También advierte sobre el impacto psicológico que tienen las redes sociales en la percepción de la realidad. "Vemos fotos editadas de desayunos perfectos y nos comparamos con nuestras tostadas quemadas, generando frustración", ejemplifica.

Para él, la clave está en desarrollar una actitud crítica y aprender a desconectar. "Si eres fuerte, te ríes de ello. Si eres débil, te puede destrozar", concluye.

Reeducación en RRSS

Sobre el abordaje terapéutico, destaca que el tratamiento de una adicción conductual, como la adicción a las redes, es diferente al de una adicción a sustancias.

Mientras que en esta última el objetivo es la abstinencia total, en el caso de las adicciones comportamentales, como el uso de redes, el enfoque es la reeducación.

"No podemos decirle a alguien que no use nunca más internet, porque es algo irreal", aclara.

El proceso comienza con una fase de retirada en la que se limita el acceso a los dispositivos. "No se trata de quitar el móvil, sino de cortar el acceso a internet", explica.

Durante este tiempo, se evalúa el estado emocional del paciente y se identifican las razones que lo llevan a buscar alivio en las redes.

Esta fase puede ser complicada, ya que algunos adolescentes experimentan agresividad y ansiedad al perder el acceso a sus dispositivos. "Hay artículos que reflejan cómo algunos agreden a sus padres en estas situaciones", comenta.

Tras la retirada inicial, el tratamiento avanza con la estructuración del día a día del paciente. "Si tiene el móvil, no hará nunca nada en su vida", señala. Por ello, se fomenta la participación en actividades extracurriculares, deporte y contacto social presencial.

Cuando el paciente ya ha adquirido cierta estabilidad, se inicia una reintroducción gradual de la tecnología con un control parental. "Vamos dándole el móvil poco a poco y observamos cómo gestiona su uso", explica. El objetivo es que la persona aprenda a manejar la ansiedad sin recurrir compulsivamente a la tecnología.

Para ilustrarlo, usa una metáfora: "Tienes que aprender a surfear la ola. Si te dejas llevar por la ansiedad, caes de la tabla y coges el móvil. Pero si logras mantener el equilibrio, gestionas el impulso sin necesidad de ceder a él".

De este modo, el tratamiento busca fortalecer al paciente para que no dependa de las redes sociales como vía de escape emocional.

Finalmente, recalca que todas las adicciones comportamentales requieren un enfoque de control y no de abstinencia total.

"No puedes dejar de comprar para siempre si tienes adicción a las compras, ni dejar de tener sexo si tienes adicción al sexo. Hay que aprender a gestionar los impulsos y a controlar la ansiedad detrás de esas conductas", concluye.